La argentina toda está ya envuelta en un clima electoral que lejos de amainarse irá creciendo hasta que llegue la hora de las urnas, ganadores y perdedores y el comienzo de una nueva (¿nueva?) etapa institucional. Luego de 32 años de práctica de esta herramienta constitucional que son las elecciones, el supuesto debiera indicar que algunos vicios, deformaciones, maneras inconducentes y «otras yerbas» habrán ido desapareciendo, otras mejorándose y sobre todo, a esta altura habrá una dirigencia que mas allá de sus proyectos, posturas, pensamientos ideológicos y pertenencias partidarias, habrán sabido ganarse el respeto mayoritario de los ciudadanos a los que pro-curan gobernar.
Pero……- Estamos asistiendo a un proceso pre-electoral sin antecedentes y que no podría haber imaginado ni el mismísimo Tato Bores, al que esta columna hace muy poco le tomó para titular una reflexión que dejara en su profusa herencia humorístio/reflexiva. Hasta Discépolo ochenta años atrás hubiera descreído de cualquier profecía que se adjudicara la premonición de un ciclo como el actual, que – es válido aclararlo – aún tiene varias semanas por delante con lo cual, es inimaginable lo que puede llegar a ocurrir aún.
Resultaba curioso a este autor, oír hace algunas horas como un «militante» del actual gobierno nacional se refería a «la oposición» calificándola como «no existe», y a sus máximos dirigentes ( por ejemplo Macri, el candidato opositor con mayor adhesión) como «contradictorio».-
«Es que ha dicho cosas que luego ha debido contra-decirse» opinaba. « En algunos temas ha tomado posiciones que luego cambió» agregaba. Y por cierto razón no le falta.
Si un simple vistazo al candidato opositor con mas adhesión ciudadana permite que se le notan «las hila-chas», es fácil barruntar lo que ocurre con otros que ya han sido cuasi deshechados por el común de la gente. Pero.
Corresponde por lo menos echar el mismo vistazo al oficialismo. Y ya no para hallar contradicciones en el gobierno y sus adláteres, que rápidamente llenarían esta columna sin tener que hacer grandes esfuerzos. Basta recordar el momento del asesinato del fiscal Nisman ( utilizamos el término asesinato siguiendo la respetada teoría criminalística que asevera que si ante una muerte a los 30 días no se confirma rotundamente que es suicidio, entonces es homicidio ) y contar a la propia presidente afirmando que « se trataba de un suicidio» con la seguridad que imprime a sus palabras la Dra. Fernandez, que apenas dos días mas tarde dijo en cadena nacional «no tengo las pruebas, pero tampoco tengo dudas que se trató de un homicidio» y con el paso del tiempo, es cierto que ya no asevera mas, pero todos tenemos la íntima presunción que hoy si estuviera obligada a dar su «presunción» volvería a decir que fue un suicidio.
No son esas contradicciones -y no porque escaseen- las que mas nos ocupan en esta columna. Se trata del observar «el censo dirigencial político» y hacerse algunas preguntas. ¿Esa dirigencia opositora que no existe según el oficialismo, era la que integraban hasta hace apenas unos días, dirigentes como Darío Giustozzi, Mario Das Neves o los intendentes Othacehe, Eseverri, Zúcaro, Guzman, etc. etc., fundadores hace dos años nada mas de la principal fuerza opositora al gobierno que hasta le ganó las elecciones en la provincia de Buenos Aires?.
Y la pregunta es obvia. Ante la apertura del libro de pases y el regreso al partido gobernante de ellos y unos cuantos mas. ¿ Esos mismos dirigentes, ahora Existen, son serios, creíbles, inteligentes, idóneos, probos, capaces y sobre todo – no olvidar esto que en el peronismo hasta tiene fecha de celebración en el calendario-leales ?.
Es de bochorno lo que está ofreciendo la política argentina, ante la pasividad y hasta complicidad de la ciudadanía, que, lejos de calificar comportamientos inaceptables de quienes aspiran a representarlos y administrarlos, solo se fijan desde y hacia donde marchan «los pases» de los jugadores.
Si Larraburu, Baldomero Alvarez, el propio Das Neves (candidato a vicepresidente opositor en 2011), «pepe» Scioli (candidato a senador en contra de su hermano hace dos años) y (la lista es muy, pero muy larga) dejan la oposición «donde eran vergonzantes» y pasan a militar en el oficialismo, parece que lo hicieran navegando por las aguas del Nilo, lavando todos sus pecados y limpios de toda culpa, llegan al puerto del oficialismo y reencarnados suben al altar de sus nuevos «espacios» y comienzan a oficiar misas, con los nuevos mandamientos que han adoptado «dando testimonio de su nueva fe» que al fin y al cabo es la misma que gritaban a los cuatro vientos hace tres, cuatro, seis u ocho años y que después pasaron a condenar desde la que decían era la vereda de enfrente o a lo sumo en otros, « la ancha avenida del medio».-
Por cierto que el partido gobernante tiene todo el derecho a defender su gestión y hasta le cabe el de callar sus errores. Nada ni nadie puede obligarlos a declarar en su contra. Y naturalmente, que en el balance, la misma ciudadanía tiene (y debe) expedirse de acuerdo a lo que considera lo mejor, y entre esas opciones, la de premiarlos con mantenerlos en el gobierno es una de ellas. Pero debiera hacerlo respaldando sus inclinaciones en méritos que le reconocen como propios al gobierno, y no sostenerse en los errores, vicios e incoherencias de la oposición, que no solo no resulta consistente, sino que es a todas luces una excusa de ocasión, mas propia de marido hallado in fraganti que de ciudadanos responsables decidiendo sus propios destinos y el de las futuras generaciones, con sus hijos, nietos y demás entre ellos.
Por lo tanto: no es esta columna la que haga análisis puntuales de política partidaria y no lo será tampoco en esta oportunidad. Pero si hurgar en las conductas sociales que tienen implicancia en la vida de todos. Y en ese buscar, esta expresión que va creciendo con el andar de la presente campaña, que señala «las incoherencias, contradicciones o «extrañas» sociedades que hace la oposición, no pasará gratuitamente por el pensamiento editorial de este medio.
Si de alianzas contranatura, hijos «políticamente» bastardos, contradicciones y cuanta hacienda mezclada de toda raza se trata, nadie, pero absolutamente nadie mejor expositor que lo que ofrece hoy el oficialismo nacional.
Con todo derecho la ciudadanía mayoritariamente puede decir que eso le importa poco y que no le influye para decidir su sufragio. Pero claro, si no le importa que eso mismo no resulte su mayor argumento a la hora de analizar la hacienda del vecino.-
Porque hasta el mas insignificante de los juegos se practica con un reglamento que es único y el mismo para toda la cancha. Ahora bien: si nos quieren decir que la mano en un área es penal y en la otra es gol a favor, entonces, déjennos a algunos decir que «humildemente creemos que nos están haciendo trampa».-
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