Si algo nos enseñaron siempre en la escuela, en todos sus niveles, en todos los tiempos, en la pública o en la privada es que nada es mas efectivo para inculcar que el ejemplo. Desde lo mas profundo del razonamiento hasta los extremos místicos, se valora claramente mucho mas el hacer que el decir. Se predica con el ejemplo se sostiene.
Y entonces, cada día resulta mas difícil digerir que sea en la EDUCACIÓN donde la Argentina emite sus peores ejemplos.
Muchos ya insostenibles. Indefendibles. Inexplicables.
Cuando en 2003, en el abismo de la realidad argentina, asumió como presidente el fallecido Néstor Kirchner, iniciando así el actual ciclo que hoy preside su esposa, su primera gestión fue destrabar una huelga docente que se extendía por mas de dos meses en Entre Ríos. Y justificada estaba la orgullosa postura presidencial por ese primer logro. Y merecidos los elogios por el empeño de su palabra en que eso no volvería a observarse mientras durara su presidencia.
Este nuevo frustrado comienzo de clases en la Argentina, resulta el cuarto o quinto ciclo consecutivo que «comienza» con las escuelas cerradas.
Con los chicos en sus casas. Con los docentes hablando por radio o manifestando en las plazas.
Con los gremios mostrando razones indiscutibles para justificar sus reclamos. Pero a la vez con posturas, actitudes y medidas absolutamente indefendibles.
A los hechos: ¿ Cómo puede gobierno alguno procurar comprensión para salarios de docentes que no alcanzan los cuatro mil pesos, y eso sumándole varias bonificaciones «en negro» que no existen en los básicos?. Hasta la pretensión de hacer de esto una oferta razonable da vergüenza.
Mas hechos desde la otra cara. ¿ Cómo explican algunos gremios que recibiendo la paga reclamada casi sin objeciones como ha ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, entonces igual vayan al paro por una escasez de vacantes para la franja de 0 a 3 años que es mucho mayor en el resto del país donde no dicen una palabra ?. ¿Sólo porque en ese distrito el que gobierna, aunque sea de los pocos que les paga lo que reclaman sin éxito en casi todo el país, «no es del palo» ?. También da un poco de vergüenza.
Mas hechos desde todos los lados. ¿ Cómo explicar desde el gobierno, desde la política toda, desde la docencia y desde las instituciones educadoras, el lugar al que ha caído la educación nacional en el orden mundial, ante cada encuesta de calidad que realizan organizaciones internacionales de irreprochable prestigio ? Ese lugar entre los últimos del planeta también da vergüenza y no poca.
En realidad, luego de varios años de marzos que se repiten, de ofertas y reclamos ya casi oídos de memoria, de justificaciones que resultan poco argumento y de luchas entre sectores que parecen no darse cuenta que desde que mas se enfrentan mas han perdido todos y mas nos hacen perder como país, los testigos absortos de esta notable capacidad para el daño y nula para las soluciones también estamos avergonzados.
Pero además con bronca. Casi con indignación.
¿ Cómo explicar que un gobierno recién asumido, que aún repite que llegó al poder en medio de las llamas del infierno pudo en un par de días desatar aquél nudo interminable de Entre Ríos en 2003 y en medio de las abundancias que supo conseguir hace cuatro o cinco años que no logra destrabar esta repetida película ?. Y a nosotros no con esto de que las responsabilidades / culpas son ( solo) de los gobiernos provinciales.
Esperar marzo ….., perdón y en marzo pedir «por favor» una semana mas de compasión para poder hacer el discurso del Congreso sin el problema a la vista, dan bronca, indignación e impotencia.
Claro y contundente.
Pero, esperar marzo, para gritar a los cuatro vientos: « Ahhhh no, así no podemos empezar las clases. Esto es inaceptable» y otra vez lo mismo por cuarta o quinta vez no despierta solidaridades.
Si no son los mas lúcidos ciudadanos, que se supone a los educadores los que encuentren alternativas mas sólidas, efectivas y conducentes que no ir a trabajar en una tarea de responsabilidad social y compromiso «excepcional», ¿ Dé qué nos quejamos el resto de los argentinos cuando paran otros gremios o marchan otras organizaciones – iguales de respetar e idéntica dignidad – pero a las que puede caberles el derecho a estar menos preparados intelectualmente para encontrar caminos alternativos a la huelga ?.
La sociedad que en su mayoría no esperaba mucho mas de la mayoría de los gobiernos para sus docentes, si esperaba cual una lección bien aprendida una respuesta diferente, inteligente, mas cercana al sentido común de los dirigentes docentes. La que seguramente muchos lectores imaginaran o hasta se animarían a proponer.
Menos la simplona y antigua respuesta: vamos al paro.
Un año mas con casi todo el país mirando como se repite la película de gobernantes ofreciendo vergüenzas de salarios, explicando que no hay mas plata un rato después que algún ministro nos asegurara lo bien que estamos, con la oposición solo haciendo el relato de lo que pasa y mirando encuestas para ver de que lado ponerse y educadores que solo apelan a tomar a los chicos ( absolutas víctimas de todos los demás ) como aquél que de «botija» se llevaba la pelota del potrero cuando no le gustaba el partido, también – hay que decirlo – nos tiene hartos y consumidos.
Y de esto solo podremos pensar en salir si en las próximas horas, cuando los gobiernos sigan discutiendo por migajas y monedas, la luz sale del lado que la esperamos ( de los que educan ) y con los guardapolvos puestos, frente al pizarrón de cada aula y con sus alumnos aprendiendo desde la tabla del uno hasta el teorema de Pitágoras y las obras de García Marques ( hoy en su memoria) nos digan al resto del pueblo la forma inteligente que han encontrado para hacer valer sus derechos que nadie les niega y por el contrario aquí reivindicamos.
Y por las dudas, que esas medidas sean las que aplicarán en Tierra del Fuego o en Misiones. En Ranchos o en Chasco mus. Gobierne quien gobierne y sea del partido que sea.
Para que podamos acompañarlos desde el resto de la sociedad. Con pasión y compromiso. Y para que dejemos de sentir vergüenza de todos y solo nos quede la que nos hacen sentir aquellos a los que podemos cambiar con el voto.
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18 de abril de 2024