El ritmo semanal que impone el gusto por escribir una columna de opinión política impone cada vez una mayor exigencia de ingenio para no caer en vulgaridades y menos aún en agravios siempre innecesarios.
Ocurre que la gestión oficial es una fuente interminable de acontecimientos que superan la imaginación del más pintado.
El estilo de gobierno en que ha devenido esta gestión sucesiva de él y dos turnos de ella ha ido girando hacia la ordinariez y la vulgaridad.
Ya es más que evidente que las Instituciones de la República y su funcionamiento armónico y respetuoso de sus jurisdicciones no son de interés de los que mandan.
El principio elemental de división de poderes que aprendiéramos en la escuela es, para esta gente, una ficción descartable.
Por eso la Legislatura es una escribanía, el Poder Judicial una piedra en el zapato y el Ejecutivo la herramienta multiuso donde todo y nada conviven a voluntad de la Jefa.
Se produce entonces una mezcla explosiva en la que habitan la pérdida simultánea de la vergüenza y la responsabilidad.
Por eso el País tiene un Vice Presidente procesado por coimero escondido en un refugio palaciego, por eso las supuestas izquierdas y derechas se mezclan sin reparos al calor de la chequera oficial y, como si fueran la reencarnación de López Rega y Firmenich se confunden en el mismo caldo Gildo Insfran y Carlos Zannini.
La ausencia del respeto por las formas implica inexorablemente la falta de respeto por el contenido.
Así es que la cadena oficial se usa para actos partidarios de propaganda electoral sin que nadie ponga freno a tanta insensatez.
Tampoco se respeta ni el estilo ni el modo.
La Señora pone tono de arrabalera y, como en la “Milonga lunfarda” que cantaba Edmundo Rivero, acusa a un opositor de “chamuyero ”.
En medio del “chamuyo” agrega gritos y tono dramático que suena bien a la hora de hablar sin decir.
Lo que no puede disimular es su condición de derrotada por el Gobernador Scioli, que será su candidato contra su gusto y voluntad.
La impotencia de no haber sabido, podido o querido gestar un sucesor le pesa en la espalda.
Igual de derrotado es el propio Gobernador, que será vigilado de cerca por el compañero de fórmula que le pusieron y por los legisladores con que le llenaron las boletas.
En medio de este escenario, no puede parecer una rareza que la abundante Vicky Xipolitakis haya manejado un avión de la aerolínea que conduce Mariano Recalde.
Como una mueca del destino, hemos visto a la soberanía deficitaria recuperada por el Gobierno “nacional y popular” en manos de una comandante de vuelo de símil calidad.
El calendario establece fechas para que termine la función.
Queda en nosotros la responsabilidad de cambiar de sala y buscar otro rumbo…
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18 de abril de 2024