El Presidente Macri y la Gobernadora María Eugenia Vidal no tienen más remedio que ponerse las botas de goma y caminar por el barro.
Es que un barrial es lo que le dejaron sus antecesores.
Sus jornadas, como la de todos, tienen 24 horas y hay que reconocer que no las están usando mal.
De todos modos y pese a los primeros planos que ocupan la corrupción, las mentiras y los desmanes, es necesario alzar la mirada para atender, junto con lo urgente, lo importante.
Solo así este País podrá recuperarse del daño infringido por el populismo autoritario.
A la hora de procurar cambios de fondo, no es fácil establecer prioridades.
Pero no hay dudas que una de ellas, quizás la primera, sea el mejoramiento del sistema educativo.
Es que la Educación es el componente cuya ausencia alimenta todas las crisis.
Encararla en serio implica una nueva forma de hacer Política, porque sus tiempos son siempre incompatibles con los del calendario electoral.
Hace falta calidad de estadista para que quien gobierne actúe sabiendo que los resultados no se verán en las elecciones que vienen sino en las generaciones por venir.
En la Provincia de Buenos Aires tuvimos este año la buena nueva de que el inicio de las clases no se viera alterado por el vicio sindical de las huelgas habituales.
Fue, sin dudas, un paso adelante.
No alcanza, pero genera condiciones para que se pueda intentar lo que verdaderamente importa, que es que los chicos aprendan.
Es claro que para ello hace falta que los maestros enseñen, y eso no parece ser hoy por hoy un hecho mensurable.
Precisamente por ello debería imponerse el criterio de realizar auditorías externas que midan la calidad de la enseñanza no solo para corregir lo necesario sino también para fijar sueldos diferenciales en función de los resultados, porque es injusto que la maestra que no enseñe cobre lo mismo que la que sí lo hace.
En medio de este panorama, el martes pasado los maestros sometidos al reinado de Roberto Baradel cerraron las aulas por razones absolutamente ajenas a su actividad.
Fue apenas una demostración de fuerza de este sindicalista transformado ya en un burócrata eternizado en su cargo.
Lleva ya más tiempo en su reinado que el largo de su melena y el espesor de su figura.
Nunca se lo vio planteando una cuestión distinta que el aumento de salarios y el mejoramiento de las condiciones de trabajo.
Es, como tantos otros, uno de los que creen que la organización de los trabajadores es solo para pedir, reclamar o exigir, pero nunca para arrimar una propuesta que sirva al mejoramiento del servicio que prestan.
La huelga del martes alargó el feriado del 25 y no sirvió para otra cosa.
Baradel salió en los diarios.
Hay que agregar que también salió en medio de la denuncia del Gobierno de la Provincia por el desfalco en IOMA, donde su sindicato forma parte del Directorio, por una defraudación que supera los 2.800 millones de pesos durante la gestión Scioli.
Poco ayuda a la Educación que un personaje de estos conduzca a los maestros.
Poco se ayudan también los maestros sosteniendo a esta gente.
La Gobernadora ha dicho que descontará el día a los maestros que no fueron a sus escuelas.
Generalmente estos descuentos no se hacen porque forman parte del arreglo de la situación.
En realidad, si la Gobernadora quiere mostrar un cambio, debe esperar que la Justicia ordene el pago, apelar tantas veces como sea posible y entonces sí, si corresponde, efectivizar el pago.
Es posible que con esta modalidad nunca aplicada, la convocatoria a un paro sin sentido pierda interés y los chicos dejen de ser rehenes de un cacique “deseducador”.
NOTA DEL AUTOR: a la espera de una desmentida poco probable y, en todo caso, tardía e inconsistente, me abstengo de comentar el acto político partidario del viernes último en el Vaticano.