p/ Héctor Ricardo Olivera – Docente
Los gobiernos democráticos acceden a su legitimidad por una doble vía.
Una es la de origen y la otra es la de ejercicio.
En nuestro caso actual la primera está plenamente cumplida por el resultado de las elecciones que eligieron a los Fernández, ella y él, por orden jerárquico.
La otra, la de ejercicio, se consolida o de-bilita de acuerdo a lo que se haga desde el Poder.
El debilitamiento evidente de ésta es lamentable y preocupante.
Semana a semana. Día a día, hora a hora, minuto a minuto el Presidente se muestra camino de una triste decadencia.
Hay que admitir que la pandemia ayuda poco pero también hay que decir que la forma de encararla es exactamente la contraria a la que debería.
No se la puede negar y mucho menos usarla como alimento de campañas de sentido opositor.
Pero a todas luces se advierte la impericia y la carencia de sentido común para pro-curar caminos de solidaridad y acom-pañamiento.
El decreto de necesidad y urgencia, (DNU) que desató los episodios actuales es un compendio de ineptitud y extravío.
El mismo día de su firma primero la Ministra de Salud y por la tarde el Ministro de Educación garantizaron la continuidad de la actividad escolar.
A la nochecita el Presidente los pasó por arriba y dispuso el cierre de las escuelas.
Que ambos funcionarios sigan en sus cargos son una demostración cabal de la mediocridad general de un Gobierno de amigos, allegados y enemigos que se mantiene porque les importa más los puestos que los principios.
En el caso de Nicolás Trotta, el de Educación, hay que consignar que previo a su anuncio se reunió con él el Concejo Federal de educación que reúne a los 24 Ministros de todas las jurisdicciones y todos acordaron la continuidad de las clases.
Entre ellos estaba la anónima Agustina Vila, que es la Directora General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, con lo que resulta absurda la arenga violenta del Gobernador Kicillof al otro día.
La Vila, como todos, sigue lo más pancha en su cargo como si nada hubiera pasado.
El mensaje del Presidente anunciando las medidas fue realmente lamentable.
Por un ratito se creyó portador de una autoridad que en verdad no le pertenece y enojado seguramente con él mismo eligió cargar las culpas sobre todos los demás.
Cayeron los médicos y las enfermeras, los discapacitados, los gastronómicos, los padres de los alumnos y los mismos alumnos.
Es triste ver a ese pobre tipo culpando a los chiquitos de que se cambian los barbijos.
“Conmigo rebeldías no,” dijo con voz de sargento de caballería seguramente para satisfacción de su Jefa, “que lo mira por TV”.
Hay una notable incomprensión de la realidad que vive la gente.
Si se atendiera esa vivencia se sabría lo que genera el anuncio del patrullaje del Ejército, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía de Seguridad Aeronáutica por las calles de la Capital.
Si las quieren usar, que las corran unas cuadras al conurbano a luchar contra la inseguridad que azota a los vecinos de esos territorios.
Con las escuelas cerradas y la actividad económica limitada son dos fábricas las beneficiadas.
La fábrica de pobres y la fábrica de ignorantes.
Aunque suene destemplado hay que decirlo.
Ese plan alimenta el estómago del populismo acá y en todas partes que sea.
También alimenta, y bienvenido sea, el sentimiento de rebelión pacífica y firme de la ciudadanía cansada ya de tanta incoherencia e ineptitud
Suena obvio, pero hay que avisarle al Gobierno que lo que derrota a la pandemia son las vacunas y que es su responsabilidad proveerlas
También nosotros podemos aplicar las dos dosis.
La primera en las elecciones primarias de agosto y la segunda en las de octubre
La efectividad es del 100 %.
(17 de abril de 2021)
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del viernes 23 de abril de 2021)