Editorial: Estado Vs. Clarín: la reivindicación de la teoría de los Dos demonios
Luego de casi cuatro décadas de la tragedia en la que desembocó uno de los períodos mas dramáticos de la democracia argentina, aún algunos sectores procuran validar la llamada teoría de « Los dos demonios» para enmarcar la actuación de las fuerzas armadas en el gobierno de facto que ocupó el estado entre 1976 y 1983.- Para los mas jóvenes y adolescentes, esta teoría es la que sostiene que «hubo una guerra» y en ella, naturalmente, debieron existir «dos bandos» de similares capacidades que se enfrentaron.
Hace 30 años que con abrumadora mayoría desde los sectores políticos se descalifica esa visión, apelando a un rotundo recurso: « No se pueden considerar dos bandos, cuando de un lado hay algunas organizaciones juveniles en lucha y en el otro es el estado con todo su poderío y lo que implica» el que las combate.
Bien. Mas allá de los matices que podamos tener cada argentino sobre este tema, lo que aquí hemos expresado es una traducción llana de la cuestión. Naturalmente, que quienes han derramado mas tinta y ocupado mas espacio renegando de cualquier hipótesis que procure encontrar «los dos bandos» son los sectores denominados «progresistas» y la propia justicia, que fijó el principio de «delitos de lesa humanidad» con carácter de imprescriptibles a los militares y miembros de las fuerzas armadas que participaron ( o se los consideró responsables de ser partícipes) en aquellos años, y ya son varios los mi-litares que han muerto en cárceles comunes cumpliendo cadena perpetua, entre ellos el primer presidente de la nación de aquella junta, Jorge R. Videla.
Algunos intentos llevados adelante con presentaciones ante la justicia, para que los líderes de la guerrilla también sean juzgados por delitos de lesa humanidad por atentados donde murieron menores, inocentes, civiles etc. chocaron violentamente con la marcada diferencia: solo quienes actuaron con el poder del estado tienen esa responsabilidad.
Y así será.
Ahora bien: con las incomparables diferencias de las cuestiones en disputa, pero sin negarle un ápice de la importancia que ha tenido en los últimos cinco o seis años de la nación ponemos bajo la misma lupa otra « guerra» que ha tenido al estado como una de las partes. teniendo como precedente tan consolidado que la diferencia que existe entre el poder del estado y cualquiera otra que provenga de sectores de la sociedad, aún con el poder y la fuerza que bien se le reconoce tuvo la guerrilla en los años ´70, nada ni nadie podrá colocar en un mismo plano a ese estado enfrentado a cualquiera de esos sectores, ni serán considerados «dos bandos» ( o dos demonios como la historia narrada ), «porque nadie podrá ser comparado al estado, al daño que pueden causar sus ocupantes y por lo tanto no serán medidos con varas siquiera comparables».-
Ahora bien. En el año 2008 y por cuestiones que en su totalidad contará algún día la historia, el gobierno desató una cruzada contra el grupo periodístico Clarín que alcanzó niveles jamas vistos. oídos ni imaginados.- Desde la condena anticipada ( y para peor absolutamente equívoca ) a los hijos de la propietaria del grupo a los que se llamó desde el propio gobierno «apropiados ilegalmente como hijos de desaparecidos» y calumniados desde muchos escenarios públicos, hasta episodios montados por funcionarios de primer nivel ( basta con mencionar al superpoderoso Guillermo Moreno) con abundante merchandising que lo menos que afirman es que « Clarín miente» etc. etc.-
Se llegó al máximo que pudiera imaginarse: el gobierno fue el autor de la llamada «Ley Clarín» ( así se la nombra desde hace mucho en todos los corrillos tribunalicios), para sostener la lucha desde el estado contra el grupo, al margen de virtudes y defectos de la norma aprobada.
No hace falta decir que esto mismo estaríamos escribiendo si se tratara del diario Popular, El Cronista o cualquiera, aunque naturalmente que en esos casos, la lucha hubiera sido tan corta que no hubiera durado mas que algunas semanas, y el medio se hubiera vendido a algún empresario o grupo conocido. O desaparecido.
Pasó con tantos medios…..
Pero con un grupo sin dudas con capacidad de aguantar la embestida, la guerra se produjo.
Con concreta afirmación del propio gobierno de estar enfrentando a un terrible enemigo. « Esto es una guerra» dijo alguna vez el super secretario de Comercio Moreno.
Hay guerra. Hay dos bandos.
Para galardonar este enfrentamiento, hace pocos días, otro funcionario del gobierno, tal vez mas poderoso que el propio Moreno porque éste sigue en funciones, responsable del cepo cambiario y de hacer cumplir una ley que establece que « nadie podrá solicitar mas de 60 dólares estadounidense por día para gastar en viajes al exterior» ( sea cual sea la condición del solicitante) el que se fue al barrio mas caro de Río de Janeiro con su familia y un grupos de amigos, entre ellos despachantes de aduanas a los que el funcionario debe controlar, a pasar las fiestas de fin de año a un costo de 1.200 dólares diarios la habitación y pagando un cubierto de 990 dólares por persona para la cena del 31 de diciembre. El abordaje en tierras cariocas de un grupo periodístico de la televisión del grupo Clarín, finalizó en la zona del aeropuerto de Río con una salvaje agresión física por parte de algunos acompañantes del funcionario a los periodistas.
Al enemigo se lo castiga.
¿ Por qué citamos este último episodio ? Porque aquí queda claramente establecida que no es una falacia la teoría de los dos demonios, porque en la guerra con Clarín no solo es así planteada por el gobierno, sino reivindicada como la verdad revelada. Podrán alistarse los ciudadanos en favor de una postura o de otra. Están quienes siguen sosteniendo que el gobierno tiene sus razones (ninguna puede justificar lo de Echegaray, su viaje a Brasil y la agresión a periodistas) y están los que agradecen que existan los medios de Clarín, porque sería poco menos que imposible enterarse de estas cosas por otra vía.
Pero lo que está absolutamente claro es que unos pueden ( como en la práctica hacen ) no leer el diario mas vendido, no mirar los canales del grupo, no escuchar sus radios. Pero nadie, absolutamente nadie puede hacer que Echegaray deje de ser funcionario.
La diferencia es clara.
Es este gobierno, que supo plantarse como bandera del progresismo el que ha dado vida a la teoría de los « Dos Demonios» declarando desde el estado que administra «la guerra» a un grupo privado.
Aquí si hay dos bandos. Aquí no se registra la regla que establece que si de un lado está el estado, no hay equivalencias y el mismo accionar, deberá ser condenado de forma mucho mas severa a la hora de la justicia con el que administra las herramientas que le ha conferido el pueblo.
No creemos que haya dudas al respecto. Solo que nadie parece haberse atrevido a decirlo con claridad.
La derogada «ley de los Dos Demonios», fue reimplantada, puesta en vigencia y aplicada con un entusiasmo admirable por el actual gobierno. Y nadie siquiera le reclama a la justicia que actúe como la jurisprudencia lo establece.
