Editorial: ¿Cuál es la verdadera razón del resultado?

Las elecciones PASO en todo el país han ocurrido y dejado sus resultados a la vista. Un trazo grueso marca una división en tercios del electorado, mientras que una sintonía mas fina permite hacer otras observaciones que naturalmente parten de la subjetividad de cada mirada.
Uno de los tercios electorales ha optado por el oficialismo nacional, que casi como consecuencia de una gestión que está terminando con el mismísimo presidente y su vice poco menos que desaparecidos de la escena pública en momentos complicados en extremo para casi toda la población, ha obtenido el porcentual mas bajo de toda su historia de casi ochenta años. Otro de los tercios (separados entre si los tres por un punto entre cada uno) se volcó por la mayor oposición que se conocía hasta el momento y que en las elecciones intermedias de 2021 resultara ampliamente vencedora. Y la tercera opción (con leve ventaja sobre los otros dos) se inclinó por un novedoso liderazgo de corte liberal, mas allá que desde las fuentes donde abreva el liberalismo podrían plantearse mas de una objeción a tal calificación, que se ha posicionado con posibilidades ciertas de ejercer la presidencia del país a partir del 10 de diciembre.
La perfomance del oficialismo no requiere de exhaustivos estudios, toda vez que una inflación que aparece por encima del 120 % anual, con una amplia franja de la sociedad por debajo de la línea de pobreza, con mas de 8 millones de argentinos trabajando en la precariedad y todos los datos mas o menos en la misma línea no debe sorprender a nadie.
Por su parte el botín obtenido por el espacio opositor que fuera gobierno hasta 2019 marcó para los mismos un claro retroceso en sus seguidores, lo que es atribuido mayormente a la dura y fuerte interna que disputaron dos sectores en cada nivel de candidatos, aunque bien debería atenderse un motivo que desde nuestra óptica y con sobrados argumentos influyó mucho mas que esta causa. Y esa es precisamente la aparición del tercer espacio en la disputa y que desde un principio fue fuertemente sostenido, cuando no apoyado y hasta con aportes de nombres, cuadros y estrategias desde el mismísimo oficialismo, que creyó encontrar en este espacio, el socio ideal que le resultaría funcional para quitarle votos a su rival sin prever que tal cosa ocurriría (como ocurrió) pero que tal crecimiento los arrastraría también a ellos del modo que el espacio libertario lo hizo.
Finalmente corresponde repasar los grandes rasgos que se atribuyen al espacio sorpresivamente mas votado. Al margen de la figura disruptiva e histriónica del candidato, dos ejes sobresalieron como argumentos centrales de su electorado al momento de explicar las razones de tamaño crecimiento a nivel presidencial, luego que pasaran en poco tiempo varias compulsas de gobernadores en la que su mismo espacio no resultó siquiera competitivo.
Estos argumentos fueron su propuesta de dolarización de la economía y un estado de bronca generalizado que se traduce en frases como que “con él explote todo en el país”.
No hubo por cierto otra razón fuertemente esgrimida por sus votantes. Es más: la figura de una máquina motosierra como herramienta de gobierno y la afirmación de dinamitar todo sumaron más contundencia a esta bronca.
En la obligación periodística de procurar un análisis más concienzudo de la cuestión vale poner estos dos conceptos en la superficie. El primero que alude a la dolarización de la economía va perdiendo vigencia minuto a minuto. Y no es que el autor de esta columna haya afirmado en estos medios que tal dolarización “no se llevará a cabo en la práctica” sino que son los propios profesionales que el candidato Milei ha oficializado en el área económica de sus equipos los que ya afirman que esa alternativa solo sería posible en el mediano o tal vez largo plazo lo que traducido remite a nuestra afirmación. La situación socioeconómica del país exige aplicar terapias desde la primera hora del nuevo gobierno.
En el largo plazo estaremos todos muertos, repetía Keynes en este aspecto con absoluta razón.
Pues entonces, descartada la razón de los billetes verdes, queda en lo más alto del podio la pretensión de que explote todo por el aire. Y aquí la pregunta es mas que obvia: si precisamente el gobierno y el histórico justi/kirchnerismo acaba de tener la cifra mas baja de un gobierno de tal signo en una elección, precisamente por haber sido considerado el mismo peor que malo, ¿ Por qué buscar a otros para hacer volar todo por los aires cuando tal objetivo está mas que garantizado con su candidato que no es otro que el ministro de economía desde hace mas de un año?.
El planteo puede dar lugar a debates. Pero nos animamos a sostenerlo con firmeza ante quien lo procure.
Así las cosas, sucedida la elección y marcados estos tres segmentos casi iguales proporcionalmente, las causas que explican el resultado de dos de ellos parecen claras y justificadas. A la vez, mucho se habla del “fenómeno” libertario, pero a abundancia de palabrerío, se contrapone poca claridad en lo que se pretende argumentar.
No es ni la dolarización ni un deseo de que todo se ponga peor, porque nadie más que la mayoría de los sectores que le dieron su voto serán los primeros y mas perjudicados por estrellarse.
¿Cuál es entonces la verdadera y entendible causa de esa expresión electoral ?. Solo desde aspectos emocionales tal vez pueda hallarse una lectura lógica. Desde la razonabilidad queda aún mucho por hurgar y conocer, porque antes que nada es necesario saber las razones de los diversos comportamientos sociales para que luego puedan darse respuestas acordes a los mismos. Si la sociedad argentina no alcanza siquiera a ser comprendida por su clase dirigente, mal se puede esperar de ella que le provea soluciones.
Y algo así está a la vista hoy casi un mes después de la expresión ciudadana en las urnas.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del 08 de septiembre de 2023)