El comportamiento cada vez mas generalizado de algunos sectores de la sociedad argentina que sobre todo en las grandes urbes permanentemente vive movilizándose, ganando las calles como ahora se afirma, con protestas, marchas, piquetes y todo tipo de movilización, pareciera haber generado como una reacción no bus-cada. Una actitud diametralmente opuesta en el resto de la sociedad: una quietud y parsimonia ante las cuestiones que mas afectan sus vidas que en algunos aspectos es tan nociva como la virulencia de los movilizados.
Un extremo y el otro, tan malos uno como el otro.
Esto viene a referirse a lo que muestra la comunidad ranchera y sus posturas ante cruciales temas que son fundamentales para la comunidad. Una parsimonia tan contundente que cualquiera podría considerar que «todo está en orden» y no hay nada que decir.
Solo las redes sociales para opinar de todo, generalmente sin el menor conocimiento. Para quejarse a coro. Y los festejos por algún buen resultado de fútbol generan alguna caravana y un poco de ruido en la plaza.
Del resto, poco y casi nada de interés.
Esta semana se producía un diálogo entre dos vecinos de los llamados informados que se mostraban preocupados por una misteriosa iniciativa que aún está en las tinieblas pero que algunos dirigentes intermedios están madurando para vender una empresa de servicios que es de todos los rancheros. Uno de ellos lo miró fijo a su interlocutor y casi como buscando una explicación le dijo: «Pero esto no se puede ni considerar si no se pone a debate en la comunidad…..» y la respuesta fue breve, concreta y lamentable: « Yyyyy….si la gente se deja robar».-
Y entonces fueron recordados algunos tristes episodios de la historia ranchera. El final de algunas instituciones, las ventas de sus bienes nunca muy bien explicadas de las que no se salvó en su momento ni la sede de uno de los mas tradicionales partidos políticos rancheros.
«Hay gente que viven aconsejándote como administrar la cosa pública y cuando le mirás su historia no resisten ni una pregunta. Han chocado desde un campo hasta una calesita» insistió uno. Y la misma respuesta: « Yyyyy si la gente se deja robar….. al final vamos a creer ya que no solo podemos robarla, sino que debemos hacerlo» remató el segundo vecino.
Triste realidad, pero no carente de mucho realismo.
Esta semana hubo corridas de un pequeño grupo de dirigentes políticos (poquitos) consultas al gobierno municipal y algunos pedidos para conformar una lista de consejeros para la Cooperativa de Electricidad. CINCO vecinos para integrar el consejo de Administración de la mayor empresa del distrito. La que nos brinda los servicios mas básicos. La que genera la mayor fuente de trabajo privado. La de mayor presupuesto.
Al final se sumaron dos o tres personas nuevas. El resto son las que aceptaron estar un tiempo mas hasta que aparezcan otros.
Y en una semana se realizará la asamblea de socios y nadie en su sano juicio podrá estimar que haya mas de cien socios, cuando debería esperarse que no menos de 500 o 600 le dediquen unas horas a ese cónclave para preguntar, exigir respuestas, hacer propuestas, discutir ideas.
Seguirán las redes sociales llenándose de quejas por los cortes de energía. Por el funcionamiento de Internet. Por el costo del servicio. Y por muchas cosas mas.
Pero no mas que eso. Escribir algo mientras tomamos unos mates frente a la PC es todo el esfuerzo que hacemos por nuestras cosas.
Y la cooperativa no es la excepción. No sobra la gente dispuesta a integrar comisiones en Bomberos, en clubes sociales, en instituciones intermedias.-
En definitiva donde se van formando dirigentes que con cierta experiencia y preparación luego pueden ser los dirigentes que administren la cosa pública. Los que nos gobiernen.
A la administración pública muchos llegan sin el menor antecedente de gestiones anteriores. Y en esas condiciones, ¿Alguien puede esperar que lo hagan de la mejor forma?.
Rotundamente no. Y esto pasa en el interior y resulta evidente que mucho de eso afecta a nivel nacional.
«No surgen figuras» se escucha cada vez mas seguido.
Y no surgen en el país, porque el almácigo que les da existencia en cada pueblo del interior está apagado.
Cansado. Desinteresado.
Es difícil preparar un presidente de la república si en una ciudad como esta no se encuentran veinte, treinta, cien vecinos dispuestos a conducir su cooperativa de luz, sus instituciones y también sus partidos políticos y su gobierno.La democracia de la apatía no es tal.
Finalmente, no queda mas que admitir la existencia de los que están.
La vigencia de los únicos, en los lugares don-de debieran estar los mejores.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del 15-12-2018)