Puede parecer una obviedad decir que “Parlamento” viene del italiano “parlare”, (hablar).
Más de una vez todos habremos discutido sobre la conveniencia o no de largos discursos no siempre sólidos en sus fundamentos que se pronuncian en los recintos legislativos.
Esta introducción viene a cuento en razón de lo acontecido en la Cámara de diputados de la Nación en su Sesión Ordinaria del 02 de este mes.
Se sometió a tratamiento de los Diputados en el Orden del día 318el Expediente 2606-D-2013, proyecto de Ley que declara “símbolo nacional a los pañuelos blancos de las madres de Plaza de Mayo equiparándolo a la Bandera, el Himno, el Escudo y la Escarapela.
El proyecto en su versión original dice textualmente en su Art. 1°”Declárase Símbolo Nacional Argentino al Pañuelo Blanco de las Madres de Plaza de Mayo…”
En su Art. 2° dice “Incorpórase al Pañuelo Blanco de las Madres de Plaza de Mayo al acervo de los símbolos nacionales argentinos, en similares condiciones de tratamiento, usos y honores”.
Los fundamentos que acompañan al texto de la Ley son, como es propio de legisladores del oficialismo, un panfleto kirchnerista que reivindica el accionar de las madres y resalta lo que se expone como un patrimonio propio del ex Presidente muerto y la actual Jefa de Estado.
Recuerda el escrito el discurso de Kirchner en la ESMA en la que pidió perdón porque desde la recuperación democrática el Estado Nacional no había hecho nada para defender los Derechos Humanos y sancionar a sus violadores.
Por tratarse de un proyecto de autoría de compañeros kirchneristas nada puede objetarse en cuanto a su libertad para plantearlo en los términos en que lo hicieron.
Lo que confunde y lastima es la actitud de la oposición.
Llegado el momento de la puesta a consideración del tema el Presidente de la Cámara dijo que por un acuerdo entre los bloques ningún Diputado haría uso de la palabra.
Aclaró que así había surgido de una maniobra literaria que introdujo dos modificaciones al texto original.
¿Cuáles fueron ellas?
En los dos primeros artículos se reemplazó la palabra “símbolo” por la palabra “emblema”.
Esta fue la mordaza que silenció a los Diputados.
Sometida a votación, la Ley fue aprobada por176 votos afirmativos, 7 por la negativa registrándose 4 abstenciones.
Hay un miedo escénico que paraliza y silencia a muchos que equivocadamente creen que denunciar desviaciones disfrazadas de valores democráticos ha de confundirlos con el fantasma de la dictadura.
Los pañuelos y las madres que, como Antígonas de este tiempo, rodearon la Pirámide de Mayo son una cosa.
Muchas de ellas siguen siendo lo que fueron y por tanto reciben la solidaridad de todos.
Pero por lo que hoy se ve la pretensión del proyecto apunta a la reivindicación de un grupo eternizado en un sello que ha dado sobradas muestras de desprecio a la convivencia y el respeto de las Instituciones de la Democracia.
La acusación de “turros” a los Jueces de la Corte, la amenaza de tomar el Palacio de Justicia, la alegría por el atentado a las Torres gemelas, el oscuro manejo de fondos públicos en la construcción de viviendas, la Universidad que no es tal y terminamos pagando con dineros públicos son testimonios más que suficientes para que los Diputados no se hayan quedado mudos y de manito levantada
El Mundial, Boudou y Mascherano pueden distraernos a nosotros pero no a los que tienen la responsabilidad de poner freno al apropiamiento del Estado.
Debería haber uno, al menos uno, que se pare sobre sus convicciones y diga no a esta conducta arrebañada.
Con la media sanción de Diputados el proyecto pasó al Senado de la Nación.
No importa que se impongan los números.
Importa que se diga lo que cada uno siente y piensa.
Ahí está la Senadora cordobesa Norma Morandini cuyos dos hermanos menores, Néstor y Cristina, (vaya casualidad), fueron desaparecidos por la dictadura.
Esperemos que sea ella la voz de los que no la tenemos.
Sería una ayuda para aliviar dolores y empezar a distinguir lo que sirve y lo que no.
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