Por Héctor Ricardo Olivera
Igual que el Servicio Meteorológico Nacional no cesa de anunciar temporales, incendios de bosques e inundaciones, si existiera un servicio político de igual sentido los apuntes pronosticarían también un frente de tormenta.
Ocurre que a las dificultades de una herencia lamentable se juntan naturales errores propios y otros elementos que solo justifican su existencia en el rechazo de todo, lo bueno y lo malo simplemente por no lograr superar el trauma psíquico y económico que les significó el desplazamiento del poder.
A la hora de juntar fuerzas para impedir o al menos retrasar los cambios inevitables no hay escrúpulos, fidelidades ideológicas ni posiciones irreversibles.
Por eso sectores aplaudidores de la ex Presidenta en sus tiempos de sermones implacables se juntan sin ponerse colorados con otros que en su momento parecían ser enemigos irreconciliables.
El licuado une a los Moyano, Yasky, Barrionuevo, Baradel y aprovechando el escenario, la izquierda radicalizada de marquesina trotskista, todos empeñados en impulsar el deseo de Zaffarroni de que el gobierno se vaya ya o el de la receptora de cartas elogiosas del Papa, la Bonafini, que ya dijo que no quiere que Macri se vaya sino que aspira a que se caiga a pedazos.
Naturalmente que sería absurdo negar las dificultades y precisamente este Gobierno ha optado por el camino de reconocerlas sin mentir y buscar rumbos de reparación.
No es el responsable de la desocupación cercana al 30% ni el trabajo informal del 40%ni el tremendo déficit fiscal pero sí es el responsable del Gobierno y estos, junto a muchos más, son los temas que deben llenar su agenta.
En medio de este clima hostil, el Presidente Macri ha firmado un Decreto que dispone que no puede haber parientes de funcionarios de nivel ministerial en cargos públicos.
Nunca había pasado.
Más aún, siempre había pasado exactamente lo contrario.
Ya ha comenzado el retiro de varios que se completará el 28 de este mes.
La Gobernadora Vidal y el Jefe de Gobierno de la Capital lo han imitado.
Como aclaró Macri, siempre habrá una cuota de injusticia porque seguramente se perderán funcionarios capaces y serios porque no se puede gobernar sin culpas.
Pero lo que vale y disimula la eventual injusticia es el valor del gesto.
Los 1.500 millones de pesos anuales que se ahorrarán son un vaso de agua en el océano del desastre que dejaron los Kirchner.
Pero el valor estriba en la actitud.
Por eso sería bueno que todas las Provincias y por supuesto también todos los Municipios imitaran la conducta presidencial.
En algunos lugares se irían pocos.
En otros, seguramente, varios.
Si todos se miraran en este espejo comenzaríamos un camino de reparación de una conducta lesiva arraigada en la clase política que durante años creyó que el Estado es un botín de guerra que asegura todos los derechos y tolera todos los vicios.
La burocracia estatal surge de la modalidad que, como capas geológicas, tolera que el empleado que llega de la mano de un funcionario se quede dentro del Estado cuando éste termina su mandato.
Puedo dar fe, por experiencia personal.
Puedo hablar porque de la misma forma que conozco a muchos desviados, conozco también a muchos más respetuosos del más elemental sentido común que a la hora de irse se fueron también sus colaboradores.
El gesto de Macri no alterará el proyecto destituyehnte de sindicalistas y otras yerbas.
Pero lo posicionará mejor, más fuerte y más firme para atravesar las inclemencias políticas que vienen.