Cada fin de semana y mucho mas si viene acompañado de algún feriado, la laguna y todo el camping que la rodea se convierte en el lugar que eligen muchos turistas para vivir una jornada a pleno aire y sol, sobre todo aquellas familias que tienen niños que, agobiados de vivir en zonas urbanas que ya no permiten que los niños jueguen libremente por la inseguridad reinante, les regalan la libertad, la paz y la tranquilidad de nuestro pueblo.
No hay necesidad de resaltar que pese a los avances y las inversiones que se han ido haciendo en el terreno, aún son muchas las cuestiones que faltan para brindar un servicio con mayores exigencias, y hay que aceptar que en algunos aspectos se está trabajando, tanto por parte del estado municipal como de privados que tienen concesiones allí.
En esto es cuestión de tener la paciencia que todo proyecto exige para que con el tiempo se vayan sumando mas servicios y mayor confort. Por cierto no es poco lo que se ha he-cho en pocos años.
Pero también cabe decirlo que hay aspectos que no requieren de grandes inversiones, ni precisan mucho tiempo ni resultan una exagerada pretensión. Por el contrario: son aspectos a atender porque las reclama el sentido común y lejos de tener que darle tiempo, habría que atenderlas lo mas rápido posible.
Entre ellos señalamos la ausencia casi total del estado en el lugar precisamente en los días feriados que es cuando llegan las visitas. Mas allá de un empleado que recorre y vigila, el lugar es lo suficientemente grande, las visitas muchas y la actividad muy diversa para que su trabajo sea siquiera un paliativo.
Nos resulta habitual, observar como mucha gente utiliza el sector de parrillas para hacer sus asados (la mayoría bien regados como corresponde), muchos jóvenes llegan para hacer sonar sus cuatriciclos, sus motos, en algunos casos de cross y otras de competencias, los papis que aprovechan para jugar con sus niños, otros para pescar a la vera del agua y mucha gente caminando entre ellos muchos niños, los que tambien en casos vemos en cuatriciclos y alejados de los mayores.
Lo señalado parece alcanzar para dar una imagen de lo que se vive en la laguna y lo que debiera prevenirse atendiendo el principio que todo lo que puede evitarse en caso de ocurrir no es una tragedia sino una negligencia.
Quien esto escribe muchas veces le señaló a las autoridades su criterio de mayor presencia policial (en lo posible presencia fija) en el lugar y dispuesta a hacerse notar. Esto es: advirtiendo a quienes se movilizan en el camino de circunvalación en auto, moto u otro vehículo a mas de los 20 Kms estrictos que admite el lugar. También para estar cerca de los sitios de mayor reunión (sector de parrillas por ejemplo) atentos a cualquier entredicho que pueda producirse. Haciendo lo propio con los padres que se olvidan de sus niños y estos corren riesgos por las calles internas y aún con el mismo espejo de agua.
Por cierto, que debemos decir que nunca nos vimos conformes con la respuesta. Un móvil dando una vueltita cada dos horas y sin advertir a nada ni a nadie no es lo requerido. Pero tampoco se limita esta solicitud a la policía. A esta altura no deja de sorprendernos que el Concejo Deliberante no haya producido una Ordenanza acorde, marcándole al ejecutivo cuantas cosas hacen falta allí: desde mayor cartelería a servicios.
Se nos ocurre, que debería funcionar al menos en los días indicados un puesto bien destacado de Turismo, que le brinde a la gente información tanto turística, histórica como de urgencia, contando con medios de comunicación que permitan responder ante la urgencia de una persona que sufre un problema de salud, o una consulta importante.
Nos da la impresión que lo que se le dispone a los visitantes no está a la altura de lo que merecen y mucho menos de los riesgos que el lugar encierra. ¿Se imagina el lector un desgraciado suceso donde un motociclista o automotor atropelle a un niño lesionándolo seriamente y el caso llegando a los medios nacionales?.- «¿Qué hizo el personal responsable del lugar» preguntaría el periodista. «No había nadie responsable» respondería el entrevistado seguramente aumentando la responsabilidad y con un abogado cerca preparando el juicio. « ¿Y la policía?».- «No había policía» sería la respuesta. «¿Pero habrá un puesto de atención al visitante….?». Por último preguntará el cronista y la respuesta será similar.
Imagínese lo que viene después.
En nuestro caso, porque lo imaginamos es que procuramos poner la cuestión en la agenda. Insistimos: estos aspectos son los que requieren Ordenanzas (eso y no notitas diciendo «vería con agrado que el ejecutivo ……..») que establezcan un ordenamiento que hoy no existe y que por cierto puede costar un dolor de cabeza a toda la comunidad.
Pronto llegará otra temporada estival y muchos serán los que pasen por este lugar para disfrutar. Sería bueno que si esto va en dirección al sentido común que creemos tiene, estas medidas para entonces ya sean realidad.
(Editorial publicada en la edición del sábado 26 de Agosto de 2017 en TIEMPO de Ranchos)