A nadie debería sorprender que algún ligero análisis sobre la argentina actual devenga rápidamente en la firme convicción de contar en la misma con una dirigencia política de bajísimo nivel general, de escasos conocimientos para el desempeño de sus funciones y una carencia de sentido común para aplicar al común de las cosas sobre las que les toca decidir. Nada de esto sorprende por cierto.
Pero a estas características nada virtuosas por cierto, a las que podrían agregarse del mismo o parecido te-nor otra larga lista, debe adjuntarse puntualmente el dañoso defecto de una enorme hipocresía. Solo el convencimiento de ser inmunes al rigor de la sociedad a la que se deben -algo así como considerar a la misma una turba de estúpidos- puede llevarlos a decir y ac-tuar sin disimulos de manera contradictoria, opuestas, mentirosas y sin pudor alguno.
Porque no está bien claro, que estén dotados de tantos y tan pesados pecados, pero como lo fáctico en la ar-gentina ha sido siempre sentir vergüenza por robar «si te descubren», debería existir lugar para creer que a esta dirigencia le sigue preocupando el pecado capital de ser descubiertos.
Pero no es así. Ni por asomo.
De aquellos presidentes que no hace tanto afirmaron que « si les decía lo que iba a hacer no me votaba nadie» (bien ahí cuidando ser descubierto) o aquél otro que aseguró que la nuestra «es una dirigencia de m….a, entre la cual me incluyo» (otro bien por el sinceramiento), a esta que ni por asomo es mejor que aquella, pero además están convencidos que nadie se dio cuenta, hay un retroceso importante.
Desde el candidato a presidente que acaba de ser ampliamente votado en las urnas por el pueblo argentino, habiendo sido propuesto para tal candidatura y acompañado en la fórmula por la ex presidente «a la que me cuesta encontrarle una sola medida acertada en sus últimos cuatro años de gobierno» como declarara a los cuatro vientos hasta el día anterior a ser candidato, pasando por uno de sus mas importantes socios, candidato a primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires que hasta hace dos años, juró públicamente ante el medio que lo registrara que «jamás volvería a asociarme con Cristina. Qué tengo que ver yo con la Cámpora, con Moreno, De Vido y todos ellos?» se preguntaba Sergio Massa a quien habría que pedirle la respuesta ahora.
Pero no importa. Tan malo, pero tan extremadamente malo ha sido el actual gobierno que alcanza con echarlos y que se vayan. ¿A quién le importa quien viene?. Y de última: en cuatro años los echamos a estos, aunque sea volviendo a votar a los malos que echamos hoy.
Si esto no es la mas clara demostración de la dirigencia que tenemos en oferta en la góndola…..
Pero todo esto hemos pretendido para darnos pie a enfocar algunos sucesos de los últimos días. Es público y notorio que tras el cachetazo electoral el gobierno comenzó a dar tumbos de una punta a la otra del ring. A la mañana una cosa, a la tarde lo contrario y a la noche perdón por las dos.
Eso es tan evidente como que está en la vidriera del país todo. Pero vale la pena ver -como decía el desaparecido poeta Juan Ferreyra Basso- «el otro lado de las cosas». Seguramente en su desesperación electoral, el gobierno advirtió o al menos se decidió a dictar medidas en materia económica que alivien un poco la suerte esquiva de la inmensa mayoría del pueblo. No tiene sentido juzgar porque ahora y no antes. El motivo de las medidas. Están demasiado claras para gastar pólvora en chimangos.
Y aquí surge lo central: el presidente anuncia congelamientos de tarifas por tres meses (lo que le queda de mandato) lo que le ha sido reclamado por todo el arco opositor por largo tiempo. Y apenas conocido el anuncio, las empresas, guiadas por sus mezquinos intereses, pero mas que nada presionadas por los gobernadores de las provincias donde se desempeñan, salieron a desarmar cualquier acuerdo en tal sentido. Y ante el anuncio del gobierno de llevarlo a cabo aún aplicando la ley de abastecimiento, dos gobernadores no dudaron en afirmar que se presentarán ante la Suprema Corte para reclamar por la caída de sus coparticipaciones. Que la ciudadanía reciba un alivio en sus bolsillos junto con los que producen en base a combustibles, ¡Minga! …. Que se los trague la tierra.
Y en la misma línea, el gobierno decide quitar el IVA a los productos de la canasta básica de alimentos que tiene que ver directamente con el tan remanido plato de comida en la mesa. Rápidamente la oposición mas votada y casi ya electa para el próximo mandato salió a hacer oir su voz:y alguien ilustrado podrá pensar: salieron a pedir el derecho de autor de esa medida pues es el texto literal del segundo punto de su plataforma electoral, al margen de haber sido repetido hasta el hartazgo por sus mas destacados dirigentes (Massa, De Mendiguren, etc. etc), pero no. NO.
Salieron a defenestrar la medida porque también afecta las arcas de los gobiernos provinciales que tienen que mantener sus plantas «elefantacias» de empleados públicos, ñoquis, asesores y demás, u atenderlos bien antes de las elecciones de sus distritos.
¡QUE LES IMPORTA A LA HORA DE LA VERDAD EL PLATO DE COMIDA EN LA MESA DE LOS ARGENTINOS!.
Esfuerzo…… que lo haga el otro.
El gatoflorismo de esta oposición es abrumador. Asqueante. Insoportable.
Pero si así son a la vista de todos y sin disimulos, las cosas que han de circular por esas cabecitas sin aflorar a la luz, e imaginando el tiempo que viene que es el de ellos.
¡Hay que ser muy malo gobernando para que te ganen con esta desvergüenza!. Y la verdad, lo han sido. Y está bien que se vayan.
Pero escrito que está lo expresado, no solo llenamos el espacio de esta columna editorial. Tenemos el lejano sueño de evitarnos un trabajo similar dentro de cuatro años (si la vida nos concede esa gracia) cuando solo invirtiendo los roles, la sociedad decida que ya no soporta mas a los que hoy elige, y sin importarle mucho vuelva a utilizar a los hoy echados para reemplazarlos.
Esa semana solo tendremos que hacer «copiar» «pegar». En definitiva de la misma forma como se va construyendo la historia contemporánea de este país.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del día 24 de Agosto de 2019)