Ni la tercera fue la vencida y ni siquiera intercedió algún milagro. Otra vez Argentina volvió a cargar con la cruz del fracaso, y ya son varios al hilo. Ayer en el MetLife de Nueva Jersey, como en la Copa América 2015, no pudo quebrar a Chile en el tiempo reglamentario ni en el alargue y nuevamente en la definición con remates desde el punto del penal (2-4) se quedó con las manos vacías, dramáticamente vacías. 23 años sin títulos, es mucho, demasiado.
El equipo de Pizzi fue más certero, acertó en la red cuatro de los cinco remates (Romero le atajó a Vidal), y el de Martino solamente metió dos (vía Mascherano y Agüero), mientras que nada menos que Messi elevó su remate sobre el horizontal y Bravo, gran figura ayer, le atajó el remate a Biglia.
Los chilenos volvieron así a ganar una Copa América -esta que estuvo en disputa celebró el Centenario de la Conmebol- de forma consecutiva. Otra vez en los penales. Argentina perdió así la tercera final consecutiva. Dolor y lágrimas albicelestes. La maldición continúa.
Con un expulsado por ambos lados (Díaz en La Roja y Rojo en la Albiceleste) y luego de que agotaran totalmente las jugadas bruscas y las protestas airadas, se antojó ayer que lo mejor en el MetLife era que llegara el descanso cuanto antes por la manera en que se había encarrilado el partido, que hasta sacó de quicio a ambos entrenadores, que también se cruzaron feo sobre el final.
Sucedió que los dos equipos jugaron al límite, mientras que el árbitro Heber Lopes prefirió en ese arranque áspero dialogar con los jugadores antes de sacar tarjetas, y eso fue degenerando de a poco la final.
En los primeros 20-25 minutos la presión alta y asfixiante de Argentina ahogó la salida chilena, en especial el primer pase. Así, los trasandinos sufrieron mucho para salir con el balón jugado.
A los 21’, un error de Gary Medel perdiendo un balón siendo el último hombre, le dio la chance a Higuaín de enfilar a toda carrera hacia el área chilena, y cuando quedó cara a cara con el arquero Bravo, que trató de achicarle el ángulo de disparo, el ‘Pipa’ se la picó por encima y el balón se fue rozando el poste derecho.
Tras desperdiciar tamaña chance de gol, Argentina igualmente siguió mandando en la final pero no podía concreta las chances que construía.
Y después el caos se apoderó de la final. A los 28’ se fue expulsado Marcelo Díaz, por doble amonestación. Ya había fauleado a Messi con anterioridad y ganado la amarilla. Vino luego una obstrucción del volante del Celta sobre Messi y el árbitro no le perdonó la segunda tarjeta; no podía ser de otra forma: fue muy protestada por todo Chile.
El partido entró luego en un pozo, Argentina no supo o no pudo sacar ventaja de la superioridad numérica, y sin que los ánimos se caldearan, es más, se potenciaron, y luego de que fueran amonestados Vidal y Mascherano, por cruzarse feo, y Messi, por simular un penal, llegó la expulsión de Rojo, a los 42’. El ex Estudiantes le entró duro desde atrás a Vidal y Lopes, por entonces muy riguroso aunque ya transformado en un lamentable protagonista, lo expulsó directamente cuando Rojo se debía haber quedado con amarilla simplemente.
En el complemento se atemperaron un poco los nervios pero el partido cayó en un pozo. Aún así, con los cambios que ensayó Martino (ingresaron Kranevitter y Agüero), Argentina pareció un poco mejor, como que sobre la hora de juego se contabilizaban siete remates al arco de Bravo, por una de Chile.
Las emociones llegaron sobre el final. A los 35’ Alexis Sánchez puso un buen pase para la carrera de Vargas. El delantero sacó un latigazo que fue desviado por Romero. A los 39’ la manejó Messi que arrastró a toda la defensa chilena. Luego asistió a Agüero sobre la derecha que remató desviado cuando estaba en una posición favorable para marcar.
Tras cartón, Beausejour pasó al ataque por izquierda y luego colocó un pase atrás al área chica que no pudo remató de milagro Alexis Sánchez.
Y en la última acción de la etapa Messi comandó un contragolpe que resolvió el propio capitán argentino con un disparo algo forzado que se perdió lejos del arco.
En síntesis, el control fue chileno con una albiceleste esperando un contragolpe y viviendo de la inspiración de Messi, que no pudo marcar. Y como el año pasado, la final entre Chile y Argentina volvió a ir a la prórroga. Y en la recta final del alargue, existió un centro de Beasejour que alcanzó a conectar de cabeza Vargas pero atajó bien Romero. Y después, tras un tiro libre de Messi, Agüero le entró al balón de cabeza y cuando se metía en el ángulo superior derecho, hasta allí voló Bravo para tocarla apenas y mandarla al córner. El partido se fue con Argentina atacando y Chile defendiéndose y contragolpeando. El tanteador no se movió y todo se resolvió como lo marcaba el reglamento: con remates desde el punto del penal, como en la final 2015. Y Argentina volvió a fallar en una final. En el MetLife Stadium de New Jersey el equipo de Gerardo Martino no pudo quebrar a Chile en los 120 minutos y luego, tal como en el 2015, Chile se llevó la definición de la Copa América en los penales (ganó 4-2). Tan torcido anduvo el equipo argentino que hasta Messi falló su penal (lo tiró por arriba), y la atajada de Bravo frustrando a Biglia tuvo el efecto de un golpe de nocaut. De nada valió que anotaran Mascherano y Agüero y que Romero, de notable labor ayer, le contuviera el primer envío a Vidal. Sucedió que Castillo, Aránguiz, Beausejour y Silva estuvieron certeros y Chile festejó por segunda vez.
(Diario El Día 27-06-2016)