En unos días estaremos atravesando la jornada del 28 de diciembre, reconocido día en que se recuerda a los Santos Inocentes y que tradicionalmente ha dado lugar a las bromas propias de la fecha, que si bien han perdido algo de vigencia con las nuevas generaciones aún se mantienen para los chistes de familia y hasta en algún caso para algunos que no saben mucho de límites.
Es el 28 de diciembre y con el consabido remate de «que la inocencia le valga» todo termina y a lo pasado pisado. Pero resulta que repasando apenas un poco lo ocurrido en este año muy bastante complicado para el humor por cierto, al poco andar nos encontramos que en lo mas alto del poder y siguiendo una costumbre que desde hace muchos años se sostiene y acrecienta, algunos calendarios se han quedado detenidos en esa fecha. Y esa debe ser la causa (alguna debemos encontrar) por la cual en todos los temas nos viven gastando a chistes a todos los argentinos.
Así podemos observar como el ministro de Seguridad de la provincia le pregunta juntando los dedos de su mano a un periodista: «¿Usted me pregunta en serio que han hecho desde el momento de quedar en libertad los presos liberados de las cárceles en nombre del Covid?.¿Usted cree que fueron a trabajar de repositores a un supermercado?». Y entonces el histriónico doctor Berni la remata: «Solo ingenuos y gente sin sentido común pudo tomar medidas así» dice como si el no fuera funcionario del partido gobernante cuyos funcionarios nacionales impulsaron esa liberación y hasta fueron mucho mas lejos al punto de afirmar que la usurpación de bienes ajenos no es delito y que la comercialización de drogas era producto de la falta de trabajo y casi había que tomarlo como eso.
Y el presidente de la nación ya no puede disimular su distanciamiento del ministro de Salud (nada menos) y se contradicen públicamente y el gobierno aleja al funcionario de la negociación por las ansiadas vacunas del Covid y lo desautoriza. Y la vicepresidente, para la inmensa mayoría la verdadera propietaria del poder, quiere refundar la república cada cuatro años y entonces llega tan lejos en sus proyectos personales (donde no parecen estar la desocupación, la inflación, la inseguridad o la educación) de reformas judiciales, cambio de la Suprema Corte a la que acaba de acusar en conjunto en lo que para demasiados argentinos constituye un claro prevaricato. Y el canciller viaja a la quinta de Olivos a compartir una reunión que se realizaba en la Casa Rosada, y el gobierno (des)organiza el velorio de Maradona en la propia sede del gobierno nacional, designa al barra brava Dizeo jefe de la seguridad de la Rosada y luego nos dice que la culpa de todo es del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires…
……puffffff. Como si lo dicho no fuera grave, el almanaque que mas señala 28 de diciembre parece ser el del despacho del propio presidente. Y así hasta por cadena nacional Fernandez nos ha hecho chistes en general de mal gusto todo el año. Hasta le gastó la broma de «mi amigo Horacio» al alcalde porteño antes de sacarle centenares de millones de pesos al presupuesto de la «opulenta ciudad» (que tiene uno de cada tres habitantes en la indigencia) no para repartirlo entre el resto pobre del país sino para dárselo directamente al gobernador de esta provincia.
Ahora el gran tema nacional pasa por la llegada, distribución y aplicación de vacunas contra el virus. El pasado 2 de noviembre (hace 50 días) el propio presidente aseguró en cadena nacional que en «diciembre llegarían vacunas para millones de argentinos». Ahora hace una semana con la postura propia de un presidente ante las cámaras afirmó que «en diciembre habremos vacunado a 150 mil argentinos con las primeras 300 mil vacunas que tenemos compradas», De unos 15 millones asegurados a 150 mil personas hay un largo «chiste» pero aún así mientras una gran cantidad de países ya tienen siete vacunas por cada habitante de todo su país, aquí seguimos sin la menor información precisa justo en esta cuestión y casi jugados solo a la vacuna de origen ruso, la mas discutida de todas las que se manejan en el planeta.
Los países mas avanzados en la materia ya tienen aseguradas hasta siete dosis por cada habitante de sus naciones. Pero vale destacar que en cada uno de ellos junto con las vacunas se conformó un comité de información pública para ilustrar a sus ciudadanos en la forma de comportarse y colaborar con la organización de los complejos operativos de inmunización.
Aquí ni vacunas. Ni información. Y para colmo «chistes». Lo mas grave es que todo lo que el propio presidente ha dicho ha servido para relajar aún mas a una sociedad que harta de tantos meses de cuarentenas y medidas contradictorias, tomó la cercanía supuesta de las vacunas como un aliciente mas para terminar con las medidas precautorias hoy tan necesarias como en todo este año ante el riesgo de rebrotes que tienen en jaque a medio universo.
Lo cierto es que cada uno puede hacer su propia lista de chistes oídos durante todos estos meses. Y ubicarlos en el orden que considere.
Ahora, para no quedarnos permanentemente en el relato de lo que todos ya sabemos y en realidad aporta poco al conocimiento de nuestros lectores, vaya en el final un deseo adelantado que nos parece bueno si se llega a cumplir: que este 28 de diciembre por la misma cadena nacional el propio presidente nos diga a todos « que la inocencia nos valga» y que alguno de sus secretarios se encargue de arrancarle la hojita al almanaque hasta el año próximo para que este tipo de bromas se corten de una vez.
Es hora de terminar de ser tratados todo el tiempo como los Santos Inocentes que no somos.
(Editorial publicada en el semanario Tiempo de Ranchos del 18 de diciembre de 2020)