Hemos ingresado en un año de características extremadamente particulares que se irán comprobando de manera creciente con el correr del mismo y que tiene en las elecciones de todos los cargos ejecutivos de gobierno, un motivo mas que suficiente para incidir, afectar y hasta modificar muchas de las actividades habituales de cada comunidad.
Dicho de otra forma: de ahora en mas, todo se irá tiñiendo de clima electoral y no resulta fácil a tantos meses de la contienda imaginar que límites alcanzará esta realidad.
Pero lo que imaginamos no es un panorama sencillo de atravesar. Por el contrario, aún habiendo sido este autor, testigo – y como todo ciudadano protagonista – de unas cuantas elecciones en los climas mas diversos, corresponde alertar que este 2015, puede llegar a convertirse en un caso testigo de nuevos climas electorales extremadamente tensos.
Todas las circunstancias confluyen para pensar que así será: en primer lugar, porque el país viene de un ciclo fuertemente marcado por dos presidentes – por vez primera en la historia, ellos matrimonio en la vida – y de la inédita duración democrática de doce años.
Muchos, sin dudas, para la mejor salud de la democracia. Vale recordar que hace solo 20 años, se re-formó la constitución teniendo como uno de los argumentos mas fuertes, favorecer la alternancia y terminar con los intentos reeleccionistas, para lo cual se votó el término de OCHO años, como máximo absoluto y definitivo para un gobierno en la nación.- Que Néstor y Cristina hayan sumado DOCE años entre ambos, no es precisamente en la práctica, haber cumplido aquél espíritu de los convencionales.
Y las consecuencias de convivencia – no hacemos referencia a lo bueno, regular o malo de esos gobiernos – en la sociedad están a la vista. No hace falta hablar de la grieta u otras denominaciones utilizadas para describir las divisiones apasionadas y fervientes que se advierten en cada sector de la sociedad.
Pero no es ésta la única razón de lo que presumimos. Es casi inédita la situación que a menos de un año de los comicios se observa: en primer lugar no hay un candidato que se destaque como favorito. Tampoco se observa el tradicional esquema bipartidista de la Argentina, sino que pareciera estar ya definido que al menos hasta muy cerca de los comicios, habrá tres postulantes con serias posibilidades de ser el nuevo presidente argentino. Pero hay mas: en el seno del actual gobierno, lejos de estar claro quien será su candidato, la interna es cada día mas evidente y enrarece mas el clima.
Y lentamente, cada día mas gente se encuentra envuelta de alguna manera en alguna disputa político partidaria.
Esta realidad se hizo palpable ( aunque por suerte aún falta tanto para el primer gran test de agosto ) en el reciente festival de Fortines de hace una semana y que ocupa la mayor cobertura de esta edición. Si bien es cierto, que la mayoría de las cuestiones en las que las diferencias se hicieron sentir y hasta ocasionaron dificultades organizativas y de acción no fueron advertidas por el gran público y no faltarán los que se verán sorprendidos por esta afirmación, lo cierto es que el gran festival fue la mejor muestra de lo difícil que será lo que vendrá.
El sector destinado a «Autoridades» nunca estuvo tan vacío de «Autoridades» en toda la historia festivalera. Apenas si en las dos últimas noches se vio al intendente y su esposa y apenas un par de militantes amigos. Podrán explicarse estas sillas vacías, pero nos reservamos el derecho de tomar poco de esas explicaciones.
La presencia en Ranchos de dirigentes del massismo en los tres días del festival, acompañados permanentemente por un concejal que fuera electo en la boleta del Frente p/ la Victoria, pero que además es el hijo de uno de los miembros mas activos de la comisión, generó desde la previa disgustos y reproches que le llegaron al propio concejal que escuchó de mas de una boca: «Vos no podés hacer esto». El pico máximo llegó el domingo cuando el mayor referente de esa agrupación, el diputado Facundo Moyano, llegó a Ranchos donde tenía acordada una recepción por parte de la máxima figura del festival, el cantante Abel Pintos. « A mi nadie me dijo vení que al menos podrás saludarlo a Abel» habría pensado en voz alta el intendente. Y al menos, la reflexión merece ser analizada.
Que finalmente, el propio Moyano tras reunirse con el artista, decidiera no pisar el predio del festival, mas allá del argumento esgrimido que no tiene porque faltar a la verdad, sonó mas a una correcta lectura del diputado de las rispideces que se habían generado.
Un día antes, el sábado una decisión muy fuerte tomada por Bomberos (volvieron a la laguna cuando ya el público estaba ingresando tras una agitada gestión del gobierno municipal de última hora) no debería ser ignorada. Es cierto que en el núcleo de las diferencias hay razones de una y otra parte (de Bomberos y de la Comisión) pero lo que es inevitable es que no son pocos los que ven en algunas personas la influencia de sus pertenencias políticas.
La lista de detalles podría ocupar otra página mas. Los buenos entendedores hasta habrán comprendido dos o tres frases llamativas de uno de los conductores del festival en la segunda parte de la última noche, que incluyeron una mención personal al intendente y hasta un pedido de aplauso algo desprolijo. Tampoco fue muy feliz el intento de diputados del radicalismo ( presentes el domingo ) de lucirse con su declaración de ciudadano ilustre de la provincia a Abel Pintos
En fin. No es el objetivo de este artículo analizar un episodio o un entredicho puntual. Todo estará envuelto de estas cosas de aquí en mas y de manera creciente. Con todos muy sensibilizados, viendo fantasmas hasta donde no los hay. Y por lo tanto reaccionando como en caza de brujas.
Quien no entienda en que contexto está viviendo. En que clima deberá desenvolverse. Qué deberá esperar de cada iniciativa que intente de aquí en mas, correrá el grave riesgo de terminar donde terminan los que no conocen la hoja de ruta.
Y la hoja de este 2015, exige un GPS muy actualizado, minucioso y conductores muy atentos a las indicaciones. Los obstáculos, sorpresas, imprevistos y clásicas chicanas políticas estarán a la orden del día.
Y tratar de modificar lo que viene, o transitar por caminos diferentes es un intento tan inútil como vano.
Ha empezado a sonar la música electoral. Y habrá que saber moverse en la pista.
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