Las vinculaciones políticas con miras a las elecciones que vienen han perdido sustancia y parecen acercarse más a los mimos fugaces que caracterizan a los estudiantes enamorados.
Lo que pareció un vendaval electoral hace dos años con Massa a la cabeza está hoy en un proceso de desmembramiento que a lo sumo terminará siendo una suave brisa otoñal.
Los intendentes que saltaban en garrocha para sumarse a las filas del tigrense se rajan ahora cuidando su quintita y especulando con sus mezquindades personales.
Algunos nombres son una radiografía del peronismo en estado puro.
El reciente pase de vuelta al kirchnerismo del intendente de Merlo es un testimonio vivo de esta carencia de escrúpulos.
El “vasco” Otacehé, que de él se trata, es un personaje identificado con la más rancia “derecha nazionalista” con zeta, formado en las antiguas legiones de Tacuara y descuidado en los modos y las prácticas democráticas a la hora de ejercer la autoridad.
No es ésta una elaboración teórica sino una confesión personal de los tiempos en que compartimos una banca en la Cámara de Diputados de la Provincia.
Raúl Otacehé y la Cámpora no pueden compartir ni un mingitorio en un baño público, pero estas modernas izquierdas y derechas no son demasiado prejuiciosas.
La lista de fugas es larga.
La última parece ser la del Intendente de Olavarría, José Eseverry, uno de los radicales fundadores del Frente Renovador.
Tampoco extraña, al menos para quien conocemos ese apellido en tiempos en que su padre ocupara el mismo sillón.
Si agregamos la “cristinización” de Scioli es fácil advertir que “todo es igual, nada es mejor, como dice el tango.
Ocurre entonces que en medio de estos cruces que no respetan ni la luz roja de los semáforos hay que buscar caminos que puedan encarnar el cambio que termine con la corrupción, la soberbia y la prepotencia.
Las alternativas no son tantas y no parece posible la aparición de una nueva.
Si bien no se puede vivir de encuesta en encuesta, los números parecen señalar claramente tan sólo dos caminos.
Será de esperar que prime la inteligencia y la solidaridad por sobre las mezquindades.
La gran batalla es la de la Provincia de Buenos Aires.
El Radicalismo no parece tener candidato.
Por primera vez concurrirá a una elección sin candidato a Gobernador.
Otra mancha más para sus fracasados y repetidos dirigentes provinciales.
La gente será entonces la que defina.
Será también la responsable de lo que venga y de lo que pase …
Historias relacionadas
18 de abril de 2024