Por Héctor Ricardo Olivera
Terminada nuestra ilusión mundialista en Rusia quedan, de todos modos, algunas enseñanzas que pueden servir para cubrir baches tácticos, técnicos y hasta intelectuales.
Una forma de analizar las razones de la rápida vuelta a casa de la Selección nos dice que las individualidades pueden ser de utilidad pero mucho más es la concepción grupal que hace de 11 jugadores un equipo.
Esta condición, la del equipo, es fundamental y está por encima de las cualidades de cada uno de sus miembros.
Proyectada esta visión al análisis del equipo que conforma el Gobierno, podemos advertir que hay algunas desinteligencias que complican la marcha de por sí difícil en que nos encontramos.
Como dice el título, a veces parece que algunos jugadores no juegan con la misma camiseta.
Y la camiseta es, por encima de las individualidades, el símbolo que da sentido de pertenencia y ayuda a sumar fuerzas.
El Presidente, como el capitán, necesita de la coherencia y la inteligencia de todos, cada uno en su puesto, para atravesar mares encrespados como los que hoy estamos surcando.
Resulta entonces un contratiempo inexplicable que el Jefe de Gabinete y el Ministro Coordinador de los equipos económicos se contradigan públicamente a la hora de referirse a la eventualidad de cargar con algún impuesto al turismo que salga del País.
Marcos Peña suele exagerar su verba y por ahí se le escapa alguna impudencia.
Dujovne demasiado tiene que hacer para organizar su tarea para que tenga que salir a explicar contradicciones que no ayudan.
Otra que nuevamente aparece en la cancha con camiseta propia es la Diputada Carrió.
Ya casi es una abonada en la sección del protagonismo enfermizo con pretensiones “standaperas”.
Usa últimamente un humor de dudoso gusto que además se viste de un gesto pontificio.
Como si hablara desde el púlpito anuncia con pretensión filosófica que propinas en los bares y changas en las casas son una herramienta fundamental para evitar la volatilidad del dólar, eliminar el déficit fiscal y producir el flujo de inversiones genuinas.
Ya ha sido dicho desde aquí que hay que aguantarla hasta el 2019 porque es un mal necesario.
Irse se va a ir, como siempre lo ha hecho.
No le vendría mal un retito, como a Jaimito, para que se ponga la camiseta igual que la del resto y, en todo caso, se destaque por una jugada individual que no lastime a sus compañeros.
También hay que recordarle a la Vice Presidenta de la República que el cargo de altísima responsabilidad que ocupa exige seriedad, inteligencia y solidaridad incondicional con su propio Gobierno.
Sus declaraciones referidas al tema de la legalización del aborto han producido un daño institucional innecesario.
En su condición de católica acérrima puede ella tener sus convicciones pero debería igualmente tener conciencia que la política a veces exige posponer sus ideas en favor de la responsabilidad del cargo de que está investida.
De vería al menos saber que desde 1921 el aborto en casos de violación es legal en Argentina.
En el confesionario puede decir lo que quiera.
En la Presidencia del Senado de la Nación debe decir lo que corresponda que a veces puede coincidir con sus íntimas convicciones y otras veces deben coincidir con su investidura.
Con el periodismo farandulero de la política, con la oposición carroñera y los grupos económicos listos al saqueo e cualquier condición alcanza.
El Presidente Macri necesita que sus jugadores pateen para el mismo arco.
El horno no está para bollos y no hay jugar para desvíos en busca de frágiles protagonismos.
Si en la oposición hay sectores responsables y comprometidos listos a acompañar el esfuerzo que reclama el presente, es más que claro que lo mismo debe exigirse a los que son parte del oficialismo.