Este medio acaba de informar en su edición pasada de las falencias que registra la obra de entubamiento del canal aliviador de la laguna de Ranchos que transporta caudal desde el espejo de agua local hasta la denominada Vitel.
Largamente reclamada por los vecinos del populoso barrio que se levanta a la vera de dicho curso de agua, finalmente el gobierno de la provincia accedió a las gestiones del municipio y por un monto de cuarenta millones de pesos se licitó la obra que por el largo de varias cuadras prometía terminar con el canal a cielo abierto, con todos sus efectos, entre los cuales el riesgo para pequeños y adultos de caer en su profundidad, como el habitat para insectos transmisores de enfermedades imponía.
La mismísima gobernadora se llegó hasta el lugar para la inauguración o lanzamiento de la obra que tenía un plazo de finalización no muy extenso. Todo pare-ció estar tan encarrilado que hasta los medios nos olvidamos un poco de la cuestión.
Pero bastó que un cronista decidiera hacer un recorrido rápido por el lugar para que se percatara que el viejo canal estaba mas vigente que nunca. Grande fue la sorpresa y de ahí en mas llegaron otras.
La consulta con las autoridades municipales recibieron una respuesta aún mas sorprendente: la obra está terminada.
«Resulta que en el llamado a licitación se olvidaron de incluir los siete mil metros de tierra que requiere tapar el canal viejo. El entubado nuevo está hecho y va por debajo de la calle» nos ilustraron.
Ya lo citado alcanza para ocuparse en esta columna editorial porque licitaciones públicas con tamaño volumen de mala praxis, olvidos, errores y omisiones no debieran seguir ocurriendo en este país que ya tiene demasiada experiencia en ese tipo de desaguisados en las obras que lleva adelante el estado.
Pero resulta que no sería la omisión de la tierra para tapar el antiguo zanjón todo el problema. Algunos entendidos sostienen que el diámetro del nuevo entubado sería escaso para trasladar el total de líquido que se suma en los momentos picos. También habría problemas con la compuerta de salida de la laguna y el entubado carecería de las aberturas que requiere su limpieza periódica por lo que cuando comience a obstruirse la circulación por la acumulación de deshechos el canal nuevo tendría serios problemas. No sería eso todo (y como si esto fuera poco, diría un vendedor ambulante) porque en ese canal deriva sus líquidos la planta de tratamientos cloacales ubicada en el nacimiento de la obra. Esos líquidos – siempre al decir de las fuentes que han sido consultadas – siguen siendo derivados al viejo curso.
Falta agregar algo mas: varias opiniones recogidas aseguran que lo que corresponde hacer es una cubierta al curso de agua antiguo de manera tal que no haya mas riesgos para las personas y dejarlo funcionando.
Demasiados interrogantes para pocas respuestas.
Vale decir que la obra ha sido realizada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires que de este modo confirma que este gobierno también sigue equivocándose y mucho al momento de las Obras Públicas. Pero vale decir como agregado que no pareciera disparatado pensar a tener por lo sucedido que ninguna autoridad local se preocupó mucho por seguir la obra. Ni las del gobierno municipal ni los concejales que los tiene, y en buen número, el espacio político del gobierno provincial. Hasta se nos ocurre pensar que si este medio no se encontraba con esta realidad nadie lo advertiría.
Y en el medio está la salud de los vecinos, los riesgos adicionales del canal y cuarenta millones de pesos de todos que se gastaron en esto.
Sigue siendo alarmante como las personas puestas a administrar los fondos públicos en todos los niveles, «se equivocan» tan a menudo y a tan alto precio. Sobre todo alarma cuando al conocer un poco de cómo han administrado sus bienes personales, generalmente les ha ido bastante bien y no han caído jamás en errores de esta magnitud.
Ha pasado en otros niveles y mucho con otros gobiernos. Pero lo peor es que en lugar de aprender y corregir, esto no cambia y sigue ocurriendo como lo demostraría, salvo error u omisión de nuestra parte, la tan mentada obra del entubado del canal de la laguna.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del 03-08-2019)