Agobiada por los comentarios del default, el Juez Griesa, los mensajes presidenciales y las anécdotas de los negociadores y el abogado Daniel Pollack, esta columna buscó refugio en algunas lecturas sobre mitología griega.
La mitología griega es el conjunto de mitos y leyendas pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo, los orígenes y el significado de sus propios cultos y prácticas rituales.
Apareció entonces Midas, que reinó Frigia entre el 740 a.c. y el 696 a.c. aproximadamente.
Midas vivía en un lujoso palacio, tenía una hija, Zoe, y se destacaba por su enfermiza adoración por el oro.
Solía tirar monedas de ese metal para que al caer le parecieran una lluvia del metal precioso.
Por un servicio personal el Dios Dioniso le brindó, a su pedido, el poder de transformar en oro todo lo que tocara.
Esa capacidad lo individualiza en la mitología, aunque la historia completa no terminó de la mejor manera.
La imaginación popular, con esa sabiduría propia que le es natural ha usado la figura del Rey Midas para calificar, por el sentido del opuesto, a quienes son capaces de transformar lo que tocan no en oro, como la figura mitológica, sino en lo contrario que no brilla, no tiene valor y, para colmo, no huele bien.
Puesto el análisis en la realidad política de nuestros días, hay sobrados motivos para adjudicar al modelo político que nos gobierna esta capacidad de transformar lo que tocan con la misma velocidad y el sentido contrario de nuestro antiguo Rey de Frigia.
Así entonces, nos enteramos que el equipo de hockey femenino nacional, “Las leonas” se ha derrumbado, con la renuncia explícita de varias de ellas a continuar representando a la Argentina en el primer nivel de ese deporte.
La casualidad ha querido que la Presidencia de la Entidad que maneja ese deporte la ocupe el senador peronista Aníbal Fernández.
Lo mismo está ocurriendo en estos días con la generación dorada del básquet, (ginóbile, Scola y Cia), que han denunciado el desorden que impera en la actividad sin que la Secretaría de Deportes de la Nación lo haya evitado.
Es claro que no son sólo cuestiones deportivas las que habilitan el comentario de la capacidad del Gobierno para actuar como un moderno Midas, pero al revés.
Es, además, una deformación que afecta a todos, a los que fueron, a los que son y a los que ahora pretenden no ser.
El Gobernador de Buenos Aires sigue lo más campante con el estribillo de “la Provincia activa” no obstante tener anunciada una huelga docente, otra más, para la primer semana de agosto.
El otro que ahora no es pero fue, y seguirá siendo), Massa, junta lo que venga para sumar votos eventuales que serán inflexibles a la hora de cobrar.
Tocaron las reservas, que eran de 52.000 millones de dólares cuando comenzó la señora y ahora estamos bajo los 30.000 millones.
Tocaron la energía, que era superavitaria en el 2003 y hoy importamos por más de 13.000 millones de dólares al año.
Tocaron los precios, que con el propio Kirchner marcaban una inflación del 4 % y para este año se anuncia del 40%.
La lista sería interminable pero ociosa, porque cada uno la sufre en su bolsillo cada vez que compra y cada vez que vende.
Podría sí completarse el análisis diciendo que tocaron los despachos oficiales del más alto rango y de ahí van saliendo rumbo a los Tribunales a declarar por la presunción de conductas delictuosas.
Tenemos, hasta que suene la campana, un Rey Midas que actúa, pero al revés…
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18 de abril de 2024