Por Héctor Ricardo Olivera
Un hecho gravísimo que pega duro a una sociedad sensibilizada por su pasado llama a la solidaridad y la preocupación de todos.
Lamentablemente los vicios sociales que conviven entre nosotros intentan desnaturalizar la realidad y se vuelcan al uso bastardo de una desgracia.
La desaparición de un artesano en el sur, Santiago Maldonado, ha movilizado a toda la sociedad.
Es cierto que esa inquietud ha degenerado en la pretensión de usar el drama como un instrumento político faccioso con la asquerosa maldad de desviar la atención hacia una protesta que usa de la víctima sólo como un instrumento al servicio de imaginaciones destituyentes.
Posiblemente la más repugnante conducta ha sido la de un grupo de dirigentes sindicales docentes que decidieron invadir las aulas como si fueran un ejército de ocupación y usar a los alumnos como carne de cañón de sus confusiones anarco-conservadoras.
No es fácil comprender qué ocurre en esas cabecitas, pero una interpretación puede surgir de analizar la deformación que sugiere el nombre de la entidad gremial.
CTERA; QUE DE ELLA SE TRATA, SIGNIFICA “CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE LA Educación de la República Argentina”.
Precisamente al dejar de llamarse maestros y calificarse de trabajadores han de imaginar que son operarios de una línea de producción cualquiera que maneja materiales que alimentan la rueda de la producción.
Olvidan entonces la vocación y se desprenden de la comprensión de que su tarea debe formar personas con sentido crítico, responsabilidad ciudadana y conocimientos que sirvan a su futuro.
La mayor evidencia de la chatura intelectual y la pretensión de la infiltración partidaria es que no perdonaron ni a los chiquitos del nivel inicial.
Cuesta en verdad imaginar a una maestra que sea realmente maestra contándoles a los chicos de sala amarilla que a Maldonado lo secuestró la Gendarmería.
Son los mismos maestros de los alumnos de 15 años cuya mitad no entienden lo que leen.
El único dato positivo, porque la torpeza siempre despierta buenos sentimientos y asunción de responsabilidades, es la reacción de padres y madres que reprobaron unánimemente al ejército de ocupación de las aulas.
Como ya se ha dicho aquí antes de ahora, no será fácil convivir con sectores irregulares que reniegan de la Democracia y como consecuencia de ello no aceptan las reglas del juego.
Por eso hay que estar firmes, sin violencia pero sin vacilaciones, para que de a poquito se termine esta infección alimentada desde la gestión anterior.
Nadie se abstiene de reclamar la aparición con vida de Santiago Maldonado.
La diferencia reside en que unos lo deseamos sin especulaciones en tanto otros grupos radicalizados lo usan como excusa para alimentar retornos a un pasado de corrupción, mentiras y violencia.