El gobernador de la provincia de Buenos Aires y uno de los mas firmes candidatos a presidente de la república en las próximas elecciones estuvo en Ranchos esta semana para dejar inaugurada la reparación de 33 Kms de pavimento que unen esta ciudad y Chascomús.- Con generoso despliegue, ornamentación propia de una campaña electoral, presencia de delegaciones escolares y televisión nacional en vivo transmitiendo para varios canales, un lunes a las 11 de la mañana la población centró y hasta modificó su actividad para esta inauguración que contó nada menos que con la presencia de once intendentes de la provincia que viajaron especialmente para dar marco al acto. posar para alguna foto, firmar presente en el boletín de campaña y otros menesteres bastante chicos si se comparan con algunas otras cosas en las que podrían emplear su tiempo los gobernantes.
Dicho así, este párrafo pareciera en estos tiempos que corren casi un ensañamiento para con el gobernador Scioli. Pero en realidad, sin pretender convertir lo dicho en un elogio para el precandidato presidencial, la mención apunta mucho mas allá de las aguas del citado gobernante y hasta de su partido político, que solo es para este caso un claro ejemplo de la conversión que ha sufrido la política, pero no un exclusivo practicante de la misma.
Cosas similares, se observan continuamente, en provincias gobernadas por otros signos políticos, sean Santa Fé, ciudad de Buenos Aires o Córdoba. Algunos son algo mas recatados. Otros hacen cosas peores aún.
Y mirando como se hace «polìtica» en la Argentina de estos tiempos, se nos ocurrió hacer un poco de memoria sin irnos geográficamente a ninguna parte. Así fue que tratamos de recordar como fue la inauguración de la ruta 29 nueva y sus 45 Kms entre Brandsen y Ranchos a principios de los sesenta. Y en realidad – salvo fallido de nuestra memoria – no ubicamos ese acto ni a ningún gobernador ni candidato a pre-sidente ni mucho menos canales de televisión en directo a todo el país ni gobernantes llegando de toda la provincia para hacer número. Y seguimos el recordatorio y tampoco visualizamos las visitas de «primo cartello» para inaugurar la primera red de agua potable y la planta central del pueblo; o la red de cloacas y la planta de tratamientos.
No recordamos al gobernador en la inauguración de la escuela Secundaria y por cierto, creemos que ni siquiera el ministro provincial de educación estuvo. Y mucho menos, acto, televisión y todo lo demás.
La revisión puede extenderse al Centro de Educación Física, el primero en su tipo en la región o aquellas 60 o 70 cuadras de asfalto de la ciudad hechas en una sola licitación. O el camino a la escuela 8, o el de Renner, caminos que ahora resulta imposible siquiera reparar. Seguramente para alguno de esos casos, la contracara es que alguno de esos gobernantes, estaban en esos lugares por hechos de facto y no por el voto de la ciudadanía. Repetimos que en algunos casos. No todos.
Pero la democracia no debiera ser la herramienta para cambiar comportamientos que no eran los reprobables de aquellos. Debe ser imprescindible para otras cosas, pero no para actuar distinto en lo que nadie nunca reprochó.-
Y vale insistir: no es patrimonio del gobernador Scioli estas caricaturas de la política actual. El jefe porteño gusta de grandes inauguraciones de bicisendas y el de Córdoba de alguna plaza en una ciudad del interior.
El problema mayor – aunque no es una pavada – no está en el derroche de medios, dineros, montajes y esfuerzos en actos que por cierto lejos están de merecer tamaña alharaca. Lo peor, hasta para ellos mismos, es que al hacer esta comparación, queda al desnudo que en la actualidad se inauguran muchos mas obras…….., pero se hacen muchas menos.
Y esto escrito en un medio de Ranchos, que por cierto es una ciudad que toda la región (y un poco mas allá también) marcan como un ejemplo de obras realizadas en los últimos años, cosa que rubricamos y reafirmamos. Y lo hacemos porque no desconocemos los servicios ampliados de agua potable, cloacas, gas, algunas viviendas y segura-mente la obra mayor de estas últimas décadas que es la laguna.
Pero aún así, en el silencio de otras épocas, sin helicópteros que espantaran a los pájaros un lunes a la mañana, cuesta en el balance moderno ganarle a la cantidad y a la magnitud de las obras de tiempos pasados.
Y es eso precisamente lo que delatan estas inauguraciones como la vivida en Ranchos hace pocos días. Si hubiera tantas y de importancia mayor, en esta provincia, en la ciudad de Buenos Aires, o donde sea, demasiado ocupados estarían sus máximos gobernantes en estrenarlas.
Tan ocupados que para estas minucias, mandarían con mucha suerte – y en auto nomás – a un funcionario de segunda o tercera línea.
En lo que hacen y se, se nota claramente lo que no hacen y lo que por lo tanto tampoco se ve.
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