La pregunta resulta todo un disparador para poner la discusión en su máxima expresión: ¿ Qué virtud resulta mas primordial en la relación de un matrimonio o de una pareja de novios ? El amor o la confianza.-
Podrá decirse rápidamente y con razón que ambos sentimientos deben existir. Y otros podrán afirmar que sin amor no hay relación. Eso está claro.
Pero. ¿ Sin confianza puede sobrevivir la misma ?. Nadie podrá dar una respuesta positiva.
Porque sin la vigencia de ese factor que es la mutua confianza, nada puede crecer. Ni siquiera sobrevivir y su final no puede ser otro que la ruptura y el fracaso.
Lo dicho no procura advertir el futuro de ninguna pareja por cierto. Se trata de echar una mirada sobre la situación del gobierno nacional al finalizar el año e ingresar en lo que será su último tramo de casi dos años de gestión y en base al principio de «idilio» que debe existir entre los gobiernos y los gobernados. Casi como una pareja.
Desde la exagerada y desproporcionada frase bandera del gobierno que habla de la « década ganada», a la oposición mas extrema y sus posturas, seguramente existen justificados matices que transitan por el medio de ambos extremos. Sobre todo, aquellos primeros años K que llegaron hasta el triunfo electoral de 2005 y se extendió un poco mas, dejan cosas para destacar y aprobar.
El resto, fue una pendiente inclinada que llega a estos días con un país envuelto en carencias de elementos básicos como la energía, la seguridad y la justicia, por citar solo un trípode mas que importante en la estructura de un país.
Pero están la inflación, el ya jeroglífico mapa de los subsidios a las tarifas, la relación nación – provincias y muchos mas.
Pero: se trata de poner en un punto central el momento institucional que significa el final de 2013. Es allí donde recurrimos a la paradoja del comienzo. Supongamos que entre el gobierno nacional y el pueblo ( ni nosotros podemos eximirnos de tan poderosa expresión ) sigue existiendo el gran amor de otros tiempos. Que ese país «con buena gente» que dice la publicidad oficial sigue sintiendo por el gobierno el amor de los primeros tiempos. La pregunta es: sigue existiendo en ese pueblo la confianza en el gobierno nacional, tanto en lo que hace a su capacidad de conducir el timón del país como en la honestidad y transparencia de sus máximos exponentes: ¿ Pone ese pueblo las manos en el fuego, empezando por la llamada familia presidencial incluída la presidente ( por acción u omisión ) en los casos de ruta del dinero, empresarios como Lázaro Baez, o el vicepresidente Boudou y sus relaciones con la emisión de billetes y la calcográfica Ciconne ? ¿ Y cree en ministros como De Vido, Timerman, Capitanich, Kicillof etc. etc, al que se le pueden agregar na-da menos que al máximo jefe de las Fuerzas Armadas, el flamante Tte Gral Milani ?
Aceptamos que nos digan que el amor dure, aunque su intensidad según la última elección haya caído en 20 puntos. Pero la confianza es una moneda escasa. Por no decir inexistente.
Las palabras de la « propia tropa» buscando mas justificar que defender estas y otras cuestiones son el ADN de lo expresado.-
Así las cosas, el panorama que se advierte no puede ser menos que preocupante. Si quiere, la oposición en general no aporta mucha tranquilidad como que no sea la seguridad de ser un calmante para los dolores actuales. No parece en condiciones de ser el remedio para todo el mal.
Sería mucho mas grato, cerrar el año con otra visión. Esta que exponemos no es- ni por asomo – la mas extrema que podemos sentir. Pero insistimos en la pata de este trípode que nos parece esencial y brilla por su ausencia: podrán esgrimirse acusaciones cruzadas, echarse las culpas unos a otros y como las parejas del principio, hasta jurar que se siguen amando.
Pero entre la sociedad y este gobierno, la confianza se fue desgastando y de ella no queda nada. Y decimos NADA porque no aceptamos que algunos seguidores que siguen formando fila, aduzcan tenerla. Confundir intereses – y en otros casos temores – con confianza en el otro es una alternativa que no nos permitimos.
Cuan fino cristal, esa relación se hizo trizas y sin ella pretender seguir tal cual como era la relación anterior es una utopía sin ninguna posibilidad de éxito.
Tal vez haya llegado el momento, como tambien ocurre con esos matrimonios, de plantearse las cosas con claridad, poner por delante «los hijos» ( el pueblo) y definir como llevar adelante el final del vínculo. Con madurez, aceptando la ayuda de quienes con honestidad quieren bindarla y decirle a todos, empezando por los mas allegados, que hasta acá llegó la unión.
Aclarando que eso no supone no cumplir con los compromisos asumidos que llegan inexorable-mente hasta el 10 de diciembre de 2015. Y que contrario sensu a lo que dirán sobre este artículo «desestabiliador» los últimos mohicanos del gobierno, reestablecería la credibilidad en los gobernantes y al volver a creerle – aunque sea en cosas que tal vez nunca quisieron decir – el tránsito al nuevo ciclo sería mas llevadero y menos traumático para todos.
La otra alternativa es la que suelen declamar los talibanes del gobierno: Morir con las botas puestas.
Cosa que no entendemos y menos aplaudimos: Aquí se trata que nadie muera y todos lleguen con vida al momento de iniciar nuevos caminos, nuevas ilusiones y nuevas confianzas.
E intentar un nuevo amor. Pero primero hay que terminar del mejor modo este matrimonio que sin dudas, como dice algún chico « ya fue»
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