Mauricio Macri quiso ser Presidente.
La mayoría de la gente quiso que lo sea.
A partir de allí es necesario tomar conciencia que a la responsabilidad mayor del Presidente debe acompañarla nuestra solidaridad ciudadana y comprender que no será posible salir del barro en que estaba la Argentina sin manchas en la ropa.
Tenemos una ex Presidenta citada por la justicia que investiga delitos de fraude contra el Estado Nacional.
Tenemos un ex Presidente, Carlos Menem, que dice que a otro ex Presidente, Néstor Kirchner, lo mató una ex Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Tenemos un ex Gobernador y candidato presidencial derrotado, Scioli, que completó su catálogo de mentiras con la farsa del amor con su pareja.
En medio de este berenjenal, mañana ocurrirá lo que no pasó por tantos años en nuestra Provincia.
Comenzarán las clases el día programado por el calendario oficial.
Tanto ha sido el descalabro vivido durante 12 años que hay una tendencia a considerar un triunfo lo que en verdad es sólo la vuelta a la normalidad.
La Gobernadora María Eugenia Vidal se anotó un poroto pero es necesario poner las cosas en su justo lugar para no caer en facilismos ni exageraciones.
El 2 de abril de 1997 la “carpa blanca” montada por los docentes frente al Congreso marcó un hito histórico en la lucha por reivindicaciones que luego de 1003 días alcanzó sus objetivos.
Este año, como todos, la controversia entre Gobierno y sindicatos docentes estuvo alimentada exclusivamente por el reclamo salarial.
Sobre la hora no todas, pero varias Provincias y entre ellas la nuestra, lograron el acuerdo que abrirá la puerta de las escuelas mañana a la mañana.
Ya es tiempo que nadie crea que hemos avanzado como sociedad.
No cabe criticar a esta gestión por la ausencia del tratamiento de la educación de manera integral porque no ha tenido tiempo.
Se ha hablado de salarios, pero no de Educación, que es lo importante.
Hay que señalar que ya mismo debe ponerse en marcha un proceso que ataque los males que sufre la Educación en todos los niveles, si es que en verdad pretendemos que la escuela sea en serio el laboratorio que eduque a los alumnos y los prepare para la vida que tienen por delante.
No vaya a ser que en febrero del 2017 volvamos a caer en esta trampa blanca de la puja salarial justa en su reclamo pero absolutamente insuficiente en su contenido.
Ya mismo debe comenzar la tarea de revisión de los vicios de una escuela que adolece de serias limitaciones de todo tipo.
Es cierto que deberá procurarse el mejoramiento de los edificios, el equipamiento indispensable y la provisión de servicios.
Pero es más urgente aún definir objetivos, revisar contenidos, capacitar docentes y ser rigurosos en la formación de los nuevos.
Las obligaciones deben volver a ser tema tan importante como el detalle de derechos.
Hay que garantizar, mediante el control de calidad externo, que los alumnos aprendan, que los maestros enseñen y que ambos sean capaces de hacer de la escuela una fábrica de futuro.
Por supuesto que debe regir el principio de igual remuneración para igual trabajo.
Pero el control de calidad debe establecer un piso y un techo para que se diferencie ese igual trabajo cuando se hace bien y cuando se hace mal.
Para ello, además de las cuestiones vinculadas a métodos, contenidos y programas, deberá corregirse el control administrativo que recupere el orden y el sometimiento a un régimen de trabajo que deje atrás licencias exageradas, fiestitas para perder el tiempo y horas libres que jamás se recuperan.
Esta tarea debe ser encarada por el Gobierno para obligar a los sindicatos a hacer lo que nunca hicieron.
Sería interesante ver la apolínea figura de Baradell controlando que los docentes no digan “trajistes”, “esato” o “correto”.
Si la mitad de los chicos de 15 años no comprenden lo que leen, hay mucho por hacer.
Pensemos que este año la Universidad de Buenos Aires, (UBA), habilitó cursos de lecto escritura en su curso de ingreso.
Quiere decir que ese joven, que pasó 3 años en el nivel inicial, 6 en el primario y otros 6 en el secundario no fue enseñado como se debe.
Esos maestros tienen que ser objeto de un seguimiento especial para que no siga pasando lo mismo.
En la Provincia fue aprobada una ley de autoría de la diputada peronista Alicia Sánchez, esposa de Luis D´Elía, que autoriza la designación de docentes a personas carentes del título de maestros y ningún sindicato dijo nada en defensa del ejercicio profesional de la docencia.
Está bien el reclamo salarial.
Pero no se puede caer siempre en esta trampa blanca que empieza y termina en la asignación de un valor económico como si estuviéramos en un remate de hacienda en la feria.
Si este Gobierno ha venido a cambiar, debe atender los problemas de superficie pero simultáneamente debe poner en marcha un proceso de transformación que vuelva a poner a la Argentina en los niveles de educación que alguna vez fueron orgullo y potencia de la Patria.
Ya sabemos que los tiempos de la Educación son incompatibles con los tiempos de la Política.
Pero también sabemos que la escalera más alta comienza por el primer escalón.