Si bien la frase tantas veces repetidas en el imaginario popular remite al ex presidente Perón, la misma viene de mucho antes y cabe admitirle al «general» haberla popularizado: la única verdad es la realidad. De tanto escucharla «los compañeros» la hicieron su emblema y como encierra un concepto de perogrullo, nadie por cierto la discutió, ni siquiera desde el mas encendido «gorilismo».-
Debieron pasar tantos años desde aquella primera etapa del peronismo, para que sin decirlo, el gobierno actual negara de manera tajante tal concepto y se plantara en las antípodas del mismo: ha sido el kirchnerismo el que ha impuesto otra frase desde la práctica. O si se prefiere desde su realidad.
La frase vigente ahora es: La única verdad no es la realidad sino el relato de ella.
Y es sorprendente como ha logrado validarla en un porcentaje nada desdeñable de la ciudadanía. Insuficiente para sostener el poder o para elegir un sucesor, pero seguramente no inferior a un cuarto de la población que sigue rindiendo pleitesías a conceptos absoluta y claramente negadores de lo que se ve, se oye y se palpa.
Claro que ejemplos abundan para sostener esto que decimos, pero como los mismos son cada vez mas numerosos y audaces, ya no caben en la capacidad de asombro del resto que impávidos oímos y escuchamos cosas que jamas habíamos visto, oído ni imaginado.
Una de ellas tiene que ver con la grave situación que atraviesa el país con el juicio perdido ante los tribunales de los Estados Unidos por una porción de la deuda que mantiene la Argentina con los poseedores de bonos nacionales. Si bien la sintonía fina de la cuestión pareciera sonar muy compleja y solo permitida a especialistas muy conocedores, la esencia del cuadro que enfrenta el país es tan básico que TODOS y TODAS podemos comprenderla, si no se encargan de «encarajinarnos» el panorama.
Aquí LA REALIDAD establece que luego de largas negociaciones ( llamada reestructuración de la deuda) en las que no llegamos a un acuerdo con un porcentaje de los acreedores, aceptamos ir a la justicia. A la que estaba designada como ocurre con cualquier contrato que hacemos hasta por un alquiler de un departamento. En cualquiera de esto dice clara-mente: « En caso de litigio, las partes se someten a los tribunales de…….»( tal jurisdicción).-
Y allí vamos, el locatario y el inquilino si se produce una ruptura de relaciones o un conflicto insalvable.
Y una vez que fuimos a la justicia. si durante el proceso las partes no concurren para decir que acor-daron, se produce la sentencia de primera instancia, y luego la apelación y la instancia superior y si ocurriera, la Suprema Corte, TODOS y TODAS sabemos que ese fallo no tiene retorno.
Esto ocurrió en este caso. Puede gustarnos o no el fallo. Pero LA REALIDAD es que no podemos decir todos los días que « queremos negociar….» « o que nos dejen pagar ….».- Todo esto puede que esté mas cerca de lo justo o equitativo. Pero LA VERDAD es que lo que tenemos es una sentencia de última instancia y las sentencias dictadas por tribunales pertinentes solo aceptan cumplirse. Tal es así que para que no quedaran dudas, hace tres me-ses, una delegación argentina ( encabezada por nuestro vicepresidente) se presentó en una audiencia de la Corte norteamericana para afirmar que « la Argentina acatará en su totalidad el fallo que se dicte, sea cual sea el mismo».-
Esta es la única verdad.. Pero el gobierno se empeña en decir que esta no es la realidad.
Otro tema: para no estar desactualizado, el mundial, de fútbol, también dejó sus lecciones ( vaya si las dejó). Al regreso de la delegación de jugadores, técnicos y ayudantes, que no pudieron ir al centro de la capital del país, porque no tenían la seguridad física que el estado no les garantizó, la presidenta fue hasta Ezeiza (extraño por cierto que no la haya recibido en la casa de gobierno como es de protocolo ) y en el predio de la AFA y ante las cámaras de televisión compartió palabras, chistes y diálogos. Al margen de todo lo dicho, no puede obviarse una frase presidencial: « Yo no ví el partido…., en realidad no vi ninguno, pero estaba al tanto de lo que ocurría. Y quiero decirles que para mí ustedes no perdieron la final. Ustedes no perdieron ese partido».
Claro que si la expresión no formara parte de una línea de pensamiento que se viene repitiendo a lo largo de años, podría tomarse como un acto fallido o un armado poco feliz del mensaje. Pero en boca de la presidenta, la expresión es consecuente con una forma de pensar, decir y actuar.
La REALIDAD no es la que es, sino la que pretendemos que sea. Por lo tanto el partido no terminó 1 a 0 en favor de Alemania. Hay mil maneras de valorar la muy buena perfomance argentina en la final de fútbol. La mas básica es la de decir que no mereció perder. Pero esta es las mas rotunda confirmación de lo que pasó. Se dice que no merecimos perder, cuando hemos perdido.
¿ De qué podemos hablar si partimos de afirmar que no perdimos el partido que perdimos ? ¿ Qué agregar?.
Es que, nosotros también acuñamos hace mucho esta expresión del general. Y extrañamente fuimos notando cada vez con mas claridad que al querer aplicarla sentíamos que ya no era contundente como antes. Al pronunciarla, algo nos hacía ruido. No nos dejaba conforme.
Será que todo cambia. Que formaremos parte de esa especie en extinción que crea «todo tiempo pasado fue mejor» ( no lo afirmamos, nos lo planteamos nada mas ….)(. Será que alguna otra cosa.
Pero lo cierto es que todo carece de sustentabilidad en la argentina de hoy. Hasta pensar que la Realidad y la verdad son compatibles o tienen algo que ver. Una corriente que naturalmente acaba con otra frase un poco mas antigua y menos política como aquella de VER PARA CREER.
Aunque uno de sus mas conspicuos aplaudidores, dicen que en una reunión días pasados remitió a la frase bíblica, pero según lo llevó al humor un conocido cordobés. «VER PARA CREER DIJO UN MINISTRO NACIONAL ……Y SOLO TENÍA LA TV PUBLICA EN SU TELEVISOR».-
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