Como si fuera una parábola inevitable que inexorablemente gira en el mismo recorrido, la economía argentina cada diez años
( meses mas, meses menos) ingresa en una profunda crisis arrastrando a todos los argentinos con la sola excepción de aquellas minorías que por su excepcional capacidad están a cubierto de estas viscicitudes.-
Cada diez años, millones de sueños argentinos empiezan a despedazarse. Los del joven profesional de alcanzar su primer puesto de trabajo en una empresa florecuiente; los del obrero que planeaba hacer ese viaje soñado; los del comerciante que venía re-mando por ampliar su comercio y refaccionar sus comodidades; los de la familia y esas vacaciones largamente postergadas y así, uno a uno, empieza a darse cuenta que no es momento para esas cosas» y se alista para correr a los «sótanos» que como buen argentino tiene preparados para tratar de escapar a las bombas de la inflación, el desempleo, la caída de la economía, la recesión y todo el recetario completo que nutre este combo.
Y no es caprichoso lo de «sótanos de seguridad».- Porque lo que ocurre con la economía nacional es tan previsible y (aunque menos doloroso) que lo que les pasa a Israelíes y Palestinos con sus guerras. O los extremistas religiosos y sus atentados.-
Años y años de explicaciones. De echarse la culpa mutuamente unos a otros. Pero al final, todo vuelve a repetirse y las víctimas se siguen sumando.
No hay dudas de la incapacidad de los gobernantes criollos para atreverse a aplicar las recetas que de una vez y para siempre nos libren de estos males.- De derecha, de centro o progresistas, según se definan todos los gobiernos que han pasado por mas de medio siglo en el país – democráticos y de facto- han sido por encima de todas sus ideologías populistas.
Que traducido quiere decir: han puesto la economía al servicio de ganarse la simpatía de la mayor cantidad de personas con los mas perversos métodos: regalías, sueldos públicos con poco y hasta nada de trabajo; subsidios mas prestos a la corrupción que a salvar una emergencia, un aparato estatal tan inmenso como inmanejable y todo lo que cada uno se encargó de «mejorar» de su antecesor en esto de dañar la salud de cualquier economía.
Eso si: aún ninguno aceptó tener alguna responsabilidad en estas tragedias. Ni los peronistas de los setenta; mucho menos los militares posteriores; ni los radicales de Alfonín; ni los peronistas de Menem; ni la alianza de De la Rúa.
Tampoco ahora, claro está.
Coinciden todos también a la hora de «hacer como que hacen algo».- Discursos, algunos programas de esos que solo existen en la cadena nacional cuando se anuncian y en ninguna otra parte, encendidas acusaciones a todos los demás que son algo así como «demonios», control de precios ( o precios cuidados o el nombre que quiera), controles cambiarios (o corralitos, o cepos o pongale un apodo si prefiere), etc, etc.-
En eso no se sacan un centímetro ni los del setenta, ni los del ochenta, noventa dos mil y….
Si bien lo que está ocurriendo por estos días y marchando aceleradamente a escenarios mucho mas preocupantes, con índices inflacionarios que no se registran ni en los países mas pobres del planeta, una caída estrepitosa de los puestos de trabajo y un congelamiento de la actividad económica que pareciera marchar inexorablemte a las de las peores épocas, era totalmente previsible desde al menos un par de años, las autoridades nacionales y sus seguidores fundamentalistas de todos los rincones del país, solo parecieran esforzarse por señalarnos al resto de «pobres incapaces para saber lo que pasa» quienes son los culpables de esto que nos está empezando a ocurrir y que no podrán evitar desde sus puestos de conducción.-
Naturalmente que lo que pasa, es mucho menos de los que «nos anuncian los agoreros de siempre: grandes grupos económicos, empresarios, políticos opositores ( lo que eran ellos antes), periodistas y medios de prensa y por supuesto el capitalismo de las grandes potencias que solo viven pensando en como embromarnos a los argentinos.
Nada que pueda pensarse que es su propia responsabilidad. Ni siquiera con gobiernos que no han po-dido convivir entre presidente y vicepresidente de forma normal. Con uno ni hablaban. Al otro deben esconderlo. ¿Qué potencias, o empresarios o periodistas les habrán impuesto a estos gobiernos ( en si el mismo ) a Cobos y Boudou ?
Tampoco tiene alguna responsabilidad el gobierno que casi termina hace cinco días con su presidenta declarada persona no grata en Paraguay ( no en Inglaterra) donde hubo un proyecto del propio oficialismo paraguayo en tal sentido que se frenó sobre la raya, en lo que resulta un hecho casi sin precedentes en la era democrática de la región.-
En fin. Culpables de nada.
Víctimas de todo.
Así, con la esforzada tarea de encontrar culpables y hacer que la ciudadanía lo crea, los argentinos nos preparamos para entrar en otra zona de tormentas, de esas que sabemos cuando entramos, pero nunca cuando ni como salimos.
Si salimos.
Con ochenta y cinco por ciento de crecimiento de morosidad en los créditos y otro tanto de aumento en cheques rechazados en el país; con las principales fuentes de trabajo con despidos o suspensiones; con caída en todos los rubros, hasta de la venta de juguetes para el día del Niño; con salarios y jubilaciones que en mas del setenta por ciento no alcanzan a superar el índice de pobreza, llega otra vez la crisis de (las otras eran las del ´75; la del ´87/89(del 76 al 83 ni hablar), la del ´99; la del 2001.) 2014?.-
Solo la notable capacidad para sobrevivir en estas condiciones de los argentinos, nos hace mas resistentes a estos sismos. Pero cabe advertir que el que está llegando no será mas suave ni menos agresivo que los anteriores. Por lo tanto, a no dormirnos en la capacidad para soportarlos y los anticuerpos que hemos desarrollado.
Porque como dice el refranero cervantino español: tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.
Y por cierto, que méritos venimos haciendo desde hace rato.
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