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Editorial: El resultado del gobierno de los gremios

Se acaban de conocer datos sobre los llamados jóvenes “nini” (NI estudian NI trabajan) en el país con resultados escalofriantes como que las cifras mas o menos son comparables a las de 2014, las peores de este siglo y que se fueron revirtiendo lentamente desde 2015 hasta que la pandemia hizo estragos y los nuevos sondeos señalan que en esta cuestión no ha existido recuperación alguna.
Y si bien la escasa recuperación laboral es muy preocupante, de cara al futuro del país, la caótica situación educativa nacional es aún mas seria. La educación argentina está en caída libre y cada día se suman más elementos que dan cuenta de un camino expedito al peor de los abismos. En la post pandemia, el ministro de educación de la nación tomó la iniciativa de agregar una hora más de clases diarias en el nivel primario para ir recuperando lo perdido en la crisis sanitaria. A más de un año de ese anuncio, que nadie puede considerar inadecuada, casi no hay provincias que se hayan sumado a la iniciativa. Mendoza y Córdoba lo han hecho, pero en realidad ya tenían un régimen más extenso.
Y por cierto que la verdadera “razón” (si es que se puede denominar razón a esto) es la oposición de los que parecen tener el verdadero poder en lo que todos repiten que es la base de cualquier posibilidad de futuro promisorio de una sociedad: La educación. En la ciu-dad de Buenos Aires se estableció este año un sistema de capacitación para posterior evaluación docente. Estas jornadas se llevan a cabo los sábados o en algunos casos en horarios ajenos al dictado de clases. Uno de los gremios mas poderosos de los docentes en CABA publicó una solicitada días pasados remarcando que una de las últimas jornadas “tuvo 90 % de ausentismo” felicitando a los docentes ausentes por acatar los dictados del gremio.
No hace falta agregar nada a esto.
Tampoco hace falta referirse al todo poderoso Roberto Baradel en la pro-vincia de Buenos Aires, el hombre de paros permanentes durante los años del gobierno anterior que desde la llegada de Alberto Fernández / Cristina Fernández y Kicillof en la provincia no ha realizado ni un minuto de silencio en nombre de alguna reclamo o falencia.
En este contexto, no debe extrañar que los números de las evaluaciones a los alumnos y estudiantes que se realiza anualmente no se den a conocer, haciendo que alumnos y sus padres no tengan idea de cual es el nivel del estudiantado nacional. Se sabe, eso si, que esos resultados son cada año peores. En la Argentina que supo ser con la escuela sarmientina el primer país en alfabetización en todo el continente americano (desde Alaska a T. del Fuego) hoy solo queda el recurso de no enterarnos de esas evaluaciones de reconocido prestigio y aceptadas como un excelente examen por todos los países del continente.
A esta situación ha llevado el gobierno de los gremios. Que no han conseguido siquiera una situación digna en la mayoría de sus afiliados que siguen ganando bajos salarios y que en general de los casos deben tener dos o tres car-gos para llegar a un salario razonable.
Los gremios, que deberían dedicarse a estas defensas de sus afiliados, están más dedicados a que cada día se eduque menos y con peor nivel.
Si el presente argentino es muy preocupante, el futuro, que puede optimizar básicamente la educación aparece aún más preocupante,
Con mal presente y peor futuro, la argentina y los argentinos parecemos condenados al peor de los destinos. Y otro Sarmiento no asoma en el horizonte de los amaneceres criollos.

(Publicada en la edición del Semanario TIEMPO de Ranchos del día 25 de noviembre de 2022)

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