Así como hace un par de de ediciones en este medio se analizó críticamente la primera entrega del ciclo televisivo local TIEMPO de Votar, en el que el conductor del ciclo y el intendente municipal se extendieron en discuciones poco menos estériles – mas allá del derecho y hasta la razón que sobre esos temas le cabe al gobernante-, apenas un par de semanas mas tarde el mismo ciclo dejó un material mas que adecuado para ser abordado desde este espacio editorial.
El jueves estuvo en el estudio, en el tercer programa el actual consejero escolar Adrian Giminez, invitado en su carácter de consejero, aunque no se pueda obviar que es tambien candidato del oficialismo a renovar esa banca.
Pero la idea era conocer, poner al alcance de la comunidad, el rol del cuerpo, sus responsabilidades, presupuestos, prestaciones, cantidad de personas y otras caracteristicas que hacen a un cuerpo cuyos integrantes son electos por el voto ciudadano y del que – ahora ya afirmado sin dudas -, esos ciudadanos sabemos poco y nada.
¡Cuanta demagogia termina existiendo cuando se habla del <<soberano>> y la decisión que toma a traves del voto, cuando este es solicitado para elegir gente que ocupará cargos que casi nadie sabe que implican!.
Y si bien esta idea sobrevolaba en la conducción del programa, una vez terminada la exposición del consejero – que estuvo a la altura de las circustancias -, nada quedaba para seguir dudando.
Los consejeros escolares, con sus particularidades según los distritos a los que refieran, son verdaderos segmentos olvidados por los gobiernos, los partidos politicos, la dirigencia, los medios de comunicación y por ende por la sociedad toda. Con las excedpciones – a toda esta descripción que toda regla tiene, un solo dato alcanzaría para sustentar nuestra afirmación: hoy en la Provincia de Buenos Aires – suponemos que será igual en todos lados a nuestro distrito – fija como dieta para un consejero escolar la suma de dos mil doscientos pesos mensuales.
Y pasamos a curarnos en salud, habida cuenta que no ignoramos la existencia de memoriosos – nosotros tambien lo somos – que rápidamente remitirán a épocas donde los concejeros escolares ejercían gratuitamente sin recibir remuneración alguna. Lo sabemos.
Tambien los concejales lo fueron alguna vez Ad Honorem.
Para aprovechar este espacio y hacer un merecido y nunca abundante reconocimiento, bastará con remitirse a un mojón de esos tiempos, que fue la figura de Don Pablo <<Mino>> Pacheco, patriarca de los concejeros de un tiempo que fue y ya no volverá a ser.
Hace mucho que en esta otra Argentina, la escuela es otra cosa que aquella. porque los alumnos que las ocupan – hasta cuando hay paros docentes – están en una condición muy diferente a la de aquellos. Y porque los años de progreso y crecimiento hicieron que desde el estado, haya que pensar primero en como llevar a esos chicos desde su casa hasta la escuela, luego llenarles el estómago semivacio desde sus hogares, darles cobijo en muchos casos casi todo el dia, alimentarlos en su transcurso y transportarlos de regreso a su hogar.
¡Claro…, en todo ese tiempo tambientratar cuando se puede de enseñarles cosas leer y escribir mas o menos de forma entendible!
Sabemos que no estamos hablando de todos los chicos. APENAS si son algo mas de mil los que desaqyunan o meriendan en los colegios rancheros. APENAS algo mas de cuatrocientos los que recieben ademas otro refuerzo alimentario en la escuela. Y son llevados y traidos desde el hogar a la escuela <<los que podemos, porque como no se actualizan las tarifas y hay demoras en los pagos, pocos quieren presentarse a las licitaciones de transporte escolar>> segun lo dicho por el propio consejero.
No hubiera podido Don Mino en estos tiempos. Ni él con su enorme disposición y vocación.
Virtudes que no les han de faltar a la mayoria de los actuales consejeros. Porque en este partido <<somos cuatro consejeros, dos secretarios uno técnico y otro administrativo y seis empleados en total>> para atender 46 servicios educativos en lo que hace a sus estructuras edilicias, provisión de comedor, transporte, arreglos y mantenimientos, obras de ampliación, reparaciones, etc etc.-
Y todo con la debida documentación, cumplimiento de normas, la infaltable dosis de burocracia que los estados superiores imponen.
