El tiempo de los partidos (en verdad ya no existen y son espacios) políticos, los dirigentes, los punteros, referentes, propietarios de sellos partidarios y otros resortes de las runflas campañeras ha terminado en lo que hace a la etapa de armar las famosas listas.
Este tipo especial de rosca ha quedado ter-minada para dar lugar a otras, no menos intensas, tramposas, oscuras y en casos cuasi propias de otro tipo de actividades menos trascendentes que la política, al menos como concebimos nosotros a ésta.
Y lo cierto es que peor saldo no podía dejar esta instancia ni en los propios involucrados, ni en las agrupaciones que irán por las urnas, pero sobre todo en la imagen de la sociedad en general que asoma azorada a las formas y las herramientas que utiliza la clase política para determinar a las que se suponen son las mejores mujeres y los mejores hombres para representar a la sociedad y administrarle sus existencias.
Empezando por lo menos importante, ninguna de las las pocas listas que al final tomarán parte de esta contienda se ha visto totalmente satisfecha. A todas les faltó alguna figura que quisieron contar, a todas se les escaparon algunos valores sumavotos y fundamentalmente, todos, deben dedicarse ahora a restañar las graves heridas que su propio proceder generó.
Es bastante difícil ser enfermero de sus propias víctimas.
Pero lo que ha traspasado las fronteras de los camarines dirigenciales y ha ganado la calle es mucho peor. Por el lado de la oposición mas firme, que la candidata a vicepresidente haya elegido a su presidente sería muy cómico si no se tratara de quienes pueden ser los artífices de nuestras vidas y bienes. Que en ese espacio se siga pretendiendo que los métodos no son los mismos de siempre y que la lapicera que sigue digitando todo no está en las mismas manos de los de siempre es un burdo ataque a la inteligencia de la sociedad. Que se haya llegado a límites como los de tener a supremos dirigentes nacionales discutiendo hasta pasado largo rato del plazo legal de las 24 Hs del sábado discutiendo los candidatos de municipios como Tigre o Chascomús, siempre por cuestiones tan nimias que nadie puede pensar que estaba en juego la consideración de lo que creían mejor para los chascomunenses o los tigrenses es insólito. Solo cosas de los cuatro o cinco que deciden ya por todo el país al que convocan ahora para que que hagamos la pantomima de parecer los que decidimos.
Que en las filas del actual gobierno nacional también todo lo haya decidido un funcionario nacional y la gobernadora de la provincia no es diferente, ni mejor ni peor que en la vereda de enfrente.
Simplemente igual.
Con un triste rol del convocado a vicepresidente (podrían hacer una fórmula en el futuro A. Fernandez – Pichetto) que no tuvo incidencia alguna en el armado. Con la gobernadora peleándose con cuanto dirigente se cruzara para sugerir un nombre (lo ocurrido con el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó le costará mas votos de los que Vidal supone), pero que se haya llegado al límite de comprar un sueño de sello como el que patrocinaba al candidato Espert, dándole una banca en el Congreso Nacional para que «nos represente» solo por ese favor ya es sobradamente vergonzante.
Por último, la genialidad de quienes en nombre de las mujeres impusieron hace algunos años esa insostenible ley de cupos, impidió que dos mujeres respetadas en es-te circo de impresentables como Graciela Caamaño y Margarita Stolbizer fueran los candidatos uno y dos de una tercera fuerza que tiene posibilidades de ubicar dos diputados nacionales en el futuro Congreso, se suma al panorama.
Todo este desparpajo sin límites no puede menos que dejar ofendidos, arrepentidos, enojados y mucha gente dispuesta a acciones non santas. Por eso se afirma que ahora es el turno de las ambulancias.
Vehículo que remite a la imagen de un servicio de salud que viene por los heridos a curarlos y ponerlos nuevamente bien.
Frase que también suena hueca e hipócrita. ¿Cómo van a curarnos los mismos que nos dejaron heridas hasta en el alma? ¿Cómo van a ser los reparadores si son los claros culpables de lo ocurrido?
Lo que es probablemente cierto es que vengan en una ambulancia. Siempre tratan de disimular sus verdaderas intenciones y entonces no debe extrañar que lleguen en ambulancia y con guardapolvo blanco y hasta nos juren que son médicos que vienen por nuestra salud.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 29 de Junio de 2019)