Pocos temas han ocupado la atención de la sociedad argentina en los últimas años como la violencia de género y en tal sentido, se han elaborado y aprobado proyectos, grandes campañas en medios nacionales, muchas conferencias de «especialistas» en el tema, la creación de superestructuras como las comisarías de la mujer, modificaciones en los códigos, etc. etc. etc.-
No está en el espíritu de este artículo hacer afirmaciones temerosas del tipo de «todo está mal», « sirvió para poco» u otras por el estilo.
Pero si contiene la pretensión de recibir el reconocimiento de que tan bien no ha funcionado todo lo hecho porque lejos de atenuarse la situación y de notarse una reducción en la cantidad de hechos dramáticos, mas allá de lo que pueda dibujar alguna encuesta, los casos se suman y hasta se multiplican de manera alarmante.
Insistimos en no caer pesadamente sobre todo lo que se ha hecho y se hace. Es mas: algunas cosas eran evidentemente necesarias entre otras la creación de conciencia colectiva del problema y la de facilitar en el caso de la mujer el acceso a la justicia y poner de manifiesto sus situaciones.
Pero vayamos a lo mucho que no se hace y que en muchos casos es evidente que es producto de un sesgamiento en la mirada del problema que si no es intencionado es por lo menos llamativamente equivocado.
Ejemplo: ¿Por qué si la denomicación correcta y exacta del problema es violencia de género, después en la práctica lo que se trata es la violencia del hombre contra la mujer?
¿Por qué las marchas y manifestaciones usan como slogan mas conocido «Ni una menos» en clara alusión de sexo?. ¿ Por qué con tanta contundencia se afirma que el violento es el hombre y se acepta como excepción que « hay casos de violencia donde la víctima es el hombre?.
¿Es que acaso hace falta aclarar que la manifestación física con golpes lejos está de se la única violencia de la que hablamos?.-
Resulta evidente que la concepción de estas políticas solo toman la mitad del problema (absolutamente real y sobre el que no estamos poniendo dudas) pero ignora sin que se sepa bien por que en las causas generadoras de situaciones violentas, la mujer es tan apta y quizás mas que el varón para generar desequilibrios emocionales y lo que es aún mucho mas palpable y concreto: el hombre en general está mucho menos preparado para comprender, procesar y adaptarse a los cambios que la sociedad ha registrado en los últimos 50 o mas años sobre todo en el rol de la mujer en la sociedad y los cambios que con ello ha registrado la forma de relacionarse entre mujeres y hombres.
Todas las campañas ponen énfasis en señalarle a la mujer que debe denunciar ante el primer caso si recibe violencia. Cada día hay mas abogados que se dedican exclusivamente a defender a la mujer de la violencia.
Se creó la comisaría de la mujer y los tribunales especiales. ¿Alguien se ocupa de darle nuevos medios al hombre que por los vertiginosos cambios registrados en la sociedad no comprende que su rol cambió, que siente graves frustraciones y que ante actos violentos como son la denigración de su «sentimiento de hombre» (o lo que con ligereza denominan machismo, término que hasta hace pocas décadas era una virtud) y a él nadie le creó la comisaría del hombre?.-
Pero para ser mas claros: desde cuando estos problemas de claro contenido psíquico se corrigen con comisarías?.- A esta grave situación novedosa, producto de una nueva sociedad le están sobrando comisarías, policías, abogados y jueces. Y no existen los gabinetes de especialistas terapeutas que atiendan a los HOMBRES para prepararlos a adecuarse a un nuevo rol que le toca y aún no ha podido procesar.
Cuando la mujer debe usar la comisaría de la mujer y cuando el juez redacto una cautelar para ponerle 300 metros de distancia al hombre en relación a su casa, YA ES TARDE. Cuando se difunde por los medios el rostro destrozado de una mujer y un abogado que la acompaña YA ES TARDE.-
Cuando ni se mencionan las estadísticas de hombres que se suicidan por amor y que es infinitamente superior al de las mujeres, SE SIGUE IGNORANDO EL PROBLEMA en todo su contexto. Porque allí vale el NI UNO MENOS.
Cuando el autor de esta nota ya era adulto se estudiaba y se expresaba en público y así lo decían muchos documentos oficiales una división entre SEXO DEBIL y SEXO FUERTE con los cuales se denominaba a la mujer y al hombre. Era normal en cualquier ceremonia de matrimonio que tanto el juez como el cura le indicara al hombre: «Jurais cuidarla, protegerla, contenerla y darle el sustento durante toda la vida?» (a la mujer).-
Somos los mismos que recibíamos aplausos de las mujeres cuando en público y al destacar los logros de algún hombre agregábamos que «detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer».-
Hoy esa frase es condenada por los organismos de derechos de la mujer por decir «detrás de un gran hombre».-
En la Argentina, hubo que modificar el idioma para ponerle sexo a un cargo como el de presidente de la nación, para no ofender a las mujeres se inventó «presidenta».- Pero nadie se ofende ni reclama cambios por el trabajador de autos con pasajeros para que se denomine taxisto y no taxista
Pregunta: ¿Qué proyecto y que programas se pusieron en marcha para reeducar, adaptar y preparar al hombre en esta nueva situación que vive, donde la frase «ser el hombre de la casa» no significa ningún elogio y es casi una mochila que debe cargar.
Urge, en una sociedad que cada día padece mas dramas de este tipo. Donde siempre las víctimas son muchas mas que una mujer (¿los hijos que quedan, o los padres de ambos y el entorno en general no lo son?) replantearse las estrategias y dejar de hacer como que hacemos algo y en realidad hacer poco y mal.
Hay que abordar la violencia entre géneros abordando las causas que afectan emocionalmente a los seres humanos y se hace con terapias, con mucha educación y atendiendo a quienes resultan mas afectados por los cambios sociales registrados. Hay que readaptar al hombre para un nuevo rol para el que no está preparado por esencia y hay que inculcarle a la mujer que los derechos obtenidos y muchos logros que merecidamente ha conseguido en la sociedad moderna exigen como contrapartida una comprensión del espacio que le ha quitado al hombre que tendrá que ir explicando y ocupando con mesura y discreción. Y no con alardes y ufanismo como ocurre muchas veces, porque eso es violencia grave, aunque no tenga sentido denunciarlo porque no está previsto en ningún código.
Lo que está previsto son las condenas que caben cuando todo eso explota y llega a sus consecuencias mas graves. Las que cada día crecen mas.
Dolorosamente.
(Editorial publicada en el edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 03 de Septiembre de 2016)