La festividad cristiana de Pascuas revivió en la memoria colectiva aquella inolvidable actuación del Presidente Raúl Alfonsín cuando el intento de golpe de Estado de los carapintadas que dirigía Aldo Rico.
Con un coraje propio de los grandes, Alfonsín anunció a la Plaza colmada que se iba a Campo de Mayo a someter a los levantados.
El helicóptero pasó por sobre nuestras cabezas llevando al Presidente y la solidaridad civil de toda la plaza en la que no estaba ajena el Peronismo conducido por Antonio Cafiero.
La vuelta incorporó al léxico de la Democracia la sentencia “la casa está en orden, ¡Felices Pascuas!
La Historia, que es una maestra de la vida, nos enseñó que la casa siempre debe estar en orden.
En la Política argentina vivimos hoy algunos desórdenes propios del descalabro heredado y otros que son naturales en la campaña electoral que ya arrancó.
La oposición da, en este tema, material abundante.
Pero lo que hay que evitar son los desórdenes que se dan dentro del oficialismo.
La elección de octubre es fundamental para ratificar el rumbo, razón por la que hay que ser riguroso en el ordenamiento interno para consolidar la cantidad pero a la vez la coherencia necesaria para asegurar el éxito.
Por eso suenan destempladas las actitudes y expresiones del Diputado Nacional Ricardo Alfonsín.
Sus críticas públicas al Gobierno de Macri del que su Partido, la U.C.R. forma parte, son una molestia que debería evitarse.
Este meteórico dirigente ingresó tardíamente a la política de la mano de su apellido.
Siendo ya un hombre grande, (más de 40 años), sintió el llamado que no lo conmovió en su juventud ni en su paso por la Universidad donde se forman habitualmente los dirigentes más comprometidos.
A apellidazo libre fue por un turno Diputado Provincial y luego viene siendo un repetido miembro de la Cámara de Diputados de la Nación.
Carga en su mochila de honores su candidatura a Gobernador de la Provincia en 2007, (4° con algo más del 5 % de los votos) para completar su raid con la candidatura a Presidente de la República en 2011, (3° con algo más del 10 % de los votos) mezclado con el candidato peronista a la gobernación, el desaparecido Francisco de Narváez.
Como se le termina el mandato, aparece como un “lobo solitario” haciendo críticas duras al Gobierno de Macri que, en todo caso, deberían ser privadas si lo que en realidad se buscara fuera hacer un aporte.
En verdad, lo que se pretende es alcanzar alguna notoriedad en los medios de difusión con la clara intención de aspirar a la interminable re re reelección.
En verdad no ay en su larga presencia legislativa una Ley que lo identifique ni una actuación que lo destaque.
Y no es que le haya faltado tiempo…
Consultado por algún periodista sobre la eventual intención de que su rebeldía sea una estrategia reeleccionista, se apresuró a contestar que “me importa tres pepinos una candidatura”.
Cualquiera que tenga la mínima capacidad de análisis sabe que en Política el que dice que le importa tres pepinos en verdad está diciendo que quiere quedarse con la verdulería.
Por eso las pintadas y los carteles con su nombre en las rutas.
“Ricardito” dice desde su miopía que a él le importa que el Radicalismo siga siendo radical.
No comprende que lo que hoy necesita la República es que “Cambiemos” siga siendo”Cambiemos” porque es la herramienta para democratizar la República.
Menos aún entiende que lo que se hereda es el apellido, pero no el talento …
ste. Unión 7 vs. Estrella (J) 0; Ranchos 5 vs. Deportes Belgrano 0
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24 de abril de 2024