La dirigencia política en general ha sabido ganarse el descrédito que cunde en la inmensa mayoría de la población, en base a discursos, declaraciones y afirmaciones que en el mejor de los casos son pura literatura vacía de contenidos valederos, cuando no «promesas vanas de un amor» como dice el tango y en otras tantas ocasiones son aún algo peor: se dicen con rango de información (esto debería ser solo lo que surge de la realidad) datos, hechos, cifras y acontecimientos que no se compadecen ni siquiera en una mínima parte con la realidad. O con la verdad para ser mas justos.
Traducido esto significa que se miente arteramente convirtiendo a la población en incauta que incorpora estas falsedades como verdades consumadas y naturalmente, las difunde, las defiende y se convierte, sin saberlo, en repetidora de grandes mentiras.
Por cierto que no debiera sorprender tanto lo dicho, en un país donde hace años se decidió «dibujar» las estadísticas oficiales, «manipular» índices, desconocer la pobreza, «diseñar» balances y hacer encendidos discursos sobre datos absolutamente
falsos.
Y los ejemplos abundan y se repiten hasta por cadena nacional casi diariamente. Pero eso no es todo. Ni mucho menos.
No son los que se dicen en la vereda de enfrente, los mas convincentes al momento de las certezas y sobre todo de las capacidades y conocimientos.
Esta semana, en un programa diario que emite el canal América con muchos invitados políticos, periodistas, empresarios y otros actores sociales, este escriba asistió azorado a las afirmaciones de un candidato del oficialismo (tan oficialista que es funcionario de Scioli desde hace tiempo) dando pruebas de lo «bien hecho por el gobierno que representa ( que seguramente tendrá logros para acreditar) usando como bandera «los CUARENTA Y UN MIL KILÓMETROS DE RUTAS reconstruídos durante el gobierno provincial actual».
Es cierto que todos tenemos derecho a equivocarnos. Pero oírlo a Montoya – de él se trata – repetir cuatro veces esa cantidad de Kilómetros de ruta en la provincia de Buenos Aires y que NADIE de los que integraban el panel (incluído su conductor) hayan siquiera esbozado una duda sobre esa cifra es –a nuestro entender– alarmante. Resultó casi indigerible que nadie al menos dudara de lo dicho por el funcionario recaudador y bancario y que ante la duda al menos alguien recordara que entre La Quiaca y Ushuaia hay una distancia de cuatro mil doscientos Kms., por lo que según Montoya, Scioli en estos años ha pavimentado unas diez veces el largo del país.
Tomamos la siguiente información y algunas elucubraciones del propio gobernador de hace algunos meses:
[ La Provincia de Buenos Aires cuenta con una red
vial provincial de 36 mil kilómetros, de los cuales unos 11 mil están pavimentados, según los últimos datos de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) que depende del Ministerio de Infraestructura. El resto, alrededor de 26 mil kilómetros (poco más del 70% de la red), son caminos de tierra. Entre 2009 y 2014, la red provincial total aumentó 1200 kilómetros, y si se considera sólo la pavimentada lo hizo en 166 kilómetros.
En 2012, para mejorar el estado de la red pavimentada, el Gobierno provincial creó por ley el Fondo Fiduciario Vial (FFV) compuesto por un porcentaje del Impuesto a los Automotores y parte de lo que se recauda por las multas de tránsito. Con este marco legal, entre enero y marzo de este año, se licitaron alrededor de 40 proyectos para realizar algún tipo de obra en las rutas provinciales seleccionadas.
Según un comunicado del Ministerio de Infraestructura bonaerense, se trata de «un plan integral de mantenimiento, conservación y rehabilitación con una inversión de $1.100 millones que nos permiten intervenir en 4.171 kilómetros, casi un 40% de la red vial provincial pavimentada».
Es decir que, según se desprende de la información oficial, no se trata de cuatro mil kilómetros de extensión de rutas ni de obras finalizadas, como anunció Scioli. Muy por el contrario, son diferentes tipos de intervenciones viales (señalización, bacheo o repavimentación, por ejemplo) que se encuentran en ejecución o programadas para ejecutar antes de fin de año.].
Como se desprende, puede el propio gobernador «estirar» un poquito sus obras, pueden deformarse algo ciertos números. Pero si el hombre que destacó y destaca de su gestión «POR EL MANEJO DE LOS NUMEROS, ni siquiera siente que sus oídos vibran ante tamaño disparate como el citado y en un grupo de altos dirigentes, periodistas, candidatos, etc.etc. nadie advirtió el fallido, realmente es porque estamos tocando fondo.
Lo afirmado por el aludido lleva a mas preocupación: Scioli tiene chances ciertas de ser el futuro presidente de los argentinos. Sería bueno alertarlo para que le ponga límites a su afán pavimentador – según su prestigioso funcionario y candidato – porque es natural que temamos que termine pavimentando todas las rutas de América y hasta haciéndole algunas autopistas a los Yanquis, lo cual por cierto no estaría bueno.
Además la generaría al propio cordobés/bonaerense un serio problema para calcular certeramente la cantidad de nuevos asfaltos.Y hasta corre el riesgo que le pase como a aquél gobernador que en sus estadísticas tenía cientos de nuevas escuelas nuevas en esta provincia. Pero al llegar las elecciones le faltaron muchos votos. « Es que la gente fue a votarlo y no encontró la escuela» quedó en la historia. No sea que a Montoya le pase algo parecido y sus votantes no encuentren la ruta para ir a votar.
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