-Si bien en la edición anterior el intendente ya había esbozado un formato diferente para la celebración del cumpleaños ranchero, recién con esta edición pudo concretar su idea. Entrada libre y gratuita, cartelera convocante pero acorde al presupuesto y un cambio cultural para modificarle los horarios a la fiesta. Todo se cumplió con creces y el cierre del domingo mostró a centenares de personas bailando en la isla al ritmo de Los Etchemendy con el calor y la alegría de una notable celebración-
Ni la organización ni los maestros de ceremonia dudaban un ápice que el secreto básico del festival estaba en el horario de comienzo de cada una de las funciones. Estaba claro que eso no era suficiente para garantizar el éxito, pe-ro imprescindible para no terminar como tantas veces con la laguna y su temperatura opacando el final de cada noche. Y cuando el sábado, a las 20,03 el grupo de danzas que dirige la profesora Speranza pisó el escenario hubo mucho alivio y hasta una alegría adelantada en los que estaban jugando el peso de esta edición 2020 que por cierto tuvo todo el respaldo del intendente, pero a fuerza de tener que imponer su «chapa» varias veces.
La Isla estaba hermosa con un gran trabajo de los municipales que coordinó Fernando Elichabe. El sonido de Pablo Connena resultaba impecable y el espectáculo ya arrancó bien, aún con los nervios propios de abrir el fuego del Ballet Guardia de los Ranchos. Tras ellos, subieron los integrantes del Gran Circo Criollo de Chascomús con un muy buen número y pegaditos los locales de Sonko Kantay que aprovecharon ese buen sonido para lucir sus aptitudes. Ya a esa altura, el marco era muy bueno con cerca de dos mil personas que se sumaban el extraordinario paseo de artesanos que se dio cita.
Folclore bien tradicional con un estilo muy propio y bien conocido llegó de la mano de Los Hermanos Catullo y la fiesta ya se olía armada. El clima acompañaba con una noche soñada. Y aún faltaba lo mejor.
Antes de las 22 horas y con público que seguía ingresando subió el Ballet General Paz para hacer su cuadro de «Buenos Aires, mi provincia» ganándose el aplauso generalizado y dejar el clima bien alto para el turno de Daniel Farisano y su notable banda musical con la dirección de Chichi Nápoli (bajo) y el piano de Matute Olivera, el bandoneón de Rosario Nápoli, Fran Nápoli en la primera guitarra, Nacho Nápoli en batería y Andres Ganuzza en bombo. Excelentes profesionales para un gran show.
Y llegó el momento para el lucimiento de Marcelo Robertson y Horacio «pichi» Burgueño presentando a la historia viviente de un nombre grande del folclore que va renovando sus integrantes pero que trajo su esencia a un festival que les debía esta actuación: Los Cantores de Quilla Huasi con Nelson Pérez, Mauro Caggiano, Marcelo Robles y la batuta de Alberto Aristegui mostraron que ese estilo impuesto desde 1953 y que defendieron grandes como Carlos Lastra, Ramón Navarro, Oscar Valles o Roberto Palmer entre tantos sigue vivo. Hubo respeto y admiración en el público. Y un gesto de gran solidaridad de Los Quilla. Cuando el show promediaba llegó una ráfaga de viento y pareció que la noche «se rompía». En ese momento y con el último número esperando para actuar, Aristegui comunicó que acortaban el mismo para que pudieran subir los otros artistas. Gran gesto.
Y el cierre llegó con mas de 4.000 personas en el predio y cuando el reloj marcada las 0 Hs. del domingo. Los Colorados, le dieron un amplio respaldo a quienes decidieron contratarlos haciendo las delicias de los amantes del canto tradicional. A puro estilo Chalchaleros sonaron impecables en la noche y se ganaron un par de ovaciones y el pedido de bis al final. Gran primera noche.
PERO EL DOMINGO EXPLOTÓ TODO…
Pese a que el clima en el atardecer del domingo ya presagiaba que bajaría un tanto la temperatura y un viento mas notable, el primer suceso fue advertir que a las 19 Hs. el público ya se iba ubicando en el predio. Y a las 20 Hs. llegó la voz de los presentadores para el ballet Guardia de los Ranchos que lució mucho mas armónico y serenos que en la noche del debut con un muy buen cuadro. Pegadito la profesora Marita Firmani y su grupo del Centro Cultural G. Belgrano con las Romerias del ´50. Tras ello una vez mas se presentó Awen en Ranchos y como aconteció con D. Farisano la noche anterior, en el sonido estuvo la mano mágica de Alito Blanco para que la banda sonara aún mejor. Gran actuación del grupo en una de las mejores presentaciones que le hayamos visto. Y vale aquí un alto en la reseña: a nuestro entender llegó lo mejor del festival en el rubro de danzas, reiterando que el nivel mostrado fue de excelencia en todos los artistas. Pero el cuadro de tango (for export) del Centro Cultural General Belgrano puso en claro porque esas cuatro parejas saben de lucirse en escenarios europeos y de otros países. De lo mas alto de todo el festival.
En ese clima, el ballet de Cali y Norma, el General Paz pisó el tablado para hacer un cuadro que ya le co-nocemos: tributo a Martín M. de Güemes y no dudamos en afirmar que resultó la mejor puesta del ballet con esa presentación, mostrando seguramente el arduo trabajo que vienen realizando porque lo llevarán a Cosquín en pocos días mas. Prolijo, cuidado, una coreo de fácil traducción y una puesta general maravillosa.
A las 23 horas ya estaba la antesala del final. Y fue un acierto también disponer para esa altura de la noche el repertorio, la música y el canto de Mariela y Edgardo: Los Hermanos Salerno. Tras un primer tema donde el sonido ajustó un tanto las voces, llevaron a la gente al mejor estado. Muchas palmas, mucha alegría y «nada de frío». La noche ya estaba plagada de aciertos.
Hubo entrega de plaquetas del municipio para la comisión Amigos del Festival y llegó el cierre: Bastó que los anunciadores dijeran Leandro y Facundo, Los Etchemendy para que todo espacio se transformara en pista de baile. Se bailó en todo el predio. Milongas, rancheras, cumbias y hasta algún chamamé. Los 75 minutos pactados se fueron muy rápido y ante un marcó que apenas si había bajado en cantidad de público, debieron estirar el show 15 minutos mas y hacer varios bises.
La imagen del final del festival es inédita. Lejos del frío histórico la gente mostraba el calor del baile. La alegría se derramaba en los rostros. Y algo para recordar: apenas si eran las 0,30 Hs.- FESTIVALAZO !!!