<<Cada escuela es una casa. Pero en la que viven 100 personas. Y es natural: Si en tu casa la gomita de la canilla se rompe una vez por año, en la escuela se rompe una por mes>> Dice Gimenez.
<<Claro. Porque no son solamente cien personas. Son cien chicos>> se nos ocurre decir.
<<En realidad, las normas nos exigen a los consejeros escolares sesionar al menos una vez por semana. Esa es nuestra obligación>> informa en el citado programa el invitado. Y agrega << pero creo que si nosotros dejamos una semana sin estar en el consejo, el distrito se cae a pedazos. Hay que estar todos los dias>> agrega.
La cuestión da para extenderse.
Pero vale la pena la aclaración que los entendidos estarán haciendo desde varios renglones arriba. Los docentes que ocupen el cargo de consejeros escolares, perciben en lugar de la dieta citada, el haber que le s corresponderia por ejercer el cargo pertinente al momento de tomarse la licencia docente.
No cobran los dos mil docientos pesos.
PERO LOS DOCENTES.
Cualquier otro ciudadano que ocupe el mismo cargo y para el que ser docente no pareciera en el balance final significar ninguna prioridad ni ventaja, percibirá esa ridicula suma. ¿Hace falta que solamente reflexionemos dónde queda el básico y elemental principio de a igual tarea, a igual responsabilidad, a igual compromiso, igual remuneración?
Nace en su propia existencia una discriminación inaceptable y que no por poco conocida, deja de ser sorprendente. Para agregar, en el caso de un docente jubilado el premio por aceptar ser elegido es RETIRARLE LA JUBILACIÓN Y PAGARLO DURANTE TODO SU MANDATO DOS MIL DOSCIENTO PESOS MENSUALES. ¿Será que a la luz de las sombras, se van dejando los consejos escolares como un coto de caza solo para docentes activos?. Si algo así fuera, no es a los docentes ni sus representaciones a quines hay que presentarles los reclamos. Nunca mas cierto aquello de que la cul,pa no es del chancho.
En una sociedad donde pocas cuestiones llenan tanto la boca de los dirigentes politicos como los chicos, la educación, el creciemiento y la formación (y una ristra de agregados) resulta que el transporte que lleva y trae a nuestros chicos a la escuela, la marienda y el almuerzo que se les da, el baño que utilizan, el servicio que tiene y una serie de cosas mas, queda en manos de un minusculo grupo de personas, a las que se discrimina desde la base misma del sistema, de forma tal que si docente con cierta trayectoria podrá percibir una remuneración de las que paganimpuesto a las ganancias, pero si un medico pediatra, un ingeniero, un abogado, una asistente social o lo que fuere, considerara que vale la pena dejar toda o gran parte de su actividad profesional privada para ofrecerse a una elección como aspirante a concejero escolar, entonces esa/a vecino/a se le pagará por sus diarias jornadas de servicios, dos mil doscientos pesos.
¡Una joyita de sistema!
Lo mas extraño es que sin pretender adjudicarnos prevalencia alguna en la cuestión, jamas oimos hablar demasiado de este tema. Ni oficialistas ni opositores. Ni gremialistas, ni periodistas. Ni analista ni consultor.
EN LA ARGENTINA DEL DISCURSO VIVO SOBRE LA EDUCACION, LOS CONSEJOS ESCOLARES SON EL MAS LEJANO RINCON DE LOS OLVIDOS AUN EN PLENAS CAMPAÑAS ELECTORALES.
Eso si que no importa.
Y así. Solo así, llega a entenderse lo que mas de una vez hemos verificado en mas de un espacio político a la hora de armar sus listas. En aquellas que a poco menos de sangre y fuego, acuerdan sus listas de concejales, donde hasta uncasillero de suplente es motivo de inacabables asambleas, solo cuando eso es superado, se busca en la mesa de los retazos y de ahí <<arma la de consejero>>
Está claro. Nunca vemos una pelea por ser consejero escolar. Y tampoco vemos la ciudadanía decidir su voto por un concejero.
Eso si: que nadie dude que para toda la dirigencia argentina la educación es prioridad. ¿O nunca escuchó aquello de la verdadera revolución pasa por la educación?