Por Héctor Ricardo Olivera
Chascomús, 31 de marzo de 2019
Freddy:
Como sabés, he vivido durante unos 40 años la actividad política dentro de la Unión Cívica Radical.
Estuve enlaguna Setúbal, Santa Fe, en noviembre de 1968 cuando dimos nacimiento a la Coordinadora.
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde entonces y siempre he tenido por principio esa enseñanza alfonsinista que nos dijo que debemos seguir ideas y no hombres.
Retirado desde hace años de la participación activa del viejo Partido sigo igual preocupado tratando de informarme y poder emitir opiniones sobre las cosas que le pasan a la Argentina.
Te escribo para expresar mi desagrado por tu reciente actitud hostil para con el Gobierno de “Cambiemos”.
Creo que con la oposición peronista alcanza y sobra para saber cuáles son las dificultades que hoy le duelen a la Argentina.
La crisis económica y sus consecuencias sociales son más que evidentes como para que tu voz se sume a la de los que generaron las condiciones que hoy vivimos.
Igualmente es cierto que no ha habido de parte del Gobierno una respuesta adecuada para evitar el avance de la pobreza, la crisis de la industria, la inflación y el deterioro de nuestra moneda.
El tema es ver qué hacer para ayudar a la recuperación.
Vivimos, sin dudas, los peores tiempos de este turno y es entonces doloroso que en lugar de imaginar soluciones te sumes al coro facilista y demagógico de la especulación mezquina.
Naturalmente que tenés la libertad de hacerlo, que es la misma que humildemente uso lo para escribirte estas líneas.
Hace tiempo que me siento ajeno al Radicalismo que aprendimos de la vida y de los libros.
No creo adecuado que aparezcas anunciando la defensa de principios y valores que se perdieron en el camino.
La UCR pactó con Menem, llevó de candidato a este mismo Lavagna que hoy te parece “interesante”, jugó con Moreau que sacó el 2,32 % de los votos en el País y el 1,1 % en la Provincia, en el 2015 no presentó candidato propio a Gobernador de Buenos Aires, razones por las que no entiendo la rebeldía adolescente tardía que hoy te impulsa a pronosticar la ruptura de “Cambiemos”.
Entiendo que las dificultades objetivas deberían perder valor frente a la puerta que estás abriendo para el retorno al populismo autoritario y corrupto que desplazamos hace menos de 4 años.
Me cuesta entender tus nuevos socios, Casella y “Ricardito” Alfonsín.
Vos sabés que di, como tantos, dura lucha en condiciones muy adversas en tu nombre contra ellos mismos y ahora los veo formando una línea de tres tan antigua como la de Blanco, Peano y Sacchi en el Racing de mis amores.
Te vi en el programa de Fantino en canal América repartiendo carne a esa jauría de lobos hambrientos que acompañaron y magnificaron tus acideces.
Vuelvo a decirte que lejos está de andar todo bien.
Pero también reitero que peor será si ayudamos al retorno al horror que logramos sacarnos de encima.
Labagna, ese nuevo amor tuyo, no habla de la corrupción y conociendo el paño es probable que de la mano de Duhalde, uno de sus mentores, se esté maquinando una amnistía igual que la que defendía Lúder cuando perdió con Alfonsín.
El genocidio de la dictadura es primo del genocidio económico de los que se robaron todo.
En fin, yo diría que al viejo Radicalismo hay que dejarlo tranquilo.
Todos tenemos ya el cabello pintado de blanco por el paso de los almanaques y deberíamos poder alzar la mirada para ver como se puede salir del caos sin caer en la vuelta al populismo no democrático.
Has sido Legislador, Ministro de de la rúa, activo dirigente que muchos seguimos con fuerza y esperanza.
Has salido en los diarios, en las radios, en la televisión y en las redes sociales.
Es hora de dejar espacio para los más jóvenes, acompañar sin ansias protagónicas y dedicarse a la familia, la lectura y el descanso.
Para cuestionar el Pacto de Olivos escribí “la caída del Radicalismo”, Editorial Corregidor, 1985, el primero de mis cinco libros y sigo desde hace años con esta columna semanal de opinión que distribuyo tanto como puedo.
Precisamente por la edad que te reitero ya tenemos, una carta es más que suficiente para celebrar que estamos vivos.