Estamos en las horas de celebración, de gratitud, de algún pedido en forma de ruego.
En las horas donde mas que nunca vive y reina María, en la imagen de Pilar, nuestra Virgen Patrona.
Esa, bajo cuyo amparo decidimos hace 27 años abrir el camino de este semanario en una iniciativa que sabíamos de antemano que era mas que complicada.
Con muchas mayores posibilidades de quedar en el intento que de llegar a buen puerto.
Y en estas frases comenzamos a mezclar la imagen misericordiosa de Pilar con este nuevo mojón que alcanza Tiempo de Ranchos, porque de modo alguno, el nuevo aniversario que hoy celebramos es ajeno a los muchos pensamientos que en estas horas recibirá la Patrona.
Hace 27 años, le pedimos su ayuda que, como buenos creyentes, consideramos imprescindible. Pero a cambio de ella, prometimos todo el esfuerzo que estuviera a nuestro alcance, hasta el límite de nuestras posibilidades todos y cada uno de los días. Honestidad en una labor de alto compromiso social como es el periodismo. El prójimo, como primer destinatario de nuestra labor. Capacitación, para ser cada día mas eficiente y acorde a la dinámica exigente del mundo moderno, pero manteniendo valores que nos parecen imprescriptibles en un ser humano. Con la valentía para enfrentar situaciones complejas, presiones malintencionadas, tentaciones facilistas, y la humildad de advertir errores, escuchar las críticas y las sugerencias, pedir perdón cuantas veces sea necesario y corregir, corregir, corregir.
Y preguntarse, con la conciencia en la mano ante su presencia: Pilar: ¿ Voy por el camino correcto?.
Solo con esta actitud, compromiso y disposición es válido esperar la mano tendida y milagrera de la Virgen.
Que en nuestro caso – para cerrar el ejemplo – ha sido sin dudas muy generosa y merecedora de nuestra gratitud mariana.
¿Por qué estas cuestiones expuestas hasta aquí ?.
Se nos ocurre que no han de ser pocas las personas que acudan a esta virgen aragoneza que hoy luce hasta sin manto, como ofreciendo su mirada pacificadora a los fieles, en procura de su ayuda para los mas diversos problemas que la vida nos presenta permanentemente.
Y nos parece oportuno plantear que adherimos y compartimos el ruego a Pilar. Pero señalamos que en vano será el ruego, aún para aquellas cosas comparativamente pequeñas, si Dios no va con cada uno de los necesitados.
¿ Y qué significa esto ?.- Pues que en todos los casos y en primera instancia, resulta imperioso dotarse de las virtudes y las herramientas que debemos aportar a la hora de procurar alcanzar cualquier objetivo. Es el esfuerzo y la convicción individual la piedra fundamental que cimienta cada construcción humana. Es en el interior de cada uno de nosotros donde debemos encontrar las primeras respuestas a todos nuestros interrogantes.
Y después, recién después, pedir esa ayuda divina sin la cual, todo lo anterior, resultará imprescindible, pero en el alma de un buen creyente, no suficiente para las metas pro-puestas.
Desde la palabra de Jesús, advirtiendo que
« tu fe te salva», hasta el refranero castellano que repite a «Dios rogando y con el mazo dando», es claro que sin uno no hay milagro.
Es mas: el milagro es uno.
Casi atrevidamente, nos permitimos estas reflexiones en un nuevo Día de Pilar. Con nuestra gratitud hecha pública, pero pensando que estos 27 años alcanzados hoy compartiendo la vida de los rancheros, también son una prueba de la mano generosa de la Patrona a la que llegamos a través de la fe, y del fruto de no haber renunciado nunca a la promesa que le hicimos al iniciar este camino.
Como luz de esperanza para los jóvenes que en este 12 de octubre le rueguen a María pidiendo su intersección para alcanzar metas. Para los adultos descreídos que están extraviados en el laberinto terrenal. Para los mayores que sienten que las fuerzas los abandonan.
Hay una Patrona mas que gaucha, generosa y milagrera. Solo hace falta llegar a ella con los deberes hechos y sabiendo que el primero en ayudarse siempre es uno mismo.
En tan trascendente celebración, vaya nuestra reflexión: aquellos que hoy estén comenzando el camino de una ilusión, con la convicción que hace 27 años nos inundaba a nosotros, no duden que el mejor destino está a la vuelta de la primera esquina. Y quienes solo creen, que una oración lo hará posible, que encuentren en la reflexión de estas horas, la luz para comprender que hay que calzarse el overol del esfuerzo personal. De ser y sentirse el primer protagonista de nuestros éxitos y fracasos.
En una sociedad, donde muchas veces oímos y sentimos, que las culpas de nuestros males están afuera de nosotros mismos, que solo somos responsables de lo que termina bien, pero pocas veces aparece el padre de los errores y fracasos.
Comprender nuestra responsabilidad primaria en todos y cada uno de los grandes actos de la vida y aceptar que esa actitud es la mejor plataforma para acudir a la ayuda divina, seguramente ayude a esclarecer a muchos que en estas horas hablarán con Pilar.
Al menos esta es nuestra muy humilde intención en la previa de una nueva edición de la máxima celebración en el calendario de la comunidad ranchera.
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