Una frase disparada en una entrevista en las radios de este grupo hace algunos días bien pudo generar una polémica que en todo caso no hubiera abordado una cuestión novedosa, sino un viejo conflicto del periodismo en general.
El flamante presidente de la Cooperativa de Electricidad local, hombre de demostrado sentido común para encarar diversos temas, con una fuerte vocación periodística (fue el creador y director del semanario La Otra Semana) cerró la entrevista previa a su consagración como titular del Consejo de Administración con un reconocimiento a este grupo y a su director: «Tuviste la mecha encendida con el polvorín muy cerca y no la usaste» nos sintetizó en relación a las complejas y hasta traumática situación por las que ha atravesado la entidad en un extenso período precedente y de cuyos efectos trata de recuperarse con esta nueva conformación dirigencial.
Conocedor pleno, tanto de esos trances financieros, personales, de conducción y «otras yerbas» de la entidad, pero también de los elementos que el periodismo hemos manejado siempre sobre el tema. Uribarri no falló en nada en su afirmación-
Y volvió a poner en la superficie el gran enigma que pesa sobre los comunicadores. En este caso puntual, nos cabe a la prensa local ser los comprometidos con la comunidad en cuanto a mantenerla informada, pero a la vez ser parte de su cooperativa. Y es así que ambos compromisos por momentos entran en conflicto.
Hasta dónde resulta un deber ineludible de esta prensa informar con pelos y señales de divisiones duras, discusiones de tono elevado y hasta enfrentamientos entre dirigentes y/o empleados calificados, en medio de esta crisis? Claro que el periodista no haría otra cosa que informar sobre hechos reales en una empresa de carácter social pero pública. Pero también el socio -que es el mismo periodista- lejos estaría de ayudar a que las aguas calmen y por el contrario avivar la crisis.
El debate es válido y ambas posturas deben ser al menos respetadas. Pero en nuestro caso, esas posturas no pueden ser ambas llevadas a la práctica y no negamos que siempre priorizamos la prudencia y hasta el sacrificio periodístico en pos de lo mejor para una empresa de servicios básicos como la ranchera.
No falló un ápice el amigo Raúl. Y ha sido generosamente sincero en el reconocimiento a nuestro rol en defensa de los intereses supremos de una entidad a la que deseamos ver iniciando un camino de bonanza y recupero.
Pero admitimos que paralelamente volvió a poner en el tapete, un conflicto que siempre nos presenta el periodismo y sobre el cual no hay manual que establezca claramente cual es el camino correcto a seguir.
(Editorial publicada en TIEMPO de Ranchos del sábado 13 de Enero 2018)