En razón del viaje presidencial a la Cumbre de las Américas en Panamá, desde el viernes a la tarde y por el día de ayer la Presidencia de la República estuvo a cargo de Amado Boudou.
Adormecidos por acostumbramiento casi ya no sentimos ni vergüenza.
Lo cierto es que la Patria de San Martín y Belgrano, la de la Generación del 80, la de Irigoyen, Perón, Illia y Alfonsín entre tantos, tiene sentado de vez en cuando a un bon vivant en el sillón de Rivadavia.
Y no es solo la Patria de los políticos.
Es la de los Premios Nobel, la de Borges y Sábato, la de Favaloro, la de Pichuco, la del “Polaco” Goyeneche, la del “Flaco” Spinetta, la de Gustavo Cerati, Astor Piazzola y Jairo.
Junto a estas figuras rutilantes hay otras y miles de anónimos que trabajan, crían sus hijos y viven como pueden.
No hay dudas que no nos merecemos este agravio.
Agravio que casi ni hace responsable al protagonista sino a quien lo eligió personalmente para ese inaudito protagonismo.
Un Vice Presidente doblemente procesado con confirmaciones de segundas instancias por coimas y falsificación de documentos y a la espera de otros juicios es una mancha insultante.
Podrá argüirse, y lamentablemente con razón, que lo eligió la gente.
Pero también debe ser dicho que esa legitimidad de origen se diluye cuando falta la legitimidad de ejercicio.
Quien tiene la responsabilidad de sacarlo ya ha demostrado que no lo hará.
Razón más que suficiente para que tengamos cuidado a la hora de elegir, para que quien no puede con esta obviedad no cuente con el respaldo que le permita nuevas andanzas de este tipo.
La madre de Amado se habrá inspirado en su amor de madre a la hora de elegir su nombre.
No tiene ninguna culpa.
Lo cierto es que el nene no le salió bueno.
No lo ama su esposa original, que reclama por la mitad de un auto cuyos papeles fueron falseados para no darle la mitad.
Parece que todavía lo ama su ex compañera pelirroja complicada ella también en asuntos judiciales.
Por obediencia debida nada dicen los súbditos oficiales.
Menos aún los dos candidatos del mismo palo que aspiran a suceder a la Presidenta.
Massa lo trajo al ANSES y lo puso en carrera para ser luego un inferior suyo como Jefe de Gabinete.
Scioli, en pleno proceso de kirchnerización, ha reducido el color naranja y ahora es “Sioli para la Victoria”.
Hasta el Diputado Kunkel, que las va de guapo, calificó a Scioli como “bombón chupado” porque nadie lo quiere agarrar.
Ya lo veremos degustándolo en su boca y gozando con el dulce.
Esta postal no es, desgraciadamente, una mancha más.
Es parte de un álbum de fotografías inmenso del que debemos liberarnos para empezar la tarea de reparación de la República.
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