La irrefrenable vocación monologuista de la Presidenta la succiona hacia un mundo de fantasía que potencia tan sólo a los “pibes para la liberación” que antes llenaban la Plaza y ahora colman los patios interiores de la Casa Rosada.
En su última función de stand up la Jefa expuso, entre otras cosas, su fantasía educativa.
Para ella la entrega de millones de computadoras y la creación de algunas universidades son la expresión de un desarrollo educativo inigualable.
Como en todos los casos, la Argentina está siempre primera en el Mundo y lo que se anuncia es algo que jamás antes había ocurrido en el País.
Este apropiamiento confiscatorio de “la primera vez” y el “nunca antes” constituye un slogan facilista que es parte central del relato que está por cumplir 12 años.
La Verdad, invulnerable a las histerias y las simulaciones, dice muy otra cosa.
El Gobierno se obstina en hablar de la “escuela inclusiva” pero los datos de investigaciones serias dicen que el ausentismo de nuestros alumnos es el mayor entre los 65 países controlados en tanto el ausentismo docente está en el puesto 63 entre los mismos 65.
¿De qué escuela inclusiva se puede hablar si los chicos no van y los maestros tampoco?
¿Alguien se acuerda cuando Scioli dijo que los días de clase perdidos por la huelga serían recuperados durante el año?
¿Alguien se acuerda que en la Provincia de Buenos Aires se aprobó un proyecto de Ley que admite el nombramiento de maestros sin título?
¿Alguien escuchó a algún dirigente sindical reclamando por esta flagrante violación del ejercicio profesional del magisterio?
Las preguntas podrían extenderse hasta el infinito.
Pero quizás todas puedan resumirse en la noticia que anunció que la Universidad de Buenos Aires, (UBA), va a incluir en el Ciclo Básico Común, (CBC) CLASES DE LECTO ESCRITURA PARA LOS ALUMNOS INGRESANTES.
ESOS JÓVENES FUERON AL Jardín de Infantes, pasaron 6 años en la Primaria y otros 6 en el Secundario.
¿Cómo llegaron sin comprender lo que leen y sin saber escribir?
Fue así porque el populismo educativo prohibió la repitencia, anuló las bajas notas por “estigmatizantes” y suplió el esfuerzo por la fiesta.
La declinación se extiende como una peste.
En Mar del Plata sólo 140 aspirantes entre 800 para ingresar a la Policía aprobaron el examen de escritura y comprensión de textos, (se exifgía secundario completo).
Para decirlo en lenguaje accesible, estamos construyendo una sociedad de burros más burros que nosotros, que no es poco.
Lo peor es que no se trata de una equivocación sino de una concepción política que planifica la ignorancia para asegurar el sometimiento.
Pocas ideas, pocos libros y algún que otro plancito de simulación de ayuda son las condiciones que dibujan a los conservadores de todos los tiempos aunque se autocalifiquen de progresistas.
No importa que parezcan modernas algunas actitudes.
En el fondo, son los mismos que en su momento regalaban la alpargata izquierda el domingo y la derecha el lunes, después de la elección.
Si alguno era demasiado rebelde, lo sacaban de la fila y le decían “vos ya votaste”.
La reparación de tanto daño no será fácil.
Peor aún si la sociedad no reacciona y posterga el cambio imprescindible.