La frenética política argentina nos impone un ritmo que más de una vez altera el orden lógico que debería ser la norma y casi sin darnos cuenta caemos mansamente en la trampa.
Así es que la marquesina muestra en sus primeros planos los nombres de los ladrones y olvida a los que trabajan en serio para denunciarlos y lograr que terminen todos detrás de las rejas como corresponde.
Por eso creo que se debe alterar el orden yresaltar la figura de una mujer que desde su puesto de Diputada Nacional está cumpliendo cabalmente con su tarea y por tal debe ser destacada, admirada y receptora del agradecimiento de todos.
Se llama Margarita Rosa Stolbizer.
Es, como si su nombre fuera una premonición, un ramo de flores en medio del basural post kirchnerista.
Pertenece a un Partido Político de su creación, el GEN, (Generación para un Encuentro Nacional), y sus inicios en la política se dieron en la Unión Cívica Radical de donde supo extraer, sin dudas, los valores originales que ya no existen formalmente en el sello que reemplazó al viejo Partido.
Margarita vincula a la Moral con la Política.
Esta simple combinación la destaca y le da fundamento a su labor firme y valiente que ejecuta cada día al servicio de la erradicación de la corrupción.
Sus denuncias son producto de una tarea seria y responsable, lejos de toda especulación mezquina y basada siempre en documentos y análisis inobjetables.
No enfrenta a la ex Presidenta en procura de luces en el ring.
Lo hace porque entiende que la Justicia debe actuar munida de la documentación y los recursos que le permitan cumplir con la mínima tarea que es esperable de ella, que simplemente consiste en meter presos a los ladrones y recuperar los dineros públicos que se robaron.
Los ejemplos de la seriedad con que Margarita actúa son muchos y desde hace mucho.
Por eso no hace falta repetirlos.
Sirva apenas de ejemplo la última denuncia que anticipó el movimiento de dinero en las cuentas familiares de los Kirchner y terminó con la apertura de las cajas de seguridad de la hija donde se encontraron cuatro millones seiscientos sesenta y cuatro mil dólares, (U$S 4.664.000,00) además de los registros de otros movimientos millonarios a nombre de una chica que no necesitó pedir licencia por maternidad porque no trabajó nunca.
El fatalismo que nos caracteriza a los argentinos nos hace presa fácil de muletillas que simplifican el razonamiento y anulan el análisis criterioso.
Decimos que todos los políticos son iguales y así creemos que nada puede cambiar.
Margarita Stolbizer es una muestra de que hay otro camino.
Ella seguramente no se detendrá si nadie se lo dice.
Pero se sentirá más fuerte si lo decimos sin otro interés que destacarla y acompañarla desde nuestra conciencia cívica.
Por lo demás, no hay dudas que sabrá escapar de las trampas que intentarán someterla.
Una foto, un palco o una mesa junto a algunos que no sean de su misma madera será entonces apenas una circunstancia, pero no podrá complicarla quien, por ejemplo, fue cómplice de las maniobras que ella denuncia.
Hace unas horas la escuché decir su mejor discurso.
No fue una pieza oratoria antológica ni una cita de conocimientos de alto valor intelectual.
Dijo, simplemente, “yo hace 25 años que vivo en la misma casa”.
El “margaritazo”alcanza y sobra para felicitarla y acompañar su tarea al servicio de la limpieza del terreno donde podamos construir entre todos una República sana, democrática y solidaria.
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