De vieja y casi desaparecida usanza es aquella premisa que alertaba sobre « Es mejor prevenir que curar». Pero no por ello su vigencia es menor o su valor mas relativo.
Todo lo contrario. Ocurre que no solo se ha perdido su prédica sino en gran parte su práctica.
En la Argentina de hoy se cura mucho mas ( aunque no siempre bien ) porque se previene muchísimo menos. Y no solo en salud, claro está.
Desde hace un tiempo y de manera creciente, el centro de la atención general está posado en los severos casos de corrupción que involucran principal y casi exclusivamente a los mas encumbrados funcionarios de los gobiernos anteriores. Y según todas las encuestas realizadas, la ciudadanía clama por justicia. Esto es que se aclaren debidamente los enriquecimientos ilícitos, los sobreprecios en obras y licitaciones, el destino de los dineros espurios, los bolsos en los conventos, los involucrados y finalmente que todos y cada uno sean condenados.
En definitiva, la gente está pidiendo remedios que curen, la enfermedad ya padecida.
Y es aquí donde aparece la premisa. Porque en 2011, oportunidad de la anterior elección presidencial, cuando las mas importantes denuncias hoy en curso estaban en los tribunales ya eran difundidas generosamente, pero además eran palpables. Aquí, para no ir a buscar ejemplos lejanos, el camino Ranchos – Loma Verde ya había sido licitado, otorgado a dos empresas y hasta se podía ver el simulador (permítasenos el chiste) de obrador montado en la zona del sector industrial por una de las empresas que para no disimular mas se llamaba Aventura.
Y podíamos ver como estaban paradas las viviendas del programa Federal (recién ahora en vías de reactivarse) y seguía esperando el varias veces anunciado entubamiento del canal y otras obras que le seguían prometiendo al intendente
(al que cabe señalarle que siempre les creyó casi ciegamente ) y la pavimentación de la circulación de la laguna, y la plata para las obras en la cancha de fútbol (se habló de tribunas, lugar de concentración, etc.).- Naturalmente ni De Vido ni «lopecito» pusieron jamás la plata, mas allá de la que con aventura y compañía repartieron por el camino que aún espera `para llegar a Loma Verde.
Pero con hacer solo algunos kilómetros, podía observarse como pasaron los años y los gobiernos no pudieron terminar un puñadito de Kms de asfalto entre la rotonda de la ruta seis y los bosquecitos de Brandsen y eso que allí tiene su casa Giselle Fernandez la hermana de la presidente. O se seguía hablando de la gran ruta seis una obra que parecía durar mas que la de la muralla china.
Y estaba Skanka. Y Oyharbide sobreseía de un plumazo la causa de enriquecimiento ilícito de la familia Kirchner, mientras la ex decía que su fortuna era producto de su actividad como « abogada exitosa», afirmación de la que nos permitimos decir que solo muy pocos pueden haberse hechos los convencidos. De puro seguidores K y nada mas.
Y la efedrina ya era un término conocido y funcionarios como Anibal Fernandez ya eran demasiado conocidos como para comprarle un auto usado. Y en el campo, los productores tenían claro que lugar ocupaban en la consideración del gobierno nacional. Y Cristobal López se quedaba con cuanto casino y bingo aparecía en el universo Argentina. Y como si todo fuera poco, la muerte del ex presidente Néstor Kirchner ya tenía todas las dudas de las cuales algunas perduran y otras cada día son menos dudas. Mientras Lázaro Baez le construía y le cuidaba su panteón.
Y vale también decir, que en la oposición política no abundaba la oferta seria y convincente.
Pero de ahí a que en aquellos comicios, la postulación para ser reelecta de la presidente Fernandez de Kirchner obtuviera el 54 % de los votos debiera ser un antecedente que perdure en la memoria colectiva de los argentinos. Sin precedentes comparables, la presidente le sacó 37 % de diferencia al entonces segundo, el ignoto y nada competitivo Hermes Binner.
¿Puede considerarse desde cualquiera de los puntos de vista que lo observado en la elección citada, tuvo alguna dosis de prevención de la ciudadanía para curarse en salud de la suma de los poderes, del autoritarismo, del convencimiento que generó en las propias filas del gobierno de su eternidad, de la desaparición casi total de organismos de control, de las mayorías legislativas convirtiendo al Poder Legislativo en una mera escribanía?. Evidentemente no.
Gran parte de esa misma ciudadanía es la que hoy clama por cura para los tremendos y casi insolubles problemas de salud institucional, económica, de corrupción y otros dejados por la anterior gestión. Y es ahí donde aquella frase tan repetida por nuestros abuelos adquiere relevancia: cuanto no se habría enfermado; cuanta salud no habría que recuperar si se hubiera aplicado aquello de prevenir antes.
Y la prevención hubiera pasado por no hacerse tanto los distraídos (aunque se pretenda traducir esta expresión desde un lugar « no democrático» que jamás ocupamos ni ocuparemos) y haber utilizado esa extraordinaria herramienta que es el voto para conceder poderes mas repartidos. Que sirvieran para controlarse y ponerse `limites entre ellos.y no aquél cheque en blanco y algo mas que significó ese 54 % de los votos de los que apenas cuatro años mas tarde nadie pareció hacerse cargo.
Y en política, como en salud, lo que no se previene se contrae. Y después, las enfermedades son mucho mas difíciles (y mucho mas caras) de extirpar. Por suerte, aunque años mas tarde alguna lección pareció aprenderse.
(Editorial publicada en la edición del sábado 23 de julio de TIEMPO de Ranchos)