En término de una semana concluirá la restricción especial que el gobierno nacional junto con los de CABA y el de provincia decidieron el 1 de este mes sobre todo para el gran conglomerado urbano.
Si bien es esa región superpoblada la que impone por ahora las reglas de juego mas estrictas, también es cierto que en las últimas semanas la diseminación del virus por el interior de la provincia y aún otras regiones del país ha crecido ostensiblemente.
Vaya si no lo que sufre este distrito que pasó casi en horas de ser uno de los que no sabía de un solo caso positivo a cinco que registra al cierre de esta columna y con el triste agregado de un fallecido.
Situaciones mas o menos graves soportan hoy Monte, Belgrano, Ayacucho y Dolores entre otras.
Y todo ello, cuando la mayoría de esas poblaciones ya disfrutaba de situaciones flexibilizadas de las que hubo que retroceder. Llega ahora el final de estos quince días y la incertidumbre sobre lo que decidirán las autoridades aumenta, en medio de registros diarios que lejos de mostrarnos una mejor situación sanitaria advierten sobre un crecimiento de casos y un evidente agotamiento psicofísico en la mayor parte de la población por la cuarentena y las consecuencias económicas de una situación de quebranto general.
Tan evidentes son estos síntomas que encuestas bastante creíbles y hasta cercanas al gobierno nacional como las de la Universidad de La Matanza muestran una vertiginosa caída de la imagen del presidente Fernández que ya se ubica por debajo del 50 por ciento en el concepto bueno.
Así las cosas y sin opciones alternativas a la vista, que conducen a la convicción de tener que convivir con el causante de la pandemia por lo menos largos meses mas, no pocos consideran que se abre un nuevo tiempo bastante diferente al de Quedate en Casa que tanto se repitió casi como un slogan religioso.
Lentamente todos van aceptando que llega un nuevo tiempo “ en el que deberemos convivir con el virus”. ¿Y esto qué significa? Preguntan azorados muchos.
Producto de una evidente falta de imaginación comunicacional, los grandes responsables de generar conciencia en la población parecieron solo aptos para la primera materia que debían rendir. Cuarentena, aislamiento y ordenar quédate en casa.
Toda cuarentena como está demostrado en diversas partes de todo el mundo y desde el fondo de la historia, dura tanto como la sociedad esté dispuesta a soportarla. Ni un día mas. Y en el país el veredicto ya está emitido. A nadie se le ocurre ya que, mas allá de algunas medidas preventivas que se extenderán un tiempo (estamos convencidos que muy pocas quedarán como cambio de hábito definitivo) la gente deberá afrontar una nueva normalidad para la que no está preparada y para la que aún hoy nadie le aporta un ápice.
Así como algunos gobernantes hoy ponen cara de sorprendidos cuando algunos estudios muestran que mas de un 40 % rompió las cuarentenas impulsados por mantener relaciones sexuales, cuando debió ser uno de los primeros temas que debieron considerar (en realidad lo hicieron y lo único que se les ocurrió fue aquello del sexo virtual que aún no se como explicarle a la señora de mi barrio en Ranchos) y llenos de vergüenza por su propia incapacidad no volvieron a abordar, ahora de igual modo se plantan ante este desafío y las contradicciones, omisiones y falta de claridad asustan.
Porque llega el momento de decirle a la gente que deberá retornar a sus actividades comerciales, industriales, asalariadas, de todo tipo casi igual que antes, solo con lo que su propia responsabilidad y conocimientos le permita, pero en un ámbito donde nada le será posible si no cuenta con el acompañamiento social de los demás.
De qué sirve mas allá de usar un tapaboca la conducta de cualquier individuo en un colectivo de pasajeros? O en el super? O cuando se reabran restoranes y espectáculos públicos y reuniones sociales si el comportamiento no es masivo y solidario?.
Convivir con el factor Covid, al menos hasta que se cuente con la medicina apropiada es un desafío para el que al menos a la sociedad argentina nadie ha preparado. Es mas: se siguen esgrimiendo herramientas que solo contienen como fundamento el miedo. Y como profilaxis evitar el contagio.
Naturalmente que la partición etária de la sociedad establece diferentes reglas de juego pero ninguna de esas reglas aún comenzaron a ser difundidas.
Resulta insostenible tener tomada casi sin alternativas la decisión de volver a mandar a la ciudadanía a la calle escuchando el slogan quédate en casa.
Se impone urgentemente establecer intensas políticas de comunicación que lleven a generar conciencia de como prepararse para este nuevo orden, como insertarse en él, los riesgos que ello implica y como plantarse frente a esos riesgos.
Solo una sociedad adulta responsable, sin miedos paralizantes, pero a la vez informada debidamente y convencida de la necesidad de actuar solidariamente en comunidad podrá transportarnos hasta el punto de llegada de la terapéutica indicada y las vacunas pertinentes.
Pensar solo que la toma de decisiones, responden a los consejos de Comité de expertos, algunas planillas exel, una conferencia de prensa y la redacción de un decreto, ignorando que los verdaderos protagonistas del juego y destinatarios del resultado final son seres humanos y no números nos puede llevar una vez mas al peor de los destinos que esta vez no se medirá en términos económicos, de PBI o de ingreso percápita sino en vidas humanas a las que transformaremos sin mas en habitantes de nuestros cementerios.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del 10-07-2020)