Como si hubieran redescubierto el mayor problema que aflige a la inmensa mayoría de los argentinos, la inseguridad que azola sin piedad ha vuelto a ocupar espacios en los grandes medios nacionales, en algunos sectores de la política argentina y sobre todo ha vuelto a ser motivo de movilizaciones y reacciones sociales que obligarán a quienes hasta ahora se las ingeniaron para tapar el sol con las manos a dejar de hacerse los distraídos.
En la Argentina actual no se puede seguir viviendo ni siquiera con cierta normalidad, mientras reine el miedo paralizante que invade a cada habitante de las grandes urbes (entiéndase Capital Federal, todo el conurbano bonaerense, Mar del Plata, Rosario, Santa Fé, Córdoba) y muchas ciudades medias del interior entre las cuales podríamos incluir sin ningún reparo a Chascomús.
Nadie que tenga su razonamiento mas o menos normal puede vivir permanentemente con la sensación de estar a punto de ser robado, violado y posiblemente asesinado al salir o entrar de su casa, al caminar por las calles a cualquier hora o al detenerse en un semáforo. Del mismo modo nadie puede hacerlo sin poder dormir al oír el menor ruido, en la seguridad de que puede ser sorprendido junto a su familia, en su propia habitación por mas que viva rodeado de rejas, alarmas, perros guardianes, cámaras , etc. etc.-
Todo, absolutamente todo lo demás que padecemos los argentinos, inflación, bajos salarios, desocupación, desorden, etc. etc, pueden paliarse de algún modo aunque no dejan de ser problemas serios y que urge atender. Pero cuando te quitan la vida o la de tus hijos o el resto de la familia, la VIDA para el que le toca seguir en este mundo dejó de tener sentido.
Y sin sentido, la vida es un infierno para el que la protagoniza y para quienes lo rodean.
Esa argentina hoy es palpable. La vemos, la constatamos, la padecemos, la compartimos todos.
Y lo peor es que puestos a debatir la cuestión, los grandes dirigentes de todos los colores, resultan tan idiotas que calificarlos así es casi una ofensa para los que son idiotas de verdad.
El principio de SOLUCION (lo ponemos bien destacado) tiene dos pilares:
Mas del 80 % de los delitos de todo tipo que se cometen son hechos por delincuentes con antecedentes y portando armas. Ergo: Si a cada delito que se comete con armas se lo condena a prisión de cumplimiento efectivo en poco tiempo tendríamos a todos (o casi todos) los delincuentes con antecedentes adentro de una cárcel. Y el que está en la cárcel no te roba en la calle, no te hace entraderas, ni te mata en el semáforo.
Para que quede claro: portar armas sin la debida justificación debe ser igual a cárcel. Delinquir teniendo antecedentes debe ser igual a cárcel.
Sin morigeración, ni salidas transitorias, ni reducción de penas.
Que nos roben y hasta nos maten debutantes en el delito. Pero no los que todos sabemos que viven solo para robarnos y matarnos y los dejamos compartiendo nuestras mismas calles hasta que lo hacen.
Hasta que quedan ellos solos en esas calles porque «los otros» se mudaron a un cementerio.
Claro: en la provincia de Buenos Aires nomás hay un déficit carcelario de NUEVE MIL DELIN-CUENTES.- Lo que equivale a SEIS cárceles del mayor tamaño que son de unos mil quinientos presidiarios.
A ese déficit hay que sumarle los nuevos «muchachos»que se suman todos los días a esta vocación delictual. Y como si fuera poco, hay que decir que las cárceles existentes están desbordadas, con sobrepoblación y todos los males que se puedan imaginar adentro.
No es tan difícil comprender que poner manos a la obra en esa tarea es IMPERIOSO. Y hasta en el mientras tanto, aguzar la imaginación para hacer de algunos lugares como ex cuarteles de las fuerzas armadas, alguna isla y otros que seguramente han de servir para alojar a condenados de menor riesgo de fuga (el que cometió un accidente culposo, el condenado por corrupción y otros) que hoy ocupan lugares en los presidios existentes.
Si nuestra memoria no falla, el último gobernador que construyó alguna cárcel en Buenos Aires fue Duhalde y no debe estar mal recordarlo por esto. Desde entonces, casi todos dicen combatir la delincuencia (salvo los que afirmaban que era solo una sensación y casi fueron gobernador de esta provincia después) y lo mas extraño es que no hacen lo mínimo siquiera para tener donde alojarlos si un juez los manda presos.
Basta de promover y discutir modificación de leyes y códigos. Basta de vender humo con estruendosos proyectos. Si de inmediato, no se pone manos a la obra con el visto bueno de todos los sectores políticos, para disponerle a la justicia al menos unos cuantos miles de lugares mas en prisiones aptas para alojar a los «enemigos» de la vida y en paralelo exigir que se cumplan con los dos principios expresados mas arriba: autor con antecedentes y portador de armas sin justificación: ADENTRO POR EL TOTAL DE LA PENA.
Después, si quieren hablamos si esto es mano dura, guante de acero, derechas o izquierdas. Pero después.
Cuando seguramente ya hayamos evitado varias muertes, cientos o miles de robos, violaciones y víctimas de todo tipo.
Hasta tanto, cabe aconsejarle a la ciudadanía que se coloquen máscaras de oxígeno cada vez que un gobernante o dirigente habla de la Inseguridad. El humo que destilan nos puede asfixiar.
(Editorial publicada en la edición del sábado 15 de octubre 2016 en TIEMPO de Ranchos)