En pocos días se cumplirá el primer año de mandato de las nuevas autoridades, que en el caso de la nación y de nuestra provincia, son nuevas en todo el sentido de la palabra, mientras que en el orden municipal la confirmación electoral dejó en el poder a quienes ya venían gobernando. Será por lo tanto una buena oportunidad para el balance de lo hecho, por los diversos gobiernos y también por los sectores opositores que en una distribución tan atomizada del poder como la que existe hoy, con minorías oficialistas en muchas cámaras y necesidad de acuerdos y consensos, no resulta una cuestión de menor importancia.
Pero abordando el aspecto estrictamente municipal, si bien como se ha expresado no hubo cambio de signo político en la administración, un hecho de fuerza mayor ligado a la salud del intendente reelecto, obligó de hecho a un cambio sustancial en la conducción comunal, mas allá que el titular con algunas limitaciones haya podido seguir de cerca tal gestión, dar indicaciones y seguramente tomar la última decisión en determinadas cuestiones. Pero de hecho, su licencia viene siendo renovada a la espera de la definitiva resolución de su situación personal que está en curso.
Y este no es tampoco un hecho de importancia relativa. No lo ha sido para quien interinamente se ha hecho cargo durante estos largos meses de tamaña responsabilidad – sin tener el respaldo que brindan los votos directos para ocupar ese cargo – y de quienes conforman su equipo de funcionarios. Seguramente han tenido que atravesar mas de una dificultad que ha quedado en la intimidad de los protagonistas.
Y en este contexto, vale destacar la actitud de la oposición. Mas allá de alguna intervención desafortunada de un concejal en una sesión del HCD, sin mayor relevancia y hasta casi disimulada por el propio edil, la oposición política ha tenido un comportamiento digno de ser destacado desde el punto de vista mas importante que la situación plantea: esto es desde lo estrictamente humano y ético.
En una sociedad donde la política suele ser un terreno que muchos consideran apto para todos los experimentos y hasta trapisondas de cualquier orden, el caso generado por la salud del intendente electo ha tenido un trato digno de buenos vecinos y mejores personas en la arena política municipal.
Y esto advirtiendo que no le resulta desconocido a esa oposición que pu-dieron buscarse alternativas y vericuetos hasta para intentar vías judiciales que pudieran concederles alternativas hasta de tipo electoral.
Claro que, algunos aseguran que hubiera sido casi como un suicidio, pero no es-tamos para abordar análisis de imaginarios costos de hechos que no sucedieron. Lo cierto es que, sería un descuido periodístico – en nuestra sen-cilla opinión – no mencionar la adultez y la sensatez observada.
Ha sido esa tranquilidad que le ofreció al ejecutivo esa oposición, la que le permitió a ese poder gestionar con intensidad y lograr junto al gobierno provincial fundamentalmente cerrar el año con resultados muy importantes como finalizar barrios de viviendas, reiniciar otros, licitar el camino Ranchos – Loma Verde y hace pocos días, el tramo de la ruta 215 entre Brandsen y la misma localidad.
¿Hay idea de lo que hubiera perdido el distrito si el año se hubiera ido en litigios, conflictos, negaciones y disputas?.
¿Puede imaginarse a la vez a una sociedad enfrentada por lo que siempre es una lamentable desgracia como una enfermedad, en este caso padecida por el intendente justo al momento de ser reelecto?.
Por lo tanto, con la misma severidad con la que solemos analizar las actitudes y comportamientos de los mismos protagonistas, con tono crítico, este ejemplo de responsabilidad expuesto, no debe quedar afuera del análisis mas minucioso del año político pronto a finalizar que seguramente todos haremos en pocas semanas.
Y en este caso, el crédito corresponde inscribirlo en la columna del haber opositor.
(Editorial publicada en TIEMPO de Ranchos en la edición del sábado 19-11-2016)