Por Héctor Ricardo Olivera
Intuyo que lectores habituales de esta columna dominical habrán imaginado que encontrarían hoy comentarios sobre los actos realizados el viernes a la tarde por los tres sectores del Peronismo que competirán en las PASO del 13 del mes próximo.
Material hay, y de sobra, pero creo que será tema de comentario de algunos analistas políticos y de todos los conductores de programas de espectáculos, porque en verdad se trató más de ppuestas en escenas de comedias más parecidas a las novelas de la tarde que a propuestas políticas serias.
La reina despojada de sus brillos y ataviada de botitas chatas de gamuza, calzas oscuras y pullover largo, sin joyas y sin Rolex resultó patética.
La comedia de Massa/stolbizer con beso a Malena incluido y los papelitos adornando inconsistencias que analizaremos otro día y el intento ortodoxo de Randazzo de adueñarse del folklore peronista conforman un escenario de mezquina propuesta.
Para descansar de tanta opacidad he de mezclar hoy la Política con la Poesía.
Una y otra son, en su esencia, expresiones que posibilitan la expresión más elegante de la inteligencia.
Para empalmar con el título, citaré al médico y poeta Baldomero Fernández Moreno, que vivió acá en Chascomús donde encontró su amor en la Negrita López Osornio y donde residen sus restos para siempre.
Su obra cumbre, “setenta balcones y ninguna flor” vale para incorporar su interrogante a nuestra realidad actual en la Cámara de Diputados de la Nación.
“A sus habitantes, señor, ¿Qué les pasa?, ¿odian el perfume, odian el color?, se pregunta el poeta.
Ante la situación de quien fuera Ministro de Planificación durante los 12 años kirchneristas, el hoy diputado Julio Debido, cabe hacerles a los diputados el mismo interrogante.
¿Qué les pasa? Que no lo expulsan por inhabilidad moral como explícitamente reza el Art. 66° de la Constitución.
Pareciera que la lentitud paquidérmica de la Justicia también dominara a los Legisladores.
Es increíble que tengan sentado en una banca a quien tiene más de 100 causas judiciales por defraudación, asociación ilícita, desvío de fondos, cohecho, (que en sencillo se llama coima) y demás rubros.
Además de separarlo de su banca, la oportunidad sería ideal para saber quién es quién en la Cámara.
Ante un planteo de destitución y mediante una “moción de orden”, (que no se puede discutir), correspondería requerir la votación nominal.
En ese caso, el Secretario Legislativo requiere por orden alfabético el voto a viva voz de cada Diputado
Parafraseando a Fernández Moreno correspondería decir: “a los Diputados, señor, qué les pasa, ¿odian la conducta, odian el honor?
Sabríamos de este modo quien está a favor, quien en contra, quien se abstiene y quien se ausentó.
A un mes de una elección, sería un aporte más para no chocar otra vez con la misma piedra ….