Ha culminado un año signado por el proceso electoral mas prolongado que haya tenido este tiempo de democracia recuperada que sumó 19 domingos del año con elecciones importantes en algún distrito nacional. El final, no podía ser de mayor trascendencia y fue para elegir al presidente de la nación que asumirá en apenas algo mas de dos semanas.
Siguiendo algunas extrañas coincidencias políticas criollas, se repite que cada 16 años – mes mas o menos – el justicialismo pierde elecciones importantes y esta vez las derrotas han ido aún mas allá de lo imaginado. No será el movimiento creado por el general Juan Perón el que gobierne la nación. Pero tampoco lo hará en Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Mendoza, Santa Fé
(tampoco pueden incluírse a Córdoba, San Luis y La Pampa que están en manos de un peronismo fuertemente disidente como que en esas provincias se registraron los mayores triunfos de Macri ), Jujuy, Río Negro, Corrientes y Neuquén.- No es un dato menor, el mapa político que dibuja la Argentina a partir del 10 de diciembre próximo.-
Perdedor en el año 83, el poderoso PJ otra vez derrotado en el ´99, lo de este 2015 lejos está de reflejar lo que procura ser un símbolo del gobierno que se va: una década ganada.
Y contrariamente, muestra los serios problemas de miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia y algunos males mas que afectan la mirada de los que se acostumbran a ver la realidad desde las ventanas del poder. Pero también es necesario advertir que si la sociedad argentina decide la alternancia cada 16 años y para colmo, alguna de ellas no han sido para el lado del mejor gobierno, entonces no debiera asombrar que en lugar de décadas ganadas (que por cierto no encontramos ninguna a la hora del balance final) tenemos siempre finales de ciclos angustiosos y angustiantes. Donde el que llega siempre pareciera tener que atender mas lo urgente que lo importante.
Lo inmediato por encima del mediano y largo plazo.
Si le urgía a Alfonsín en el ´83 consolidar el sistema democrático, recuperar el valor y el funcionamiento de las instituciones y enjuiciar a los culpables de una época nefasta en la historia del país, no menos urgente fue para el gobierno de Menem frenar la alocada corrida inflacionaria, el creciente gasto público y la ineficiencia en muchas áreas del estado. Y al final de éste, De la Rúa no tenía mucho resto para pensar como reestablecer una economía desfalleciente con una moneda ficticia. Tan poco tiempo tenía que mientras pensó que hacer, la situación se lo llevó a él en helicóptero y al pais barranca abajo.-
Tal vez deba concedérsele al interino Duhalde haberle dejado las cosas bastante mas ordenadas a su sucesor Néstor Kirchner. Pero también cabe recordar que éste asumió con el menor porcentaje de votos que se recuerde: solo algo mas del 22 % de los sufragios y por lo tanto su urgencia no era menor en cuanto a consolidar poder. Y en eso, Kirchner tenía su mayor aptitud. A tal punto que tanto fue su éxito en la materia que la acumulación indiscriminada de poder, llevado casi al paroxismo, fue la cruz que lo llevó a las derrotas en los distritos mas importantes del país este año.
Ahora bien. La Argentina entrará el 10 de diciembre en una experiencia inédita. Por primera vez en largas décadas no gobernará la nación ni el justicialismo ni el radicalismo, (mas allá de su presencia en la coalisión ganadora) y será presidente un dirigente que ingresó a la política activa en 2003 y por lo tanto carece de relación con los militares del proceso y con las tradicionales fuerzas políticas del país. Un dato mas es que su joven fuerza política gobernará la nación. la ciudad de Buenos Aires y la mayor provincia argentina.
Mauricio Macri, un ingeniero de 56 años, con aparente destino de ganar en todo lo que intenta (presidente del club Boca Juniors, Jefe de la ciudad de Buenos Aires dos mandatos y ahora presidente de la nación) todo en solo 19 años de su vida, enfrenta un desafío que va mucho mas allá de un espacio político o una alianza. Es, por cierto una experiencia para todos los argentinos. « No esperen de mi el gobernante capaz de solucionar por si solo todos los problemas y mucho menos una persona infalible» ha dicho repetidamente el flamante mandatario. Y no ha escatimado aquello que en boca del presidente Perón era mas o menos esto de « a la argentina la arreglamos entre todos o no la arregla nadie»- Claro: el desafío es convocar a todos y convencerlos del compromiso.
Lo cierto es que este país que clamaba hace solo catorce años por que « Se vayan todos» pareciera de alguna forma haber conseguido al menos parte del ruego. Un partido político liderado por un ingeniero llegado « hace un rato» a las arenas de la cosa pública arriba a la Casa Rosada.
Vale decir de antemano que el fracaso de este gobierno está asegurado, si así se lo proponen las fuerzas concentradas de la sociedad. La cuestión será observar si así como la mayoría pedía porque se fueran todos y llegaran los nuevos, ahora están dispuestos a «laderear» este proceso, con la intención para aquellos que se sienten identifcados con este nuevo gobierno de justificar que no se equivocaron con su voto y para quienes transitan en veredas diferentes, para ver si al final de este gobierno, si llega otro de signo diferente, por una vez no lo haga empujado por las urgencias y en cambio recibiendo un país donde se pueda asumir y tomarse el tiempo necesario para ir imple-mentando las políticas a seguir sin los bomberos pisándole los talones para apagar el incendio.
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