El Gobierno que conduce la señora Cristina Fernández de Kirchner se apresta a dejar su huella en los tratados de ornitología.
Esta ciencia, la ornitología, (del griego”ornis”, pájaro y “logos” conocimiento), es la rama de la zoología que se dedica al estudio de las aves.
La condición revolucionaria de nuestro gobierno planteará un desafío que, sin dudas, dejará perplejos a los más calificados ornitólogos del Mundo.
El planteo consiste en comprender qué fenómeno podrá hacer posible que los malditos buitres se transformen en dulces canarios.
Darwin no hubiera sido capaz de explicarlo en su célebre tratado sobre “La evolución de las especies”.
Seguramente la Presidenta de la República, su Ministro de Economía y su dicharachero Jefe de Gabinete darán su explicación fantasiosa con pretensiones científicas.
Porque el 1° de enero del año que viene, los fondos buitres que han sido blanco de la ira nacionalista y soberana pasarán a ser, mágicamente, canarios de inigualable trino y singular belleza estética.
Los carteles que despertaron el fervor de “los pibes para la liberación “que decían “Patria o buitres” serán un olvido más y el fervor inventará otro camino por donde andar.
Es que el cambio de año significa el fin de la vigencia de la cláusula RUFO, (Rights upon future offers, en inglés),que impide que a los acreedores que no entraron en los canjes de deuda del 2005 y 2010 se les pague más que a los que aceptaron las condiciones arregladas con él primero y con ella después.
La transformación será de tal magnitud que seguramente el Juez Thomas Griesa, descalificado por senil y municipal desde el pupitre oficial pasará a ser un anciano venerable y todo bien.
Igual que con el Club de París, al que se le pagó más de 3.000 millones de dólares en exceso y a Repsol, esa que según Kisillof debería pagarnos por el daño ecológico y terminamos poniendo 6.500 millones de dólares, arreglaremos con los ex – odiados “fondos buitres” para poder pasar la gorra por los mercados internacionales y arrimar algunos dólares que nos permitan terminar la fiesta sin que el agua supere la línea de flotación.
El que venga después, en todo caso, deberá pagar los platos rotos.
Así termina este proceso plagado de euforias nacionales, populares, revolucionarias y soberanas.
Atrás quedó aquella manganeta de que EL Mundo cayó sobre nosotros.
Fuimos nosotros, en todo caso, los que nos caímos del Mundo.
Una vuelta por los Países vecinos nos muestra que todos han crecido, han desarrollado su capacidad económica, han dominado la inflación y nos han sacado inmensas ventajas de todo tipo.
Los ornitólogos posiblemente jamás encuentren justificaciones científicas para entender la metamorfosis de los buitres.
Nosotros, los ciudadanos de a pie, sabremos con certeza cómo fue este pase de magia que hará que los odiados fondos buitres pasen a ser, de la noche a la mañana, deliciosos canarios que ya no recibirán las bravuconadas oficiales sino la mansa sumisión que no pudieron esconder.
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