En el contexto de las tragicómicas ideas que los gobiernos argentinos suelen tener (y en este rubro el actual es todo un ejemplo) siguen creando cotidianamente mejoras a todo lo conocido, casi sin solución de continuidad y sin escrúpulo alguno.
En ese rubro, ha logrado la jerarquía de proyecto de ley una iniciativa impositiva (ahhhh….debe aclararse que la imaginación siempre está al servicio de recaudar, nunca de distribuir o achicarse sus cuotas partes) a la que han bautizado “Renta Inesperada” por la cual el gobierno considera que en esta realidad económica nacional, casi en terapia, existen segmentos a los que les ha ido “mágicamente” demasiado bien y entonces ahí el estado debe meter la mano en sus latas y recaudar así unos mil millones de dólares, para nobles objetivos como designar en planta permanente de organismos del estado a 30 mil militantes, casi todos de la agrupación política que comanda el hijo de la vicepresidente de la nación.
Los cerebros del gobierno han descubierto que algunos argentinos han obtenido alguna ganancia que no tenían calculada de antemano. Y eso es motivo suficiente para “clavarles” alguna exacción “extraordinaria”.
Bien. Supongamos que esto tiene algún asidero que nosotros en nuestra incapacidad no logramos advertir, pero nos permitimos tomar esta misma herramienta y línea de análisis para tratar de aplicarla en un sentido mucho más amplio y justo.
Y a esta regla la llamaremos “Pérdidas Esperadas”. Porque en la argentina, cada trabajador, comerciante, productor, emprendedor, profesional y cualquier inversor, desde el momento que decide vivir honestamente en este país, sabe perfectamente que serán muchos los momentos en que parte de su esfuerzo le será arrebatado. Antes, durante o mas allá después del mismo, porque aún cuando considere que ha logrado cierto éxito en su misión, no será tan inesperado que sus ahorros de pronto le sean esfumados, vía inflación, devaluación, corralito o directamente “captación”.
El sector productivo del campo argentino, el que mas divisas le genera al país, en cada etapa de cosecha desde el primer día que comienza a preparar la tierra sabe que se expone a un sinnúmero de eventuales inesperados sucesos “esperables” como las sequías y/o inundaciones; las granizadas, las pestes, los precios internacionales y si se nos permite, hasta la falta de gasoil para levantar sus cosechas, producto de que el propio estado ya no provee ni siquiera el combustible.
Y cuando hace sus cálculos toma una economía con un ministro que anuncia una inflación del 29 % para todo el año, y a cinco meses de ese presupuesto la misma esta mas cerca del 80 % que de aquél 29.
Y de pronto, te encontras con que el Paraná se queda sin agua y lo que era navegable se torna caminable y lo que se transportaba por barcos hay que hacerlo por camiones a cuatro o cinco veces mas de costo.
Ni hablar, que esta lista podría extenderse tanto que no entraría en esta columna, pero al menos pedimos que se nos permita agregar el juego de los sindicatos ar-gentinos, que sin pudor alguno, se plantan en las puertas de una fábrica y la bloquean de una forma que no ocurría ni en el oeste americano con los cowboys.
Y ese fabricante solo puede ir a cantarle a Gardel.
Ante estas y cientos de causas de “Pérdidas Esperadas”, ¿A nadie se le ocurre alguna legislación o medida que “le tire una soga” a estos millones de argentinos atosigados por las pérdidas esperadas y en cambio, advierten y se preocupan por estas Rentas Inesperadas que una vez entre tantas pudo caerle a algunos empresarios?.
Esta bueno conocer como desmenuzan estos genios de la dirigencia argentina las cosas “esperables” y “las imprevistas”. Porque solo así es posible llegar a comprender como en su accionar de gobierno todos los días trabajan intensamente para conseguir “resultados inesperados”.
Al menos inesperados para los que gobiernan. Desde hace doce, ocho o cuatro años.
Con este proyecto del gobierno, nadie deberá sorprenderse cuando el pueblo apruebe “Resultados Inesperados” y les pase la factura correspondiente. Claro que no será en el congreso sino en las urnas.
(Editorial publicada en la edición del Semanario TIEMPO de Ranchos del 10 de junio de 2022)