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Editorial: Póngale el final

En una entrevista mantenida en los medios de este grupo, el contador Horacio Salaverri presidente de Carbap repitió con firmeza días pasados que el problema de la economía argentina es “centralmente político” y que por lo tanto cualquier intento de solución debe comenzar por esa materia.

Aunque el concepto no sea novedoso, en boca de un profesional de los números que además es un experimentado dirigente político y ruralista, adquiere mayor dimensión aún. Y a partir de lo dicho es necesario dejar de lado las teorías estrictamente monetaristas y doctrinas economicistas y detenerse con atención en la cancha de la política criolla.

En tal sentido, resulta claro que la historia bipartidista argentina, se convirtió en la de dos grandes coalisiones, de la cuales una gobierna reemplazando a la otra que estuvo en el poder en el período anterior. Y antes que el lector nos advierta, agregamos que a esos dos polos muy heterogéneos, se viene sumando con fuerza una cuña entre ambos espacios, que no es mas que la generación frustrante de los fracasos de ambas alianzas.

Dos espacios amplios gobernando y oponiéndose. Y de ambos, la reacción frustrada de la sociedad para empujar una tercera opción que es, casi totalmente oposición a los otros dos,  más que amor  “a la camiseta”.

Así planteado, sobran las vidrieras para mostrar las estanterías de cada uno, políticamente ha-blando. Veamos: el gobierno muestra sin disimulo alguno que es una muy mala gestión que tiene como principal adversidad a su propio espacio. Observar como el segundo funcionario en nivel de jerarquía del ministerio de Desarrollo Social (Emilio Pérsico por si no lo ubican) convoca a una movilización social para protestar contra la política de su presidente y sigue siendo funcionario y movilizador a la vez. Pretender entender que el presidente afirma que es precandidato para intentar su reelección y hasta ahora quienes asoman para competirle son dos de sus ministros. Si desde el primer año de su gestión, nadie lo criticó y fustigó tanto como su propia vicepresidente que es además quien lo propuso para encabezar la fórmula que los llevó al gobierno, casi que por ese lado no hace falta mucho mas (aunque hay para llenar varios formularios) para darle la razón al contador de referencia.

Vale ahora posar la lupa en el otro espacio. Pese a que tras perder el gobierno, resultaron triunfadores a nivel nacional en la siguiente elección intermedia, bastó que llegara el tiempo de cerrar filas para ir por el campeonato “de la copa”, las filtraciones comenzaron a notarse demasiado y en la medida que el tiempo avanzó las distancias son tantas que hoy lo que dio en llamarse “Juntos….” es mas separados que nunca. No ha servido siquiera que su fundador, ex presidente de la nación y líder natural desistiera de competir por su candidatura, para que un sector de su propio partido, se  plantara de manos de una manera casi incompatible con la práctica básica de la convivencia política. Lo actuado por el alcalde de la ciudad de Buenos Aires en los últimos días es políticamente impresentable y solo puede traducirse en una decisión que procura dinamitar todo el armado político que hasta ahora lo cobijó. Su esfuerzo por dar explicaciones a la decisión tomada absolutamente con criterio de candidato, pero desde el rol de jefe de gobierno, puede confundir solo a distraídos o a quienes están convencidos antes de escucharlo, también muy propio de ciertos sectores de la sociedad argentina. De otro modo es imposible: ni siquiera su apelación al cumplimiento de la ley, cuando el mundo es testigo que hace tres años, con la vigencia de la misma ley, en su mismo distrito se votó de otra manera, que ahora decidió modificar para cumplir con “pactos preexistentes” de su candidatura presidencial.

Tan grosero y rupturista ha sido el paso dado por quien llegara al cargo que ejerce casi por el apoyo incondicional de quien ahora es el principal destinatario de su jugada: el propio ex presidente. También en esta alianza se pueden llenar varios formularios de ejemplos, pero lo que acaba de ocurrir es tan destructivo que, a nuestro criterio, no hay retorno  posible ni reacomodamiento futuro que repare esta ruptura.

Otra vez: si la recuperación de la economía argentina requiere inexorablemente de una sanación de la política, esta agrupación así como está hoy conformada tampoco podrá lograrla. Inexorablemente para procurarlo deberá refundarse y eso implica que cada uno vaya al lugar que ideológica y personalmente desea ocupar.

Juntos pareciera no ir más con todos juntos.

Y finalmente, tal como el encabezamiento lo señala, la tercera opción es solo el árbol nacido de la semilla del cansancio con todos los demás. Dicho con antiguas formas: no los une el amor sino el espanto.

Mal síntoma, aún aceptando que haya la mejor madera en la propuesta de su máxima y excluyente figura. ¿Es políticamente una gran oferta la de la tercera opción que hoy ofrece el país?.

¿Y entonces?. Pareciera que con estas básicas y breves elucubraciones queda al desnudo que solo resta orar porque el entrevistado de la frase inicial esté totalmente equivocado. O re-signarse a este infierno en el que se ha convertido  la vida en este país para un altísimo porcentaje de argentinos.

Porque la enfermedad que padece la política argentina es improbable que pueda curarse con este equipo de salud. Y si con ella enferma la economía no mejora……

….el cierre de esta columna lo dejamos en la inteligencia de nuestros lectores.

(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del 14 de abril de 2023)

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