Pocas ciudades como Ranchos en la región carecen de alternativas aptas para determinados eventos culturales, congresos, convenciones, presentación de ciertos espectáculos y otras actividades habituales en la sociedad actual y necesarios ademas para la vida de toda comunidad.
El salón de actos de la escuela nº 1 es desde hace muchos años, el lugar donde se realizan desde disertaciones en campañas políticas, asambleas de la Cooperativa de Electricidad, programa de actos municipales y unas cuantas actividades mas, ajenas a la organización directa de la escuela. Aún sin contar con las comodidades mínimas ha sido y es el escenario donde se ofrecen obras teatrales y hasta danzas grupales de todo tipo.
Dicho sea de paso, ante lo enunciado es natural que las instalaciones estén sintiendo el uso y los años y estén pidiendo una puesta en valor de todo el salón con las reparaciones que hagan falta. Y la misma debería contar con una financiación que comience por lo que mas han usado del mismo durante tanto tiempo.
Dicho lo dicho, vale pasar al meollo de la cuestión. Si en algo el retroceso y la decadencia ranchera se hace ostensible, es por este aspecto. No es pretensión de esta columna remitirse al histórico anfiteatro donde actuara la famosa orquesta del maestro Francisco Canaro y que después de ser el local de una famosa tienda, fue presa de las llamas en la esquina misma del Palacio Municipal.
No hace falta ir tan atrás. Ranchos tiene en la actualidad la amplia y bella sala del Cine Unión Italiana; la sede del club de Pelota Independientes con alguna obra a medio hacer y frente mismo a la plaza central el edificio de la Sociedad Rural que es una verdadera belleza y con unos espléndidos salones en su primer piso que por cierto muchos rancheros ni conocen.
Qué tienen en común estos lugares citados?. Que prácticamente ninguno presta un servicio a la sociedad acorde a las necesidades de la misma y de estos tiempos. El club de la calle Giles, clausurado hace ya tiempo. Cerrado y en condiciones edilicias lamentables que obligan a ocuparse de las mismas antes que las ellas se ocupen de generar algún problema serio. Ademas de la muy débil condición dominial. La sala del cine requiere que sus ad-ministradores y el estado se sienten a acordar la forma de su reparación y puesta en valor total. No hay en toda la zona una sala similar que siga bajo la administración exclusiva de la sociedad propietaria. En Monte, en Bel-grano, en Pila o en Chascomús, por citar algunos ejemplos la explotación y el mantenimiento de los cines/teatros están bajo la órbita de esos municipios. En algunos casos, por ejemplo el Español de Belgrano hace algunos meses se reabrió luego de un año de trabajos y es un orgullo de los belgranenses esa sala, donde la actividad cultural es amplia.
En el caso de la tradicional Sociedad Rural ya es hora que sus dirigentes (por cierto vecinos respetables y con amplio sentido común) y las autoridades municipales se «sienten en serio» a tratar y cerrar una serie de aspectos que involucran a ambos. Naturalmente que el primero que ya no debe esperar mas es el traslado de los locales ferias de su actual ubicación en pleno ejido urbano. No puede ni debe seguirse hablando del tema como para «hacer que nos ocupamos». En treinta años se ha hablado de la cuestión. ¿Hará falta que un día haya una tragedia motivada por el movimiento propio de la actividad ferial para que las autoridades tomándose la cabeza pongan plazo firme a tal evacuación?.
Pero además, una entidad como la mencionada y el estado se necesitan y se sirven mutuamente. Un ejemplo cabal de ello fue la exitosa implementación del SOS Rural que la sociedad llevó adelante junto al municipio y la Policía y que es un ejemplo seguido por muchos distritos. Hace mucho que gira la idea de una nueva y moderna Terminal de ómnibus que muchos imaginan en la esquina de Garay y el camino del desvío de tránsito pesado, propiedad de la Rural. Y la idea parece ser excelente. Y por último, la histórica sede central de Garay y Sarmiento, seguramente podría ser parte de algún proyecto mas generoso con sus amplias instalaciones que las que presta hasta hoy.
Hay mas para agregar claro. La vieja estación ferroviaria. El «hospital viejo» etc. etc.- Pero está claro que es mucho pedir.
Si es hora de empezar por algo. Y esta no pretende ser una crítica ácida sino un llamado a las responsabilidades privadas y públicas. Con acento especial en quienes mas debieran ocuparse «en serio» de estas cuestiones que es el Concejo Deliberante. Allí no solo pueden sino que deben poner manos a la obra. Las herramientas las tiene ese departamento. Solo hay que aplicarlas. Las Ordenanzas no solo valen por las que se sancionan sino por las que se omiten.
Y en este contexto hace décadas que en Ran-chos se hace poco y casi nada. Y la única manera de reparar la omisión es poniendo manos a la obra ya. No hay razón alguna que justifique seguir mirando para otro lado.
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24 de abril de 2024