Hasta la letra de un tango dice: « Mientras mi razón te condenaba sin piedad, mi alma perdonaba tu maldad» y no hay dudas que en muchos casos el razonamiento sereno y reflexivo se da de bruces con los impulsos que marcan otros factores humanos. Esos que suelen ser señalados como forjadores del humor social, que no siempre está signado por razones tan lógicas y fundadas.
El planteo lo hacemos a pocas horas de pasadas las elecciones, jornada de consulta para procurar conocer lo que quiere y reclama la ciudadanía.
Lo primero que se nos ocurre que tanto en la elección de todo el territorio bonaerense como en la del distrito de General Paz, ha incidido en el resultado final una fuerte dosis de sensaciones, de estados de ánimo, de cansancios e ilusiones que marchan por caminos muy separados a los del análisis sesudo y minucioso de tal o cual fuerza y/o sus candidatos.
En este sentido nos animamos a dejar sentada la siguiente pregunta: ¿ Cuántas mejores condiciones polìticas creyeron observar los bonaerenses en Sergio Massa en comparación con Martín Insaurralde para votar con tanta diferencia en favor del primero? ¿ Acaso no es el mismo Massa que fue parte de una derrota sorprendente en la misma provincia hace cuatro años ?
¿ Y cuánto tiene ese voto con enojos con funcionarios del gobierno, con ganas de ganarle a determinados personajes y hasta de considerar que es hora de cambiar, aunque si la razón ocupara su lugar, advirtieran que de cambio hay menos de los pensados en los elegidos ?
Y en el orden local. Dejando al margen la consideración personal de los candidatos que en las comunidades pequeñas es bastante conocida y que incide en la decisión ciudadada, ¿ Qué otros elementos forman parte del asombroso crecimiento electoral de una fuerza que hace años no cuenta con representantes en los cuerpos deliberativos, ni funcionarios que puedan destacarse en el gobierno ?.
¿ Por qué ellos y no otros espacios con candidatos tambien reconocidos «buenas personas» ?.-
Y seguramente hay mucho de «humor social» en esta decisión. Y seguramente tambien tiene que ver con tres décadas de gobierno de una fuerza polìtica con sus diferentes versiones y hasta una división que la hizo competir a si misma y luchar por el poder con dos candidatos propios.
Si un resquicio encuentra el análisis minucioso es que « treinta años de gobierno de un mismo partido genera un grado de cansancio y saturación» que han tenido que ver sin dudas en esta expresión del domingo pasado.
¿ Qué significación alcanza este cansancio ? ¿ Este agotamiento es solo por tanto tiempo del mismo liderazgo ? Es imposible precisarlo, pero se advirtió que al menos existe.
Mucho, poquito o ……
Porque si bien nadie pondría en duda la razonabilidad de la mayoría de las críticas que el gobierno ha recibido en esta campaña por algunas iniciativas y por algunas deudas pendientes, nadie en un sereno balance negaría los importantes logros alcanzados en los últimos años. Tanto es así, que quien se ha destacado numéricamente en la oposición ha sido la fuerza que mas ha aceptado esos logros y los ha mencionado en su campaña y es quien menos críticas le ha hecho al oficialismo.
¿ Es qué si la razón de esta modificación electoral tiene que ver con lo anímico de la población, con cierta necesidad de ver rostros nuevos, de concretar ese tan ansiado cambio del que siempre se habla en política, para qué entonces discutir obras mas o gestiones menos, si no pasa por ahí la motivación de gran parte de la comunidad ?
Pareciera que alcanza con decir: «Nosotros somos los otros. Está todo bien, han gobernado bien, pero ahora venimos un rato nosotros».
Y poco mas. Pero vaya si es válido esto ateniéndonos a la respuesta soberana de la gente.
La pregunta es: ¿ Qué se puede hacer desde un gobierno si ésta es la causa principal que le ha minado el respaldo ciudadano ?. ¿ Pueden revertir lo dicho con mas servicios, mas barrios de vivienda, mas paseos públicos, mas gestiones por radicación de industrias ?
O esto sería como prometerle a la novia que le dice a su pareja: « Se me acabó el amor. Hasta acá llegamos» que adelgazará unos kilos, cuidará mas su imagen, trabajará un poco mas, la llevará de vacaciones y le hará un regalo.
Difícil que logre salvar la relación.
Y es que ciertamente, entre los gobiernos y los ciudadanos, mas allá de las cuestiones que hacen a dar respuesta por parte de los primeros a los reclamos de los segundos y del rol de cada parte, se establece un romance, un idilio que mientras dura hasta disimula los errores que pueda cometer un gobierno. Pero que cuando por algo se rompe, requiere de terapias muy profundas y tratamientos mas sicológicos que materiales.
Claro que resulta muy pronto para que esta elucubración resulte valedera en parte o todo su desarrollo.Pero en el inicio de un nuevo ciclo político que empezará a marchar hacia el 2015, no es irresponsable plantearse si hay crisis de relación o se ha roto un idilio que lleva 30 años en General Paz. Y en tal caso, vale preguntarse si hay tiempo para rehacer la relación, cambiar sus protagonistas y generar nuevas fantasías o entregarse a la resignación recurriendo a la frase del chiste: « Y si me entero….. al menos que no me duela».
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18 de abril de 2024