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Editorial: Al borde del abismo

Entre tantos temas que son noticias ampulosas en la argentina actual, esta semana la situación del hospital de Niños de San Justo en el partido de La Matanza se ganó su lugar en la opinión pública por el dramatismo que encierra. Los medios (salvo claro está los que nunca se enteran de estas cuestiones que señalan la situación actual del país) mostraron largas colas de padres con sus hijos a cuestas en la vereda del centro de salud, esperando poder ingresar al edificio en la medida que se hacía lugar en “Emergencias” para darle atención a sus pequeños. La tensión generada fue explicada por médicos, enfermeros, auxiliares y los propios vecinos. “Es que este hospital se está quedando sin profesionales. Los pediatras desde hace ya tres años se van yendo porque lo que paga el municipio de La Matanza fue perdiendo valor y todos van buscando mejores remuneraciones que por cierto consiguen en otros lados” explicó una médica convertida en vocera. Lo que agregó es conmovedor: “Tres días por semana ya no hay guardias de especialidades muy comunes porque quienes se van no son reemplazados….”.
Este panorama nos trajo de inmediato una muy rica conversación mantenida hace un par de semanas en medios de este grupo con el reconocido pediatra ranchero ya jubilado, Dr. Ricardo Minafre. Ante el planteo periodístico sobre el servicio de salud que se brinda en Ranchos y el distrito, el profesional recordó su postura contraria a la creación de la terapia intensiva en el hospital Campomar “porque significa un altísimo costo tanto en la creación como su mantenimiento” “mientras cada día cuesta mas sostener la atención primaria de salud para la población” reflexionó el médico.
Fue muy interesante el momento en que Minafre se preguntó al aire: “no hay que ir a las circunstancias mas excepcionales como puede ser fines de semana, feriados o una madrugada. ¿Si tenés que ir a consultar un médico clínico cualquier día de la semana por la tarde, adónde vas que no sea a la guardia del hospital?” se preguntó.
Y continuó: “Yo suelo preguntarme por mi mismo. Si necesito que alguien venga a atenderme a mi casa, ¿a quién llamo?. Seguro que el Dr. Pérez me atiende, pero porque es amigo….” dijo con un dejo de broma.
“Recuerdo que no hace tantos años había por lo menos siete médicos atendiendo en sus consultorios todos los días. Cosser, los dos Bozzano, Pérez, Castro, Alfonso, Rondinelli, Maggi y alguno más que seguro me olvido. Hoy creo que solo da algunos turnos que le permite su salud el Dr. Pérez. Y no hay mas” repasó.
En una ciudad cuya población poco menos que se duplicó en unos 20 años, sorprende advertir que nada menos que la atención primaria de la salud ha caído estrepitosamente a límites impensados. Agregamos que un poco mas atrás, en los tiempos de Morchio, Rey, Santamaría (un poco antes el recordado Dr. Cucchi), Motschakow y el arribo del propio Echarri, lo habitual era llamar por teléfono a cualquier hora de la noche y pedir “Dr. puede venir que alguien está descompuesto…..” y el médico al ratito tocaba timbre o pegaba el grito y ahí estaba.
Hoy esto para las nuevas generaciones puede ser toda una situación extraña y desconocida. La pregunta es natural: “Sino es la guardia del hospital, ¿A quién llama la vecina/o a las 3 de la madrugada de una tormentosa noche de invierno?. Queda claro que el hospital Campomar brinda su mejor atención. ¿Pero es exagerado imaginar que dos vecinos se descompongan más o menos en el mismo momento? Y si en paralelo ocurre un accidente de tránsito…….
No parece necesario explicar mucho mas de la realidad vigente. Hemos averiguado un tanto más y así, escuchamos de su propia voz a una enfermera que presta servicios en Chascomús afirmar que percibe de salario por su servicio en el hospital municipal de la vecina ciudad unos cien mil pesos mensuales, mientras que en el municipio local nos informaron que un salario similar es del doble de ese monto.
Pero números más o menos, lo real es que la atención primaria de la salud de la población está quedando solamente en manos del estado. Y sobre todo de los estados municipales. Y cada día éstos se ven mas sobrepasados en esa función.
Todo un tema que debiera comprometer a la sociedad toda. A los diversos niveles de gobierno. No puede aceptarse resignadamente que una ciudad como Ranchos, tenía mucho mas servicio de salud básica hace un cuarto de siglo que hoy. Algo muy serio ha pasado para tamaño retroceso que -vale destacarlo muy claramente – no es patrimonio ranchero. Por el contrario, estamos señalando que aún con salarios públicos superiores para el hospital, el problema es mucho mas complejo y generalizado y lo descripto de la historia ranchera es solo para mostrar con claridad lo que está pasando en general con un servicio esencial para la población. Seguir por este camino en todo el país, conduce inexorablemente a un abismo del que todo indica que estamos mucho mas cerca de lo que creíamos.

(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del 26 de Mayo de 2023)

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